CAPÍTULO 1

943 Words
Valentina abrió los ojos de pronto, el sonido del agua caer, la había despertado. —No puede ser... — murmuró — No se va a colar de nuevo. Se levantó dando un salto de la cama, y se colocó bien la ropa, ¿Cómo había podido quedarse dormida? Sí sabía que tenía un compromiso. —Mierda, mierda, mierda — maldijo mientras abría la puerta y cruzaba el pasillo— Maya, te dije que tengo una cita, y que no te colgaras en la ducha... joder por una vez podrías dejar que me duche antes y así por una vez podría llegar a mi hora a los sitios ¿Vale? — Valentina sabía que su amiga duraba horas mientras se bañaba. A paso ligero terminó de cruzar el pasillo, y alcanzó el pomo de la puerta. —Haz el favor de salir del cuarto de baño, ¡Ahora mism...! — la voz de Valentina se apagó al ver que el cuerpo de su amiga no era el que estaba en la ducha, sino el de un increíble hombre, demasiado sexy, que se estaba colando antes que ella en la ducha. —Perdona — dijo ruborizándose hasta la raíz del cabello y cerrando la puerta de pronto — ¡Dios! — dijo en un susurro. De pronto su maldita mejor amiga apareció ante ella. —¡Valentina ! —¿Se puede saber quién es el hombre que está en mi cuarto de baño desnudo? Su amiga sonrió y la puerta se abrió. —Kaleb James... encantado de conocerte — se presentó con una sonrisa muy sexy — ¿Eres Valentina no? —mirándolo fijamente ella asintió — Maya me ha hablado mucho de ti. —Bueno... creo que ya no hace falta que te presente a mi hermano ¿No? — rió la cobriza fijándose en el rubor de su amiga — Se quedará aquí unos días. Al oír eso, Valentina, quedó como pez fuera del agua, se llevó a su amiga hacía un lado y así poder hablar con ella, mientras Kaleb, volvía entrar al baño, para terminar de mudarse, ¿cómo era posible que tomara decisiones y no se las dijera? —Se puede saber, ¿Cómo se te ha olvidado avisarme que tu hermano vendría a quedarse con nosotras? ¿Cómo se te puede olvidar preguntarme sí podía? ¿Cómo, Maya? Porque no me explico. —Tranquilízate Valentina, tenemos sitio de sobra... no pensé que te importara. — dijo con calma, al ver a su amiga tan histérica. —¡Y no es que me importe! Pero no te hace mal preguntar, ¿Sabes? —Lo sé, lo sé... pero llegó temprano y me preguntó, no le iba a decir, no, vete... cuando le pregunte a Valentina te aviso ¿No? — la chica puso los ojos en blanco al oír a su amiga. —Vale, vale. — dijo rendida. —Además, ni te vas a enterar que está aquí, es un hombre muy ocupado. —Ya... y como veo tiene tus genes de colarse en la ducha. — dijo con una ceja levantada, mientras se cruzaba de brazos. —Él no sabía que te ibas a duchar tú. —Eso espero. —Además, eres tú quién lo ha pillado infraganti. — dijo Maya divertida. —¡No me lo tienes que recordar! ¡Por Dios!... si me hubieras avisado, no habría entrado como una energúmena a echarlo de la ducha... no sé qué habrá pensado de mí. —Pues no me ha importado mucho... — la voz masculina surgió de la nada, Valentina miró congelada la cara de su amiga Maya, que sonreía disimuladamente, para luego giró con cuidado — De hecho, podrías haberte unido a mi baño. — dijo con una sonrisa cínica en el rostro. Como un tomate el rostro de Valentina se tiñó, y después la incredulidad se hizo dueña de ella. —¿Perdona? — dijo algo perpleja. —No le hagas caso... es un poco.. uhm.. ¿Cómo decirlo?. — intervino Maya, tratando de aligerar un poco el ambiente. —¿Cretino? — preguntó la castaña. —Iba a decir coqueto, pero, cretino también le pega. Kaleb no dejó de sonreír, mientras las dos chicas lo "insultaban" algo que no le importaba en absoluto, ya que seguía encontrando cómica la situación pasada, y le resultaba muy divertido ver la cara sonrojada de Valentina, a quién conocía por su hermana, que la mencionaba cuando hablaban por teléfono. —Bueno... me tengo que ir, he quedado — dijo el chico, pasando de ellas. —¡Oh por Dios!, ¡mi cita! —exclamó la castaña — Ya voy tarde, y aún no me he duchado... —Si tuvieras más tiempo... te frotaba la espalda. Ignorandolo, Vale salió de allí y se dirigió al baño con rapidez. —Bueno... quizás para la próxima... — le gritó antes de que Valentina cerrara la puerta. La puerta se abrió. —¡Qué más quisieras! — gritó ella, y la puerta se volvió a cerrar. Una sonora carcajada escapó de Kaleb. —¿Te vas a dedicar a coquetear con ella? —preguntó Maya divertida. —No, solo es que tu amiga me hace gracia, es divertida. —Ten cuidado Kaleb, que como has dicho somos amigas. —Lo sé, bueno hermanita, me voy que he quedado. —¿Alguna amiga? —Un buen amigo... —¡Oh!... —No seas mal pensada Maya. —No lo soy Kaleb —respondió la cobriza — Pásalo bien— añadió, desapareciendo de la salita. —Lo haré. — dijo saliendo del apartamento con una gran sonrisa, para dirigirse a ver a su amigo.
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