Aurora Garnol.
Miro el techo de mi cuarto con mis brazos extendidos hacia ambos lados, suelto un largo resoplido sin saber que rayos hacer.
—Aurora —
—Mmm .—Levantó un poco mi cuerpo observando a Caleb en el marco de la puerta con sus brazos cruzados flexionados.
Por los clavos de Cristo se ve tan bueno.
—Me estás escuchando .—Parpadeo varias veces negando, Caleb sonríe acercándose.
Muerdo mis labios y sus ojos por una milésima de segundo se van hacia allí, mi respiración se atasca cuando nuestros ojos hacen contacto y en ellos veo algo completamente diferente, un brillo que antes no tenía.
Se acerca a mí, nuestros rostros quedan justos que si alguno hace un movimiento podemos tocar nuestros labios.
Unirlos.
Mi respiración se vuelve irregular y cuando ambos reaccionamos nos alejamos, parpadeo varias veces colocándome recta en la cama un poco tensa.
—¿Qué necesitas, Caleb? —Mi voz sale en un susurro, aclaro mi garganta —Vamos habla rápido que tengo muchas cosas que hacer —
—¿Cómo cuáles? —Me sonrió socarronamente, achico mis ojos —Ya, ya, solo venía a decirte que hay una chica que te busca abajo .—Asiento levantándome.
Camino a paso rápido sintiendo su intensa mirada en mi nuca, paso por el pasillo bajando trotando las escaleras.
—¿Lania? —Sonrió un poco al verla.
—Eh…. Si, hola, disculpa por la molestia, pero el profesor Malcom me mandó a decirte que haremos equipo para un proyecto en clases—
Me muevo hasta el librero donde se encuentra el televisor.
—¿Qué buscas? —Pegó un brinco, miro mal a Caleb.
—Lania, él es Caleb mi hermano, Caleb ella es una compañera de clase que imparte el profesor Malcom .—Hablo mientras busco el cuaderno de ella, Caleb hace una mueca para luego acercarse a la ojos negros —Aqui está, Caleb ¿Podrías por favor? —Lo miro y él asiente, se acerca a mi hasta que nuestros pechos se rocen, contengo la respiración. Levanta su mano mirándome fijamente.
—Ten .—Lo tomo entre mis manos con mis mejillas sonrojadas, niego con la cabeza, salgo de su encierro para luego darle con el libro en su espalda, Lania nos mira con la boca ligeramente abierta y poco a poco una pequeña e imperceptible sonrisa se forma en sus labios que rápidamente se esfuma.
—Esto es tuyo, el otro día se te cayó en clase .—Lo estiró y ella lo tomó entre sus manos pálidas y delgadas.
—Danke .—Al percatarse de que lo dice en otro idioma sus mejillas blancas se tornan rojas—Gra —
—Gern geschehen .—Le sonrió ocasionando que todo su rostro se tiñe de rojo.
—Yo debo irme, ya es tarde .—Sus palabras salen atropelladas.
—¿Tienes quien te lleve hasta tu casa? —
—Si, tranquila, me trajo mi hermano —
Asiento acompañándola hasta la puerta de la casa, la chica sale despidiéndose, agito mi mano sonriendo un poco.
—¿Nous mangeons?—Asiento.
Caleb se encamina hacia su móvil mientras que yo solo me siento en el mueble mirando la parte detrás de su cuerpo, se ven tan apetecible, en estos momentos tengo ganas de comer, pero comer otra cosa.
—¿Qué tanto miras? —
—Nada, solo me quedé pensando .—Bajo la vista intentando disimular un poco
—¿En qué estabas pensando? —Se sienta delante de mí juntando sus manos, la venas de sus manos se marcan de una forma que hace que aprieta mis labios guío mis ojos en otro lugar que no fuera su cuerpo pecaminoso.
—En qué…¿Cuánto tardarán en traer la pizza?—
Cruzó mis piernas bajo su atenta mirada, Caleb asiente un poco pensativo.
—¿En qué tanto piensas tú? —
—En nada, solamente en algunos proyectos que tengo pendientes .—Ruedo mis ojos.
—Puedes dejar de pensar por un momento en el trabajo —
-ñ—Claro pequeña caprichosa .—Me dedica una sonrisa, provocando un descontrol en mi parte íntima, está por decir algo más cuando el timbre es tocado.
—¿Por qué tardaste tanto? ¿Sabes el frío infernal que está haciendo afuera?—Bianca se adentra moviendo sus manos por sus brazos—Y esté bueno para nada, no me quería dejar pasar .—Apunta a Dominic que se ríe.
—Bia, no .—No logró terminar de hablar cuando se tira encima de mi —¡Joder!—Exclamó adolorida, Caleb me dio una mirada y tragó con fuerza cuando sus ojos se tornan más oscuros.
Dominic se acerca a él y le susurra algo haciendo que se tense.
—Ya vuelvo —
—Pero ¿Y la pizza? —
—No tardaré mucho —
Toma su suéter del perchero y ambos salen dejándonos aturdidas.
—¿Qué acaba de pasar? —
—No tengo ni la puta idea —
El timbre vuelve a sonar y está vez voy y abro encontrándome con el señor Pedro.
—Gracias, señor Pedro —
—No hay de qué señorita, el señor Caleb ya pagó .—Asiento.
—Disculpe, señor Pedro ¿Pero usted sabe por qué Caleb y Dominic salieron? —
—Oh, no ellos no salieron, lo que ocurre es que alguien intentó meterse a la propiedad y él señor fue a verificar quienes fueron con el joven Dominic, no se preocupe ya la policía viene en camino—
Asiento y el señor Pedro se aleja dejándome allí parada.
—¿Cuándo van a entender que entrar aquí es imposible? —Habla con la boca llena al tener un pedazo de pizza en su boca.
—No hables con la boca llena, además está es nuestra cena .—Le alejó la caja cuando intentaba tomar otro trozo.
—Pero si tienes dos cajas más—
Ruedo los ojos y ella felizmente toma otro trozo, ambas nos sentamos en el mueble con tres cajas enfrente nuestro y refresco, cuando vamos por la segunda caja de pizza la puerta es abierta y por ella entra un muy furioso Caleb y detrás de él un Dominic que se come vivo al mundo.
—¿Qué ocurre? —Preguntó con la boca llena al verlos, se ve tan sexy enojado.
Cómo quisiera que no fueras mi hermano.
—Nada, solo que unos periodistas intentaron meterse de nuevo a la propiedad, ya todo está solucionado —
Ambos se sientan delante nuestro tomando un poco de pizza.
—Esas personas no entienden que entrar aquí es putamente imposible .—Toso con fuerza, Bia me da palmaditas en la espalda para poder volver en sí.
—¿Tu boca solo sabe decir malas palabras?—
—Ese es mi dialecto querido .—Le guiña a Dominic, yo solo río intentando recuperar el aire, Caleb estira un poco de refresco que no dudo en tomar.
—Dialecto, cuando te castigue no volverás a usar .—Escupo el refresco tosiendo con fuerza, Caleb llega rápidamente a mi lado dándome palmadas en la espalda.
—¿Tu castigarme? ¿A mí? —Bia, le sonríe negando.
—No decías eso cuando fui a recogerte a ti y a Aurora, que es lo que decías.—Le sonrió pícaro —Estas bien dotado ¿No quieres empalarme con ese monstruo?—
Caleb a mi lado se empieza a reír abiertamente cuando las mejillas de Bia se ponen rojas.
—Eso, eso, no era yo estaba .—Su rostro se torna más rojo —Estaba borracha pesado—
—Dicen que los bebés y los borrachos jamás mienten .—Sonríe, pero esa sonrisa se esfuma cuando un cojín lo golpea, tomó con rapidez las cajas y Caleb tomó el refresco.
Me doy la vuelta quedando cara a cara con Caleb, nuestras respiración se mezcla, parpadeo varias veces alejándome de su cuerpo.
—Dejare esto en la mesa —
Ambos caminamos, siento como mis manos empiezan a sudar al estar pegados.
Joder.
Cómo deseo retroceder el tiempo y evitar verlo con aquella pelirroja, si no lo hubiera visto todo esto no estuviera ocurriendo.
—Aurora baja a la tierra —
—Ya estoy aquí —
—¿En qué tanto piensas? —Recuesta su cadera en el mesón y tragó con fuerza.
¿Por qué todo en este hombre tiene que verse tan sexy?
Lo miró y sonrió un poco.
Pues pienso en ti, contigo en mi interior, con ese pene que tiene empalandome, llenándome, pienso en que me haces tuya en muchas formas, pienso en el sabor de tus labios.
En muchas cosas, que no te puedo decir.
—Pienso en que Antonio sigue buscandome —
—Te dije que te alejaras de él —
Se acerca a mí tomando mi mentón entre sus manos apretandolo un poco.
—Ese tipejo no te merece, mereces algo mucho mejor pequeña .—Ambos nos miramos por un largo rato.
—No te preocupes no quiero nada con él, además, chivo que se voltea se desnuca—
—Así se dice .—Deja un beso en mi frente, se separa y sus ojos vuelven a brillar con ese brillo extraño.
Se da la vuelta con los brazos tensos, elevó mi mano hacía mi frente donde aún siento sus labios allí.
Siento como quema, como arde la sangre en mi interior.
Ruedo mis ojos cuando escuchó los gritos de Bia y como Dominic se burla de ella, me siento tomando otra porción de pizza y Caleb no tarda en sentarse a mi lado muy pegados.
El calor de nuestros cuerpos se unen como uno solo.

—¿Nous mangeons? —¿Comemos?
—Danke— Gracias.
—Gem geschehen—De nada.