No sé qué más hacer para dejar de sentir este deseo prohibido.
¿Alejarme? No eso no, no podría estar lejos de mi salvavidas.
Solo quisiera poder tenerlo por lo menos una vez, para que así este deseo me deje.
—No, eso no —
—¿Hablando sola otra vez? —Pego un brinco en mi sitio.
—No tienes otra cosa mejor que hacer que joderme la vida, Antonio .—Sigo mi camino, solo quiero salir de la universidad.
—Pues no, joderte la vida para mí es lo mejor, claro hasta que decidas regresar conmigo .—Se coloca enfrente de mí impidiendo el paso.
—¿Regresar contigo? —Me cruzo de brazos negando —Ni muerta vuelvo contigo, querido—
Me alejo lo más que puedo de él, pero el olor extravagante de su colonia me hace saber que está detrás de mí.
Su olor no es comparado al de Caleb, es un olor tan refrescante y adictivo.
—Aurora .—Esa voz.
Levantó la vista del pavimento y miro al frente donde el causante de mis delirios y más oscuros pecados está recostado a su Mustang n***o.
—Caleb .—Sonrió y descaradamente lo escaneo —Por las chanclas de Moisés—Murmuró.
Pantalón n***o y camisa negra con los primeros tres botones abiertos, su rolex y esa cadena de oro blanco que resalta en su piel blanca.
Mi pecado andante se acerca a mi envolviendome en sus brazos, cierro mis ojos disfrutando de su olor a madera. Mi cabeza está por completo en su pecho y al escuchar su corazón mi cuerpo se relaja.
—Hola .—Murmura al separarse y sus ojos celestes me hipnotizan, brillan con tanta intensidad que me dejan sin habla.
—Mmm .-—Murmuró, bajando la vista por todo su rostro, su mandíbula marcada, su nariz perfilada, esas pestañas negras largas, su cabello rebelde que revolotea debido al viento, y sus labios rojos.
Joder, tallado por el mismo Dios.
—Aurora .—Hago una mueca cuando la voz de Antonio me saca de mi mente.
—Antonio .—La voz de Caleb se vuelve más ronca, me mueve detrás de él.
Su espalda ancha me tapa la vista, mis manos pican por pasarlas por allí.
—Caleb, puedes moverte quiero hablar con tu hermana —
Pero yo no quiero hablar contigo, déjame quieta dónde estoy.
Esto no es de todos los días.
Mis manos danzan detrás de la espalda de Caleb, mi boca se hace agua cuando esta se tensa.
Joder y más joder.
Mi pecado viene en forma de un hombre de ojos azules celeste...
—Te deje muy en claro que te quiero lejos de mi hermana .—Bom, esa palabra me saca de toda imaginación, siento un frío recorrerme el cuerpo.
Maldición.
—Caleb, te puedes hacer a un lado.—Lo muevo con mi dedo y de mala gana me hace caso—Antonio, creo que te deje bien claro que no quiero saber nada de ti, no vamos a regresar, te permito rondar en mi vida solo por una razón .—Me acerco a él lo suficiente para que solo él me pueda escucha—Para poder desquitar mi apetito s****l contigo ya que eras bueno en eso, pero ahora, no te necesito más, así ahora solo somos “amigos”—Dejo un beso en su mejilla —Así que piérdete de mi vista —
Me alejo de él ganándome de su parte una mala mirada.
—Caleb, mueve esas piernas .—Paso por su lado mirando por el rabillo sus preciosas nalgas.
Aurora, controlate por el amor a Dios, contrólate.
Es tu jodido hermano, si está bueno, si lo deseas, pero eso no quita que sea tu hermano.
Mis ojos me empiezan a arder y cuando elevó mi mano hacía mi mejilla:
—¿Pero qué? —
—¿Por qué lloras mi ángel? —Las manos calidad de Caleb limpian todo rastro de mi lágrimas.
Sus ojos me observan con precaución apretando más mi corazón. Niego intentando alejarme de su tacto que arde en mi piel, pero eso solo ocasiona que me atraiga más a él.
Su cuerpo, su olor, sus fuertes brazos envuelven mi cuerpo dejándome a la deriva al sentir como me aprieta más a él.
¿Dónde está la Aurora Garnol que todo el mundo conoce, por ser una jodida mierda con todo el mundo? Se encuentra perdida en los brazos de Caleb Garnol.
—No te preocupes, estoy bien, es solo que me viene el periodo y sabes cómo me pongo .—Le sonrió débilmente, con él mis defensas siempre están bajas.
—Entonces, te tendré llorando por toda la casa está semana, tendré que comprarte muchos dulces y consentirte .—Besa mi frente ocasionando que la sangre circule hacia mis mejillas.
Me separó de él, ingresando a su auto.
—Que sea la última vez que me vienes a buscar, mira como dejas a las demás.—Me coloco el cinturón de seguridad cuando arranca.
—Solo si no olvidas ponerle combustible a tu auto de nuevo, ¿Dónde tienes tu cabeza? —La tengo en mis sueños húmedos contigo —Aurora ¿Que sabes de Rachel? —Lo volteo a ver mal.
—¿Por qué te interesa? -Me cruzo de brazos.
—Deja tus celos pequeña, soy solo tuyo .—Me guiña el ojo.
Pero no como quiero que seas mío y solo mío.
—Ella está bien, no he hablado mucho con ella, solo sé que tiene un novio y está feliz.—Caleb asiente —¿Por qué te interesa saber de ella? —
—Es una de tus amigas más cercanas, me intereso por ella al igual que por Bianca —
Solo que Bianca no sintió algo por tí.
El auto se sumerge en un silencio sepulcral que solo es llenado por el sonido de la suave música que sale de la radio.
—¿Para dónde vas? —Le interrogó a Caleb, cuando me deja en la puerta de la casa.
—A buscarte dulces .—Besa mi mejilla saliendo.

Cierro mis ojos gimiendo con fuerza entregándome al placer que yo misma me proporcionó, abro más mis pliegues imaginándome que son sus dedos lo que me tocas, que son sus caricias y que sus labios se apoderan ferozmente de los míos.
—Caleb .—Gimo su nombre poseída por la burbuja explotando en un delicioso orgamo, abro los ojos mirando a mi alrededor con puntitos.
Bajo la vista imaginado a Caleb arrodillado en medio de mi piernas sonriendo con arrogancia.
—¿Qué acabo de hacer? —Mis ojos se llenan de lágrimas que no tardó en dejar rodar por mis mejillas.
Estoy enferma, malditamente enferma.
Muevo mi mano cuando mi móvil empieza a vibrar y mi corazón se arruga cuando abro el mensaje.
Tu hermano besa delicioso.
Cierro mis ojos con fuerza, pero la imagen martillea mi mente.
Caleb y la víbora besándose y el enterrado en su interior.
Muerdo mis labios.
Si solo lo tuviera una vez, este maldito deseo se esfumaria.
Las primas gotas de lluvia golpean mi ventanal, me volteo extendiendo mi palma en el vidrio que se encuentra frío.
Sin importarme nada, salgo de mi cama caminando descalza hasta llegar al patio trasero, las primeras gotas de agua mojan mi cuerpo haciendo que la camisa blanca que llevaba se adhiera a mi cuerpo como una segunda piel.
Mi cabello n***o se pega a mi cuerpo.
Cierro mis ojos dejando que la lluvia me abrace.
Desearía que está se lleve mi pecado.
Que se lleve mi deseó por él
Sentándome en pasto cierro mis ojos.
Dejando que mis lágrimas sean llevadas por la lluvia, llorando por todo y por nada.
Llorando por mi deseo por alguien que no debería desear, alguien que lleva la misma sangre que yo.
Abro mis ojos cuando no siento las gotas de la lluvia contra mi piel, encontrándome con unos ojos celestes oscuros, mi cuerpo vibra por la cercanía.
Sus cabellos negros se pegan a su frente, el agua resbala por su cuerpo, lamo mis labios y su vista se desvía a ellos.
Tragó con fuerza, me alejo de él levantando.
—¿Te costó tanto encontrar lo que quería?—
—Vamos .—Ruedo mis ojos.
Niego cerrando mis ojos, cuando los vuelvo a abrir me encuentro sola.
—Maldito .—Gruño caminado hacia la casa, tomó la toalla que estaba en uno de los muebles, saco la camisa de mi cuerpo, dejo que la bragas caigan al suelo.
¿Camino así desnuda esperando que Caleb me vea? Niego, me alarmó por ese pensamiento envuelvo mi cuerpo con rapidez con la toalla sintiendo la fuerte y penetrante mirada de alguien quemando mi cuerpo.
Miró hacia todos lados encontrándome sola en la sala.
Solo fue mi imaginación.
Si.
Solo eso.