Capítulo 5: Bienvenida sea la dama negra.

3304 Words
Camino por el pasillo de la universidad rodando los ojos con fastidio al ver cómo algunos están emocionados por los nuevos que entran, algunos de otros países por las becas, cómo algunos de aquí. No me gustan lo que le tienen pensado hacer a algunos de los nuevos. Antes de entrar a mi próxima clase veo como entra una chica de mirada desafiante, su postura rígida aunque tranquila me da buenas vibras, sus ojos color verdes se encuentran fríos, pero cálidos a la vez, su rostro completamente serio hacen que algunos se alejen de ella, la chica a su lado se ríe de ellos mientras que camina con tranquilidad al lado de su amiga. Al pasar por mi lado se detienen en una puerta y con mucho descaro detalló a la chica, percatandome de que el color de sus ojos no son verdes si no mieles, su cabello ondulado castaño claro cae hasta el inicio de sus nalgas, es alta, pero no tanto como yo o como la chica a su lado. Asiente hacia su amiga y dan media vuelta alejándose. —Son algunas de las nuevas .—Pego un brinco mirando mal a Bianca —Lo siento, ambas vienen de no sé dónde, son ellas dos y tres chicos más, a ella no le han intentado hacer nada, la de ojos claros intimida a varios ya, por su rostro como un ángel, pero con mirada fría, no se atreven a hacerles algo y a la chica a su lado menos, temen por sus vidas.—Se ríe tomando mi mano, nos introduce en el salón sentándonos en las primeras filas —A los otros dos chicos le hicieron una broma, pero ellos se la devolvieron peor y ahora son respetados y a él otro no lograron hacerle nada .—Continúa diciendo mientras que saco mis libros. —Apuesto con los estúpidos que tenemos como hombres en la universidad apostaron quienes se la llevan primero a la cama — —Y sí, pero ambas pasan de ellos como si fuesen pestes, más la de ojos claros les dedica una mirada llena de asco y ellos no se acercan, yo misma presencié está mañana como ella miraba a uno de ellos, con cara de pocos a amigos, él se interpuso en su camino y ella lo esquivó como si no existiera.—Se ríe—Hubieras visto su cara, fue todo un poema .— Saca sus libros —Otras dos chicas también entraron nuevas, pero una de esas dos o las dos están con uno de los nuevos no sé.—Lleva su lápiz a sus labios golpeando estos. —Sabes, no deberías estudiar derecho, deberías estudiar periodismo .—Ella hace una mueca. —Sería genial, pero deseo enviar a todos los desgraciados que merecen ir a la cárcel sin piedad .—Sonríe. Ambas nos callamos al ver entrar al profesor Malcom, un hombre de algunos veintinueve años, rubio de ojos azules, sonrisa perfecta, cuerpo esbelto, cuando se tensa se le marcan las venas en sus manos y estoy casi segura que tiene tatuajes por sus brazos, pero él siempre asiste con trajes a la medida, saca sus anteojos, deja sus cosas en la mesa causando el suspiro de varias chicas. Bianca me codea negando, sabemos que está muy bueno, pero por alguna extraña razón nunca nos atrajo de la forma que a las demás femeninas de la universidad si. Está por decir algo cuando la puerta es abierta de nuevo y por ella pasa una chica con su cabello castaño oscuro por todo su rostro debido al tener el rostro hacia el suelo, su respiración es un caos. Levanta un poco su cabeza mirando por el rabillo del ojo, veo como su cara se torna roja y baja la vista con rapidez. —¿Señorita? —Él profesor se acerca escaneando a la pobre chica que tiembla como cordero en su sitio. —Yo .—Empieza a decir con acento. ¿Francesa? ¿Italiana? ¿Alemana? Su atuendo que costa en una falda de cuadros vinotinto con n***o, un suéter crema y su mochila negra, sencillo, pero bonito la hace ver tierna, debil, sus manos pálidas tiemblan. —Lania .—Logró escuchar al estar un poco cerca. Tomo a Bianca por su mano al ver que casi se cae por tratar de escuchar. —De acuerdo, Señorita Lania, tome asiento donde guste .—Su voz se vuelve un poco dócil ¿O fue imaginación mía? Ella asiente y se encamina sin levantar la cabeza. Cuando está por tropezar la tomo por la mano jalandola con un poco de fuerza hacia el asiento a mi lado libre. —Lo siento, yo .—Niego y le sonrió con tranquilidad. —Tranquila puedes sentarte allí a mi no me importa y a mi amiga tampoco .—La pellizco y Bianca niega. —Gracias .—Baja la vista. —No hay de que .—Me vuelvo acomodando mis cosas. La clase empieza y no puedo evitar reír al ver cómo la chica a mi lado suspira cuando el profesor empieza a hablar. —Kippen .—La chica que estaba a mi lado choca con unos chicos que lo único que hacen es reírse -Ich kann nicht wieder zu spät kommen .—Recoge sus cosas, dejando una carpeta. —Apártate .—Miro al chico que al pasar deja caer la carpeta de la Lania, él se agacha tomándola entre sus manos dejando caer unas hojas —Dame .—Le extiendo mi mano, él se agacha tomando entre sus manos los papeles que dejó caer —Gracias .—Le sonrió, sus mejillas se tornan rojas. Bianca toma mi mano y ambas salimos de allí. —Tengo hambre ¿Comemos aquí o nos vamos a otro lado? — —Vamos a otro lado — Salimos de las instalaciones, miró hacia ambos lados tratando de encontrar a la chica, muevo mi mochila dejando su carpeta adentro. —Disculpa .—Susurro, cuando chocó con una chica pelirroja. —Discúlpame tú a mí, no veía por dónde venía.—Sus mejillas sonrojadas su pecho sube y baja a gran velocidad. —¡Sam, corre! —Una pelinegra con las mejillas rojas y ojos de colores diferentes llega a nuestro lado —Hola y disculpen .—Se voltea mirando a su amiga —Mis hermanos no tardarán en encontrarnos, así que .—Mira hacia atrás —¡Corre! —La toma del brazo corriendo hacia el otro extremo de la universidad. —¡Adiós! —Ambas gritan sonriendo. —¿Qué fue eso? — —No tengo ni la más mínima idea — Parpadeo varias veces ¿Estoy imaginando? —Por la puta ama, ¿Esos quienes son?—Bianca abre la boca al ver a cinco hombres venir hacia nosotros con rostros enojados. —Lasceremo quel culo perfecto Moltó Rosso quando lo troveremo .—Trago saliva y tomó la mano de mi amiga al ser nuestras dos el centro de atención de los cinco enormes hombres. —¡Tú hermana me va a sacar canas! —Él pelirojo exclama histérico. —¿Dos chicas pasaron por aquí? —Uno de ellos nos pregunta enojado, su acento bien marcado nos hace asentir. Mis manos tiemblan y de pronto se me olvida como hablar. —Se fueron por allí .—Bianca levanta su mano apuntando. —Gracias .—Pasan por nuestro lado. —¿Esos cuatro tenían los ojos de diferentes colores? ¿gris y verde? Y ese pelirrojo, madre mía, me costaba hablar al ser nosotras el centro de atención de esos cinco adonis.—Me toma por los hombros—Definitivamente van a mi lista— —¿Lista? ¿Qué lista? — —La lista de los hombres más sexys que haya visto, entre ellos está tu delicioso hermano y ese bastardo de Dimitri .—Hace una mueca. Caleb, muerdo mis labios con fuerza. Tenía toda la mañana sin pensar en él. —Lo siento — —Tranquila, ya no lo deseo .—Me obligo a decir, tratando de que mi mente se lo crea. —Aja — —Solo deseo que mi mente se crea eso, sabes que dicen que tú mente toma todo lo que se le dice .—Ella asiente un tanto perdida. —Como sea, cambiando de tema ¿Hoy iremos? —Hace ojitos. —Hoy no me lo pierdo .—Juntamos nuestros brazos empezando a caminar. —Si, Caleb, hoy me quedaré con Bianca—Ella asiente feliz, mientras que yo hablo por teléfono con él. —Ne fais paso de dégâsts — —Nous nous comporterons .—Bianca rueda los ojos riéndose mientras termina de comer su hamburguesa. Nos levantamos y salimos del local, caminando hacia su departamento en el centro de todo Madrid. —Je l'espère .—Ruedo los ojos y termino la llamada. —Es un maldito desconfiando .—Me río. —Si supiera para donde vamos ni muerto te deja ir — —Yo no sigo sus órdenes y lo sabes — —Eso era antes, aunque pensándolo bien—Empezamos a subir las escaleras—Siempre haces lo que te dice Caleb, siempre, dependiendo de lo que es— —No — —Si lo haces, claro hay algunos casos que no, pero siempre, es como si tú mente se apagará y lo haces .—Frunzo las cejas negando. No es así. —Como sea .—Tira su bolso al sillón—Tenemos que alistarnos, Dama negra .—Me guiña, despojando su ropa de su cuerpo. Los largos ventanales que nos dejan ver todo así fuera, pero nadie puede ver hacia adentro. Asiento dejando que mi ropa caiga al suelo, ambas caminamos hacia el baño. Mientras que una se ducha la otra está buscando música.  —Perfecto .—Me observó en el espejo asintiendo feliz. Mis ojos verdes se ven con poder al tener n***o a su alrededor. Mi ropa negra pegada a mi cuerpo, termino de amarrarme las botas negras de tacón quedando perfecta. Sonrió observando mi reflejo en el espejo, mi cabello suelto ondulado hasta más abajo de mis nalgas, el traje n***o, mis botas negras, la chaqueta de curo n***o con el logo de Dama negra y mis labios rojos. —¿Lista para ganar otros cuantos dólares? — —Sabes que lo hago por la adrenalina — —Yo igual, pero los dólares no nos vienen más— —Somos malditamente ricas, en todo el país somos la segunda y tercera .—Nos apunto. —Tienes razón .—Toma su casco, bajamos hacia el estacionamiento. Ambas chocamos los cascos para luego montarnos cada una en nuestras motos. —¿Lista? —La enciendo rugiendo su motor —¿Dispuesta? —Bianca sonríe con chulería, acelerando haciendo eco por todo el estacionamiento. —Sin temor a morir — —Ya morimos una vez — Acomodamos nuestros cascos, saliendo de allí, con el control bajamos las rejas saliendo a las calles transitadas de Madrid. Levantamos nuestras motos, al bajar asentimos separandonos. La adrenalina que corre por mis venas, esa que me transmite la velocidad, me hace libre. Desde la muerte de mis padres y de mi mejor amigo, busqué algo que hacer, no quería caer en depresión, sólo era una niña que ahora debía ser cuidada por su hermano mayor de apenas dieciocho años. A lo largo estudié muchas cosas, hasta llegar a la velocidad, solo fue por curiosidad, quería manejar una y Caleb me dejó la suya. Ese día sentí que dejaba los problemas atrás, a escondidas de Caleb, empecé a correr con motos prestadas, Bianca siempre acompañando, sintiendo la misma libertad que yo. Luego logramos tener las nuestras propias. Y desde el día uno, en esas carreras soy la dama negra, nadie la conocé, como llega desaparece y a su lado siempre está la dama de rojo. Sus presencias siempre son efímeras, nadie sabe a dónde van, nadie las conoce. Lo único que les basta es saber que son las mejores y que ambas son mujeres. Corro por en medio de los carros escuchando sus pitidos, hasta perderme en una carretera lejos de la ciudad. Levantó el visor mirando hacia la derecha mis ojos dan con una cámara, tomó la posición necesaria para pasar la curva, otra cámara mis ojos dan con ella, la miro para luego correr la mirada bajando el visor. Aceleró sintiendo el vibrar dócil de la bestia que montó, bajo la velocidad introduciendome en un camino de tierra, bajo la velocidad al llegar a unas rejas. —¿Quien? —Levanto mi mano, bajo la manga del brazo mostrando un pequeño tatuaje falso—Dama negra .—Su voz se oye alegre. Me habré dejándome entrar, me introduzco mirando todo. Las motos, los autos, la música a todo volumen, el alcohol, las chicas con poca ropa, y algunos chicos sin camisa y pantalón. —Llegas tarde — —Lo siento, me distraje .—La miro y ella niega. —Luciendote .—Me muestra su teléfono al ver los vídeos y algunas fotos —Quedaste de puta ama mi reina .—Me abraza aún con nuestros cascos puestos—¿Nadie te vio? — —Nadie .—digo convencida —No solo yo .—Levanto mi teléfono al ver cómo me llegan sus video y fotos —Su majestad quedaste llena de sensualidad —Bianca me lanza un beso alejándose. —Dama negra.—Miro hacia mi derecha observando a un chico de unos diecisiete estirando un bolígrafo y papel —¿Me darías tu autógrafo? —Asiento, tomo las cosas y muevo mi dedo en círculos, él asiente con las manos temblando, me afincó en su espalda, para escribir con una perfecta caligrafía, cambiando mi letra. Dama negra. —Gracias, espero que hoy ganes .—Se da media vuelta dando tropezones alejándose. —Dama negra, ya está todo listo.—Asiento encendiendo la moto, acercándome a la pista de carreras y alineándome en la línea de meta. Todo el lugar es una antigua pista de carreras abandonada, los encargados de estás carreras la encontraron, acondicionaron y montaron su negocio. Nada es legal aquí, lo único que se respeta es a la hora de correr, no trampa, no atajos, solo si no te cogen haciendo trampas puedes hacerlas. El mejor corredor gana. El olor de un cigarro a mi lado me hace hacer una mueca, miró hacia mi derecha mirando a una chica fumando, ella me observa luego dirige su mirada al cigarro para luego tirarlo al suelo. —Lo siento .—Asiento hacia ella. —¿Están listos? —Una chica con una diminuta falda y top se acerca —Saben las reglas, no trampas y no atajos .—No mira, levanta su mano con un pañuelo amarillo—Aqui solo gana el mejor corredor—Escucho una bocina que conozco a la perfección, miro entre el pueblito a mi mejor amiga montando en su moto—Tres, dos y .—Deja caer el pañuelo. Salgo sin mirar atrás, al pasar una curva me muevo alejándome de los primeros, sonrió cuando la tomo con perfección. —Ten cuidado, algunos saben que están siendo vigilados, pero eso no le importa— —Entendido, dama roja — Freno cuando veo cómo me quieren sacar de la carretera haciendo que está se tambalee. Aceleró a fondo sintiendo mi corazón latir con fuerza, la adrenalina circula por todo mi cuerpo. Otra curva, me doble junto con la moto hasta casi tocar el suelo, miro por el espejo como me quieren dar por detrás, me acomodó, para esta vez voltear a la derecha acelerando logrando pasar al primero. Escucho el chirrido de algunos neumáticos y luego como dos motos se estrellan entre ellas. Aceleró sintiendo libertad, siento casi volar. Sin bajar la velocidad nos adentramos al bosque, solo por la parte que se encuentra asfaltada. Enciendo las luces mirando oscuridad absoluta. Un golpe detrás de la moto me hace reír. No me importa nada, solo acelero esquivando el siguiente golpe, escucho el perfecto golpe que se da contra un árbol. —¿Qué sucede estás bien? — —Si, tranquila, solo que hoy más de uno se quiere morir — —Estas casi cerca — Bajo hasta casi tocar el suelo pasando las curvas, salgo del bosque mirando a unos metros la meta y lo último que veo es a mi contrincante intentar ganarme, más no lo hace ya me encuentro pasándola en primer lugar. —Eres la puta ama .—Me río. —No puedes dejar de decir groserías ¿Cierto?— —No — Las personas se amontonan gritando. —Hiciste trampa .—Ruedo los ojos cuando escucho está estúpida y chirriante voz. —No lo hizo .—Algunos de mis fans se paran impidiendo el paso a la loca que viene por mi. —Claro que lo hizo, miren ¿Confían en alguien que no saben quién es? — —Deja el drama, reina .—Habló apretando el botón que cambia mi voz. —Hasta usas un interruptor para cambiar tu voz ¿Siguen confiando en esa? — —Esa como tú lo dices, es la mejor .—Me encojo de hombros. —Reina, ella ganó limpiamente, no como otros que hicieron trampa .—Todo el mundo se pone rígido al ver al dueño llegar. Cabello castaño oscuro, su traje perfectamente pulcro, en su mano derecha un reloj rolex cubierto de oro blanco, su perfecta barba y su loción de Antonio banderas. —Señor, Damián .—Él levanta su mano haciéndola callar. Reina retira su casco dejando que su larga cabellera churca de color naranja con algunos reflejos rojos caiga a su espalda. Klaer Ferguson, una rusa un poco egocéntrica de diecinueve años, muy buena corredora, hemos estado compitiendo desde hace más de un año y aún no admite que no logrará ganarme. Viene de buena familia, pero ella como muchos aquí no temen mostrar sus rostros, al contrario de mí, no temo, pero deseo mantener esta vida en lo más incógnita posible. Su rostro cubierto de pecas se tornan más rojo resaltando estás, asiente mordiendo su lengua, frunce sus cejas pobladas y perfectamente pulcras, su nariz perfilada llena de pecas la arruga. —La dama negra ganó honestamente y como a ella y algunos otros corredores se les respeta mantener un perfil bajo, se les respeta mantener su identidad oculta.—Me extiende el dinero que yo tomo con rapidez —Deseo verla correr pronto— —Gracias señor Damián, así será .—Enciendo mi moto, las personas me abren paso dejándome pasar hasta llegar a mi amiga. —Vámonos .—Asiento. Bianca enciende la suya alejándonos de allí. —¿No corrías hoy? — —Decidí no hacerlo, Caleb me escribió preguntando por tí, es mejor irnos antes que la fiera de tu hermano se ponga loco, ahora cómo están las cosas entre ustedes es mejor llevar la fiesta en paz— Niego. Un escalofrío pasa por mi cuerpo al imaginarmelo molesto, como los cinco hombres de esta tarde. Muerdo mis labios con una pequeña sonrisa. Suelto un largo suspiro alejando esos pensamientos.  Alemán. -Ich kann nicht wieder zu spät kommen (No puedo llegar tarde otra vez) -Kippen (No, puedo) Italiano. -Lasceremo quel culo perfecto Moltó Rosso quando lo troveremo (Le dejaremos ese perfecto culo bien rojo cuando la encontremos) Italiano Francés -Je l'espère Eso espero. -Nous nous comporterons (Nos portaremos bien) -Ne fais paso de dégâsts No hagan desastre
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