La oscuridad poco a poco nos consume, eso lo tengo ahora muy claro. Deseo gritar con todas mis fuerzas y eso hago mientras me retuerzo de placer en sus deliciosos dedos.
Arqueo mi espalda buscando más contacto, más de su lengua, más de sus dedos largos.
Sus venas se tensan en sus brazos dejándome quieta en mi lugar.
Se aleja de mi desabrochando su correa, pasa sus manos por mi cuerpo hasta llegar a mi manos me voltea elevando mi trasero a su disposición, sus besos por mi espalda me hacen pegarme más a su abultado pantalón.
Intento mover mis manos, pero ya es en vano.
—Quieta .—Pasa su mano a mi cuello dónde hace presión —Si te mueves, dejaré tu hermoso culo rojo .—Mi cuerpo se estremece cuando pasa su lengua por ambas, apretando con su mano libre.
—Por favor .—Ruego con lágrimas en mis ojos.
Jamás he regado.
Jamás he suplicado algo.
Pero lo deseo con locura.
—¿Qué deseas? —Muerde mi nalga, liberó un grito de dolor que manda corrientes a mi parte íntima.
Además de enferma soy una maldita masoquista.
—Follame .—Suplico, moviendo mis nalgas hacia él.
Caleb, la aprieta en sus manos haciendo que caiga hacia adelante, mi respiración se vuelve un asco, cuando escucho como baja el cierre de su pantalón.
—¡Ah! —Libero un jadeo cuando pasa su hermosa v***a por mi clítoris.
Muerdo mis labios sintiendo como palpitan nuestros sexos al tocarse.
Mete la punta dejándome en el delirio de más.
Poco a poco entra en mí y cuando.
—¡Qué mierda! —Me despierto de golpe sentándome en la cama con la respiración acelerada.
Mira hacia ambos lados encontrándome sola, completamente sola en mi habitación. La luz de los faroles de la parte de atrás de la casa alumbra un poco mi habitación.
Parpadeo varias veces.
Tuve un sueño caliente con mi hermano, con Caleb.
Elevó mi mano hacía mi frente sintiendo está mojada por el sudor, mi cabello se pega a mi cuello y no solo eso se encuentra mojado.
Muevo mi mano hacía el interior de mis bragas sintiendo que están completamente mojadas.
—Estoy enferma .—Niego cayendo en la cama —Y ahora no podré dormir, ni me arriesgo a hacerlo.—Susurro para mí.
Corro las cobijas dejando mis pies en el frío suelo.
Termino de cerrar las cortinas dejándome en completa oscuridad.
¿Hasta cuándo voy a seguir con esta obsesión por Caleb?
Han pasado semanas, Aurora.
Me recrimino en mi mente obligando a mi cuerpo ir hacia el baño.
Despojándome de mi ropa me meto bajo el agua caliente de la regadera.
¿Cómo lo veo ahora a los ojos? De la misma forma que estas últimas semanas.
No a sus ojos.
Todo menos sus ojos.
Me repito una y otra vez.
Cierro la llave saliendo enrollando mi cuerpo en una toalla, tomó unos shorts pijama, una camisa grande, mis bragas y el top deportivo.
Ya completamente vestida salgo de mi habitación, mirando hacia ambos lados, al estar todo despejado salgo caminando con cuidado.
Al pasar por la puerta de Caleb, está se encuentra medio abierta, me asomo solo un poco observandolo boca abajo plácidamente dormido.
¿Si me acerco? Deseo ver su espalda.
Niego con rapidez eliminando esa idea.
Sigo mi camino hasta llegar a las escaleras, bajo caminando hacia la mesa frente al televisor dónde dejé mi móvil anoche.
Lo tomo revisando la hora.
Cinco y media.
—Jodida estoy .—Niego caminando hacia la cocina.
Dos horas más tarde tengo el desayuno completamente listo, me siento en el mesón degustando todo, mi corazón se acelera al escuchar los pasos de Caleb.
Muerdo mis labios con fuerza y contengo mi respiración cuando lo siento detrás de mí.
—Buenos días .—Murmura con su voz gruesa, muerdo mis labios más fuertes para evitar jadear.
Muevo mi cabeza y hago un sonido como si tuviera comida en mi boca.
Se me olvida como respirar cuando sus labios hacen contacto con la piel de mi mejilla.
—Se ve delicioso .—Pasa por mi lado sentándose enfrente de mí.
—Y lo está .—Continuó comiendo sintiendo su intensa mirada en mi.
—Seguro .—No le presento atención aunque se que lo dice de forma divertida.
—Mañana te toca hacer el desayuno .—Lo apuntó con la cuchara cuando me dignó a verle.
Su sonrisa divertida me hace casi suspirar.
¿Por qué todo en él debe ser tan sexy y lleno de pecado?
Sonrió cuando levanta su cuchara chocandola con la mía.
—Vale, pero si haces algo por mí —
—Por mi ahora lo que fuera.—Murmuró, él me ve con las cejas juntas.
—¿Qué? —
—¿Qué tengo que hacer? ¿No es nada ilegal cierto? —Hablo con rapidez evitando lo otro.
—Para nada, solo es una cena con una amiga.—Arqueo mi ceja cruzando mis brazos.
—¿Amiga? —Lo miro con enojo.
¿Por qué estoy molesta?
—¿Recuerdas a Gaviota? —
—Oh, claro que recuerdo a esa perra —
Caleb, me mira serio.
Mierda.
Lo dije en voz alta.
—Cuida ese vocabulario, Aurora, si no me veré en la obligación de tomar medidas. —dice completamente serio.
Solo que no lo puedo ver así, no cuando sus palabras para mi mente sonaron con mucho doble sentido.
¿Cómo deseas castigarme?
Mmm
Caleb, me mira serio, cruzo mis piernas cuando la humedad se hace presente con fuerza.
—No voy a comer con ella .—Niego intentando que la tensión en mi cuerpo se vaya.
—Necesito que lo hagas —
—¿Por qué? ¿Tienes algo con ella? —Suelto d bruscamente, Caleb, abre sus ojos asombrado por mi comportamiento, no soy tan esquiva con algo y él lo sabe —Lo siento, pero sabes que ella y yo jamás no llevaremos bien —
Evito su mirada.
¿Cómo llevarme bien con esa mujer? Con la que creó complejos en mi cuando apenas estaba creciendo, la misma mujer que intentó en muchas ocasiones manipular a Caleb, para que me dejara en un internado¿Como podría? Cenar con la mujer que cuando tenía doce años, me cortó mi cabello y me tocó decirle a mi hermano que eran unos niños. La misma mujer que se metió con quién suponía era mi novio.
—No tengo nada con ella .—Suelta un suspiro—No se porque ustedes no se han podido llevar bien .—Si supieras —Es solo que ella volvió al país, pero no quiero ir solo a cenar con ella —
—Voy con una condición .—Limpio mi boca con la servilleta elevando uno de mis dedos—Bianca va conmigo .—Me cruzo de brazos.
—De acuerdo, solo procura no metersen en problemas —
—Si ella me busca me encuentra, sabes que quien me rete le ganó .—Le sonrió.
Caleb, niega sonriendo.
—A veces siento que te moldee a mi —
Trago el tragó amargo que eso me provoca, Caleb me crío además es mi hermano.
Debo alejar todos esos deseos que cruzan mi mente y cuerpo.
Porque se que a él jamás lo tendré, no de la forma que quiero, con él en medio de mis piernas.
No puedo eso sería insano, enfermo e inmoral.
Nos une la sangre, nos une todo.
°°°
—Por la puta ama, estás que ardes.—Bianca silba —Si fuera hombre ya te estaría dejando sin poder caminar.—Afirma terminando de aplicar un poco de labial.
—Bianca, esa boca .—Pegó un brinco al escuchar la voz de mi hermano en el marco de la puerta.
Levanto la vista de mis tacones viendo cómo la ve negando.
—Te lo dije hermano, con esa boca ella besa a su madre .—Dominic palmea la espalda de su amigo.
—Calla, nefasto metiche .—Mi amiga le tira su bolsa que ellos esquivan.
—¿Están listas? —Nos mira y yo niego.
—Dame solo un minuto —
Caleb asiente mirándome por última vez saliendo por la puerta, detrás suyo mi guardaespaldas y amigo.
—Imbecil .—Se voltea aplicando un poco de rimel en sus pestañas.
Terminó de abrochar la tira de los tacones.
—¿Y? —
Me levanto dando una vuelta.
—¿Te han dicho que el rojo es tu color? —
—No —
—Bueno ahora te lo digo, joder, estás sexy amiga .—Se acerca con un poco de maquillaje.
Tomó asiento de nuevo en la cama dejando que ella haga magia con mi rostro.
—No te maquillare tanto, solo será algo sencillo —
Al estar ambas listas salimos juntas tomadas de las manos.
Su vestido n***o combina a la perfección con el rubio de su cabello y sus preciosos ojos azules claros. El vestido se amolda a su esbelta figura con una preciosa abertura en la pierna derecha dejando ver unos tacones rojos marcando lo blanco de su piel.
Todo en ella grita sensualidad y belleza.
—Estas que arde .—Susurro provocando su risa.
—Esa era la idea amiga, esa estúpida se va quedar con la boca abierta cuando te ve y me vea como tú guardaespaldas sexy dispuesta a arrancarle las extensiones —
Me río bajando las escaleras.
Mi vestido rojo con una abertura en la pierna izquierda hace un precioso contraste con mi piel blanca y cabello n***o, mis ojos verdes que fueron delineados con n***o y tiene un poco de sombra del mismo color, mis tacones griegos negros con mariposas lo hace ver juvenil y sexy.
Con mis manos temblando bajamos las escaleras, captando la atención de dos ejemplares de dioses siendo hombres.
Caleb que va con un traje a la medida n***o completamente n***o sin una corbata, su cabello va despeinando como al él le gusta. Sus ojos celestes le dan el toque que él sabe que provoca en las mujeres.
Mi respiración se atasca cuando me escanea solo un poco asintiendo.
Dominic a su lado va también con un precioso traje n***o que él si convino con una camisa blanca, su cabello castaño con rizos y sus ojos grises lo hacen ver hermoso.
Todo en ellos grita soy un dios griego, todo en ellos es sexy y hermoso.
Pero solo uno de ellos para mí irradia el pecado.
Suelto un largo suspiro cuando llegamos a mi restaurante favorito, por lo menos estamos en mi terreno.
Nos bajamos del auto para después ser metidas en el medio de dos grandes hombres que caminan seguro hacia la entrada.
Bajo mi vista a las nalgas de Caleb haciendo que mi boca se haga agua.
¿Si muerdo una se verá mal?
Si, probablemente muy mal.
Una chica que no deja de ver a Caleb nos guía hasta nuestra mesa, dónde una morena nos está esperando con un vestido amarillo muy ajustado a su cuerpo.
¿Cómo puede respirar con eso?
Su cabello rubio no natural cae hacia sus hombros en ondas perfectamente pulcras.
Su piel oscura la hace ver hermosa.
No hay que negarlo, la mujer es hermosa, pero una víbora.
Mi her.... No Caleb, ya no tengo el derecho de llamarlo de esa forma, no después de que mi cuerpo se vuelve loco por él o de mis sueños húmedos.
No puedo.
De ahora en adelante es Caleb, para mí. Perdí ese derecho desde el día en que mi cuerpo lo deseo.
—Querida .—Su voz chillona me hace hacer una mueca.
—Víbora .—Le sonrió con inocencia, Caleb niega suspirando, Bianca se ríe abiertamente.
—Si vienes con tu séquito .—dice con veneno, Bianca la mira divertida.
—Veo que las pocas neuronas buenas que te quedaban te abandonaron después de echarte más tinte .—Le choco los cinco por detrás.
—¡Soy rubia natural! —Chilla ocasionado nuestra risa.
Dominic se ríe sentándose en la mesa ganándose una mirada llena de veneno de Gaviota alias víbora.
—Mmm.... No, no lo eres ella si .—Apunto a mi amiga, enredó su brazo con el mío sentándonos en la mesa.
Caleb a mi lado y Dominic al lado de mi amiga dejando a la víbora frente a mi.
—Por favor dejen sus peleas para otro día.—Muerdo mis labios para ocultar mi risa cuando Caleb mira a la víbora.
—Ella empezó .—Ruedo los ojos.
—Por favor, fuis.. —Salto en mi silla cuando una mano se coloca en mi muslo.
Bajo la vista encontrando la mano de Caleb, allí apretando mi muslo "amistosamente" para él, pero para mí es todo menos eso.
Me da una mirada gélida y cierro mi boca.
Bajo la mirada y él retira su mano.
¿Qué acabo de hacer?
Bianca, a mi lado me codea para que despabile.
¿Le acabo de hacer casó por segunda vez a Caleb? ¿Volví a ser sumisa?
Levantó la vista mirando a la víbora sonriendo con malicia, ella me mira mal y rueda sus ojos.
Sabe que conmigo no debe meterse, ni mucho menos contradecir a Caleb, ella siempre sale perdiendo cuando intenta ponerse a mi nivel.
Jamás sería su prioridad como lo soy yo.
Soy su hermana pequeña.
La hermana que desea tenerlo, la hermana que está enferma.
La cena transcurre sin ningún problema, solo con miradas matadoras de parte de la víbora y mía.
Nada que se pueda evitar.
Al salir del baño del restaurante me voy casi de boca al ver cómo esa mujer le come la boca a Caleb.
Un nudo se forma en mi garganta.
Y mi pecho empieza a arder.
Caleb, la aleja negando.
—Se terminó entre nosotros todo, no te ofrezco más que mi amistad, así que deja de dejar tu orgullo tirado .—Se aleja limpiando su boca.
Me escondo detrás de un muro intentando escuchar todo.
—¿Pero podemos seguir viéndonos cierto?—
—Claro, pero no sere nada tuyo, será solo sexo Gaviota —
Eso no me gusta.
Me alejo de allí.
Ellos fueron algo.
Caleb tuvo algo con ella cuando sabía que la odiaba con toda mi alma.
Esa mujer ha podido tocar a Caleb.
Él ha estado en medio de sus piernas.
—¿Aurora? —Me volteo con una sonrisa falsa—¿Estás bien? —
—Perfectamente .—Me volteo siguiendo mi camino.
Me duele que tuviera algo con ella, no porque me guste, eso está más lejos de la realidad, es solo el hecho de que odio a esa mujer.
—Lo único que te pido, Caleb .—Me volteo encarando, sus ojos se abren cuando no escucha que lo llamó hermano —No quiero a esa mujer como cuñada, si me llegó a enterar que tienes una relación de nuevo con ella, Caleb, me largo de la casa, te la puedes coger, pero jamás .—Me acerco con los puños apretados —Jamás la quiero en la casa, ni mucho menos como mi cuñada.—Lo miró con la ira envolviendo mi cuerpo.
—Tranquila .—Me atrae a su cuerpo en un abrazo amistoso.
Pero para mí está lejos de ello, cuando su olor me embriaga, cuando sus fuertes brazos me envuelven.
¿Por qué me está sucediendo esto?
¿Por qué mi cuerpo desea algo prohibido?
Lo prohibido es más excitante, más placentero, es aquello que sabemos que está mal, pero que deseamos con tanta intensidad que se vuelve como una obsesión, lo prohibido te envuelve de tal manera que te pide más y más.
Es por eso que nos gusta.
Jugar con lo que no podemos tener, nos vuelve adictos a ello, es algo que no podemos tener y eso lo hace más afrodisíaco, lo hace excitante. La palabra prohibida está llena de fuego que te encinera con solo pensarla.
Y Caleb Garnol, está prohibido.
Él hombre que me crió, mi hermano, está lleno de afrodisíaco, está lleno de llamas, de pecado prohibido que mi cuerpo pide a gritos.
Pero no debo.
No puedo.
Sería algo inmoral, insano, sería juzgada y esta mal.
Por eso mi cuerpo lo pide.
Porque está mal.
Me alejo de su cuerpo con una sonrisa pequeña.
—Regresemos, tengo ganas de comer ese delicioso postre .—Me alejé de allí, huyendo de él, de su presencia.
Más no puedo por completo, se coloca a mí lado pasando sus brazos por mis hombros.
—Mira así no pareces tan pequeña, te ayuda los tacones.—dice divertido.
—Estoy en la medida exacta .—Me cruzo de brazos.
Su risa moja mis bragas más de lo que estaban, llegamos a la mesa, dónde nos separamos.
Bianca rueda los ojos hacia Dominic sacándole la lengua, este se ríe y en un movimiento rápido saca la suya uniendola con la de mi amiga que se aleja con rapidez de él.
—Asqueroso .—Limpia su lengua con una servilleta.
Dominic, la mira pasando su lengua por sus labios rojos.
—Como tú digas .—Le guiña un ojo sonriendo con malicia.
Niego mirando al frente donde una Gaviota se acerca con los cabellos todos alborotados y su labial corrido.
Caleb, se ríe mientras niega.
Él sabe cómo es ella.
Él sabe que ella no es una santa.
Y no sé por qué, pero mi cuerpo se llena de satisfacción.
Solo tienes que saber más.
Un poco más y la alejaras de tu vida.
Porque nadie puede conmigo, soy su número uno por el resto de su vida.
Eso deben entenderlo los demás.