CAP 7 NUNCA ME DEJES

1151 Words
Una tarde Marina regresaba de su trabajo, al bajar del autobús se encontró de frente con su exnovio. Ella hizo una mueca y trato de pasar, por un lado. El chico la detuvo tomándola del brazo. “Marina”. Ella hizo una mueca al sentir su brazo apretado. “Déjame ir Rubén”. Él soltó un poco su agarre. “Hablemos Marina… Lo que paso fue solo una tontería”. Marina sonrió sarcástica y burlona. “El que te besaras con esa chica en la fiesta fue una tontería”. El trataba de explicarle. “Yo tenía algunas cervezas de más y estaba borracho”. Marina negó. “Y eso me lo vienes a decir después de seis meses, ¡ja! Después de salir con la chica por toda la ciudad”. Rubén trató de hablar cariñosamente acercándose a ella. “Me di cuenta de mi error Marina, esa chica no es lo que yo creía”. Marina negó. “Tengo que ir a casa, mi papá me espera, será mejor que te vayas”. El volvió a detenerla tratando de convencerla. Desde donde estaban se podía ver el taller, Daniel y Beto miraban a los dos. “De nuevo ese tipo”. Beto gruño. Daniel le preguntó. “¿Quién es?”. Beto le explicó. “Era el novio de Marina, pero es un idiota, la engaño con otra chica, tenia meses sin verlo por aquí”. Daniel volvió su mirada a ellos y noto como el chico la tomaba del brazo, dejo las herramientas y caminó hacia ellos, Beto se quedó mirando y sonrió al ver que habría un gran show… Marina molesta le gritó. “¡Solo vete!”. Daniel llegó tomando el brazo del chico. “¡Oye!”. Daniel era mucho más alto, se veía majestuoso al lado de Rubén, los ojos de Marina brillaron de una forma especial al verlo defenderla. Rubén molesto le preguntó. “¿Tú quién eres?”. Daniel le dijo. “Soy amigo de Marina y no voy a permitir que la molestes”. Rubén resopló y miró despectivamente a Marina, se giró y se fue. Daniel se acercó a Marina preguntándole. “¿Estás bien?”. Marina asintió. “Si. Gracias”. Daniel la acompañó de regreso a casa, los días siguientes Rubén aparecía en la parada de autobús pero Daniel al ver que Marina bajaba se acercaba para acompañarla, con el paso de los días Rubén se dio por vencido y no volvió. Días después, Dinora se disculpaba con ella. “De verdad si falto a esta entrevista no conseguiré el trabajo y necesito para la renta, lo siento”. Marina escuchaba a su amiga en el teléfono. “Está bien, tendré que ir sola”. Dinora seguía. “Te lo recompensare, ya lo veras”. Marina colgó, Daniel pasaba por ahí. El señor José le preguntó a su hija en voz alta. “Marina, ¿Dinora no irá contigo al cine?”. Marina negó. “No, tiene una entrevista de trabajo, tendré que ir sola…” Ella subió las escaleras triste, estaba pensando mejor no ir, no sería lo mismo el ir sola al cine. El señor José suspiro triste, Daniel se acercó y preguntó. “¿Qué pasó?”. El señor le dijo. “Marina y Dinora irían al cine juntas, es una película que esperaban hace meses, pero Dinora no puede ir”. Daniel escuchaba atento. “Ahora mi hija irá sola…” El señor José lo dijo con un tono triste. “Además, es por la noche y que una chica ande sola tan tarde puede ser peligroso…” Daniel sonrió. “Yo…puedo acompañarla”. Los ojos del señor José brillaron. “¿De verdad? Está arreglado irás con mi hija, es una cita”. Daniel asintió. “Solo tengo que ducharme, ya terminé el trabajo en el taller”. El señor José sonrió y subió las escaleras para avisarle a su hija. Más tarde… Marina y Daniel caminaban por la acerca en silencio, ella estaba nerviosa, había tratado a Daniel lo menos posible, cada vez que lo veía sentía un cosquilleo en su pecho y sus mejillas se tornaban rojas. Hoy estaba saliendo con él al cine. El llevaba unos jeans azules y una camiseta blanca informal. Daniel le preguntó. “¿Te gustó el final?”. Marina asintió. “Si, Dinora y yo la esperábamos hace meses…” Daniel asintió observó alrededor encontrando un puesto de comida. “¿Tienes hambre?”. Marina asintió y Daniel tomó su mano llevándola al puesto. Ella se quedo mirando ambas manos entrelazadas y su corazón palpitaba al mil por hora. Les dieron su pedido y se sentaron cerca en una banca, conversaban muy a gusto. Melissa le contaba sobre su trabajo de maestra de arte, él escuchaba atento, cuando llegaron a la casa, Marina se detuvo en las escaleras donde él subía hasta su cuarto. Ella le dijo. “Me divertí mucho, gracias por acompañarme”. Daniel sonrió. “Yo también me divertí". Ella sonrió. “Bueno me iré”. Daniel tomó su mano y por impulso la acercó besando sus labios despacio. Al terminar el beso se quedaron cara a cara por unos minutos, el corazón de Marina seguía descontrolado, esa sensación de cosquilleo en su estómago era algo nuevo en ella. Él acarició su mejilla. “Te veré mañana”. Ella afirmó sonriendo y entró a la casa mientras Daniel la observaba. Siguieron saliendo durante los siguientes meses, ya eran como una familia, Daniel siempre estaba atento a ella. Don José preguntó. “¿A dónde irán hoy?”. Daniel sonrió y besó la mejilla de Marina. “Vamos a la playa ¿Quiere ir con nosotros?”. El manoteo al aire negando. “No. quiero quedarme y descansar”. Marina trató de convencerlo, pero aun así su padre se negó. Daniel ayudó a Marina a subir las cosas que necesitaban para pasar la tarde en la playa. Subieron al auto Daniel conducía con una mano y con la otra llevaba la mano de Marina quien le sonreía de vez en cuando en el camino, el besaba su mano cariñosamente. Llegaron a la playa, colocaron una manta sentándose en la arena disfrutando de la tarde con unas cervezas, esperando a que el sol se escondiera, ellos charlaron y bromearon, sobre todo, eran felices, se llevaban muy bien, Marina amaba a Daniel y deseaba que días como estos nunca terminaran. Daniel estaba más callado de lo normal. Marina lo miró preguntando. “¿Qué pasa?”. Daniel sonrió jugando con la arena. “Hoy es el aniversario luctuoso de mi abuelo.” Marina acarició su hombro. “Lo siento…”
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