–Después de que te salve de ir a la cárcel por homi.ci.dio tienes el descaro de no invitarme a tu fiesta.
Me quedé mirando muy extrañada a Sylvie, no entendí lo que quería decir.
–¿Cómo que una fiesta?
–Melissa dice que tuviste una fiesta en tu casa ayer, habló de que invitaste a Giselle y hasta ese chico Bastián llegó.
–Ah sí, Bastián estuvo preguntando por usted –recordé.
–Y tuviste el descaro de invitarme.
–No fue una fiesta –aclaré –. Es que quería que Pierre conociera a Audry y llamé a Giselle.
–¿Quién es Pierre?
–El hijo de Giselle, tiene un niño de seis.
–Invitaste a dos niños a tu fiesta y no a mí.
Esto no iba a llegar a ningún lado.
–No hubo ninguna fiesta, pero si la hubiera le prometo que la voy a invitar.
–Bien.
–Puedo irme ya, quisiera ir a hablar con
