—¿Dónde quieres esto, mi dama? Rodé los ojos. Al menos esa vez no era princesa. —La cama está bien. Él lanzó todo en la cama y Myles me trajo mi ensalada y una rebanada de pizza. Lo besé suavemente. —Gracias, cariño. —Lo que sea por ti, princesa. Fruncí los ojos y arrugué la nariz ante él. Lo cual solo lo hizo reír. Me senté en la cama y le hice un gesto a Louise para que se sentara a mi lado. —Ven, siéntate, Louise. Ella se sentó vacilante y Conner le entregó un plato de pizza. —Solo queso, ¿verdad? Sonreí, dándome cuenta de que estaban tratando de conocerse. Ella parecía ligeramente sorprendida de que él supiera eso. —Um, sí, así es. Aparté a Conner para que Louise y yo pudiéramos hablar de chicas. Él nos hizo un mohín con los labios de Myles y se fue a sentar con lo