La habitación que ocuparé durante la estadía ahí, cuenta con ventanas de vidrio de piso a techo curvo. Los diseños de interiores expansivos, van de uno a cinco dormitorios. Pero el séptimo no lo he visto, suponiendo que a él le pertenece, no creo que tenga acceso a esa recámara.
—Ahora que conoces el sitio, te haré mención de tu labor. Comenzarás con la habitación, quiero que limpies el desastre ahí, después almorzaremos.
—¿Juntos? —no escondo el terror que destila la pregunta.
—Sí, ¿tienes algún problema?
«Una tremenda objeción, jefe» pienso, pero me mira de esa manera que no encuentro declinar.
—No. Voy a empezar.
Ya me pongo en la marcha. Y por primera vez estoy en un lugar más íntimo, de Silvain. No hay mucha claridad, pero doy un paso y las luces se encienden. El ambiente
