Al amanecer, me muevo en una cama ajena, tardo unos minutos saberme en la habitación de huésped, en casa de Mila. Me ha despertado la alarma del teléfono que puse a sonar, ahora odio el sonido, molesta. No quiero ir a trabajar, y debo trabajar. Aunque no sé qué me espera, porque no le he tomado las llamadas a mi jefe. De seguro estará como un ogro, y no creo que se apiade de mí, aunque le cuente mis motivos. Me doy prisa, menos de quince minutos después, ya estoy lista. Posterior a eso, bajo para tomar el desayuno. Encuentro a Mila preparando unos sandwich. La saludo, ella responde animada. Siempre enérgica. Coloca una rebanada, una loncha de jamón, queso amarillo, lechuga, tomate y rodajas de pepino. Le agrega algunas salsas y pone la otra rebanada de pan arriba. Presiona un poco y con