Decidí no hacerle caso, salgo de la empresa y apenas entre a mi auto, arranque el motor y me fui de ahí.
Narra Julia.
Estaba harta de estar encerrada, decidí salir a caminar un rato, por lo menos para despejarme.
Me compro algo para tomar y me siento en uno de los bancos de la plaza.
Quisiera poder sentirme mejor pero estoy lejos de eso, agradezco la ayuda de mi hermana pero no quiero vivir así, estoy arrepentirá de haberme casado con ese hombre. No puedo contener las lágrimas, buscó un pañuelo y me doy cuenta que alguien está parado frente a mi, extendiendo su brazo con un pañuelo en la mano.
–Gracias. –Logró decir.
–De nada, ¿te encuentras bien?
Asiento y me mira.
–Si quieres, me puedo quedar, antes de que digas que soy un desconocido, me llamo Eduardo.
–Me llamo Ju
