La casona del Rancho Buenavista está en un total desconcierto por todo lo que está sucediendo. Muchos están sorprendidos por la reacción de la madre de Eleanor pues ella nunca antes le había intentado golpear. Daniel la mira con tal odio que no logra controlar la lengua. —Jamás pensé que una dama como usted intentara golpear a su hija frente a un desconocido— en su voz se escucha la amargura y el odio. —Usted no se inmiscuya en esta discusión— la mujer esta roja por la ira que no l ogra contener. Ella debió avisarnos que un aparecido como usted quiere adueñarse de lo que es nuestro. Los ojos avellana de Daniel solo la contemplan de arriba abajo. —¡No ha cambiado!— murmuro en voz muy baja. Más sin embargo, Eleanor si lo escucho. Y la piel a la joven se le puso de gallina. Él