Mi corazón latía tan desbocado, que sentía las pulsaciones atronar en mis oídos. Los labios de Ethan eran suaves como siempre, como la caricia de una pluma. Estuve a punto de protestar, pero me había hecho callar de nuevo, mientras deslizaba sus manos por mi cintura. En estos momentos me encontraba dividida. Por un lado, quería seguir en esto, como si mi vida dependiera de ello. Pero por otro, la parte sensata de mí, me gritaba que lo empujara y echara de mi habitación, porque sólo conseguiríamos hacernos daño. Además, el riesgo de ser descubiertos lo hacía peligroso y por alguna razón, emocionante… excitante. Me sonrojé fuertemente por esos pensamientos, sobre todo porque Ethan no había dejado de presionar sus labios contra los míos y además, se me acababan las fuerzas para empuja