ERICK
Había pasado casi un año desde que ella se marchó de mi vida, dejándome desolado, afligido, en esa oscuridad que tanto odiaba. Con todos mis demonios internos asechándome.
Recordando cuando la vi por primera vez, aquel día en el restaurante, algo me decía que ella era lo que tanto había esperado, lo que a mi vida le hacía falta, para así poder estar completo y ser feliz.
Pero el día que se fue, ese mismo día de mi cumpleaños, dejándome completamente destrozado, bajo la lluvia. Sin voltear a verme, esperaba verla girar para ver en sus ojos si reflejaban algún sentimiento hacia mí, pero no me miró, nunca más lo hizo. Le confesé mi amor, esa misma tarde, pero lo único que recibí de ella fue un triste "Adiós."
Haberla perdido ha sido lo más doloroso que había experimentado en la vida, ni la partida de mi padre me había dejado tan abatido y destrozado.
Sé que me lo tenía bien merecido. No fui completamente sincero con ella, le había ocultado tantas cosas, y una de ellas le llegó a lastimar.
Los primeros meses sin ella fueron los más difíciles, por no decir los más terribles. El trabajo hizo su función, me mantuvo la mente ocupada casi todos los días. El martirio venía una vez que llegaba a casa, todo me recordaba a ella, cualquier espacio de mi hogar, donde la llegue a ver. En la cocina, en la sala sentada, sonriendo, en el comedor mientras comía, en la habitación que llegó a ocupar, en el jardín mientras contemplaba las flores y el lugar que más lo hacía era el de mi alcoba, donde la había hecho mía esa noche, en ese mismo día que se marchó, para siempre de mi vida.
¿Qué si aún sentía algo por ella?, había pasado un año, y parecía sentirse como al principio, solo que con dolor. Tal vez estaba mezclando sentimientos, y a lo mejor mi tristeza o mi desolación me hacían pensar en ello. Lo que sí tenía claro era que sentía decepción, coraje, estaba molesto conmigo mismo.
Aún me preocupaba y preguntaba en algunas veces, en cómo le estaba yendo, en como estaba y con quién. Si estaba bien y si era feliz. Pero recientemente había decidido enterrar ese sentimiento, eso sería lo mejor. Ya que ella nunca más iba a volver a mi vida, no tenía por qué seguir atormentándome con un amor que ya no iba a hacer, que ya no era posible y que quizás para ella ya no significaba nada.
Sé que uno no puede dejar de amar a alguien tan pronto, o tal vez ese amor nunca logre apagarse. Una vez dejé de hacerlo por alguien, pero eso me llevó muchos años y también una dura traición y decepción, donde después nació el odio, que nada bueno dejo, solo cosas negativas.
Con Lucy era distinto, ella había sido mi salvación, mi alegría, mi luz, en todo el tiempo que estuvo conmigo. Sabía que aún la amaba, pero ese sentimiento lo había comenzado a dejarlo muy en el fondo, en donde creyera que ya no dolería tanto.
Así lo había pedido ella, y tenía que olvidarla, aunque me llevará una eternidad, o si no moriría llevando este amor a la tumba, pero intentando demostrar que ya lo había hecho. Tenía que hacerlo si quería llevar una vida normal. Aunque sabía que nunca más me volvería a enamorar, nunca volvería a intentar hacer mi vida con alguien. Eso ya no estaba en mis planes.
A medida que pasaba el tiempo, todo me daba igual. Hacía mi vida normalmente, ocupando los espacios blancos solo para ir a mi trabajo, al gimnasio y algún otro viaje de negocios que estuviera planeado. Nunca me daba ánimos de salir, ni tampoco es que quisiera hacerlo. La diversión estaba sobrevalorada, tanto, que pensé que ya no tenía sentido para mí. Hasta dejé de presentarme en eventos de caridad, solamente iba a los negocios y que fueran de suma importancia, pero nunca me quedaba más del tiempo. Estaba bien así, a decir verdad, tenía lo que me merecía.
Aún la veía en mis sueños, joven, delicada, dulce, completamente hermosa, con esa sonrisa que resplandecía hasta el lugar más oscuro. Me la llevaba suponiendo en cómo le iba en la vida, que estaría haciendo en estos momentos, si había logrado su sueño de terminar su carrera.
Ya no era el mismo. Me había afectado más que cuando Silvia se había ido dejándome solo con un bebé, para irse con su amante. Mi Bonita, me había dejado aún más marcado. Mi mal humor había empeorado y en ocasiones me refugiaba en el alcohol para tratar de olvidarla, no me había hecho un alcohólico, únicamente tomaba en algunas ocasiones más cuando mis recuerdos intentaban atormentarme constantemente. Por una parte, el licor ayudaba.
El mar en calma me servía de arrullo para conseguir cerrar los ojos y relajarme un poco. Sabía también que este lugar me recordaba a ella, todo lo hacía. Pero, aun así, no me llego a importar. Seguido venía a este mismo sitió, a contemplar las olas y, el cielo estrellado por las noches. Era como estar cerca de ella, era como si aún la tuviera a mi lado.
Tenía casi seis meses en California, había venido aún asunto familiar, y me quede más tiempo de lo necesario. La verdad también necesitaba despejarme por completo, de todo y de todos. Así que no me encontraba viviendo en casa de mi madre, sino en mi casa de playa que había adquirido años atrás, a causa de mis viajes.
En algún momento llegué a pensar traerla aquí, en el tiempo que duramos de novios. Pero por desgracia eso no fue posible. Por una parte, eso fue lo mejor, porque este lugar también me recordaría a ella. Y ahora sí estaría totalmente perdido.
Realmente no sabía que hacía en la playa, yo mismo me hacía más daño con todos esos recuerdos. No quería dejarlos ir, como tampoco quise soltarla, pero ella no me dejó elegir.
Decidí quedarme aquí por una temporada, tampoco es que tuviera urgencia por regresar. Elián había decidido vivir con su madre, después de tantos años de estar conmigo, también eligió irse. Las personas que más quería y significaban mucho para mí, se habían ido. Estaba completamente solo.
Estaba feliz por él, ya había logrado ponerse de pie y caminaba sin necesidad de que alguien le ayudara, por el momento lo hacía con ayuda de un bastón, así sería durante un tiempo, mientras sus piernas se acostumbraran nuevamente. Estaba orgulloso de él, aunque él no quisiera saber nada de mí, de todas formas yo le seguía llamando seguido.
Él me odiaba por lo de su madre. En cuanto me enteré de lo que Silvia había hecho, que ella había sido la causante de que Luciana se alejará. No lo pensé dos veces más y le envié de nuevo la demanda de divorcio, el ultimátum. Esta vez no podía negarse, no había más excusas, en esta ocasión sus engaños no iban a funcionar, ya nada me hacía creerle.
Al principio intenté quedar divorciado de ella, la busqué y busqué por todos lados, para así poder enviarle el documento del divorcio, pero por ningún lado la encontré. Cuando regresó después de más de diez años, lo volví a solicitar, y ella se negó, amenazándome también con decirle toda la verdad a Elián e intentando amenazar con quitármelo. Yo por no perderlo y como aún era menor de edad, cedí a sus artimañas.
Con el tiempo volví a enviarle el mismo documento, pero esa tercera vez ya no la pude localizar, se había desaparecido nuevamente. La demanda de divorcio quedó ahí en espera de que ella hiciera presencia.
Al momento que regreso le recordé y la presione con ello, por esa razón ella jugó su última carta para solo hacerme la vida imposible. Nuestro divorcio estaba en trámite desde hace años y no dudé en hacérselo saber en cuanto la volví a ver. Cuando Lucy se enteró de ello, Silvia y yo ya estábamos en los últimos arreglos para finalizar nuestra separación por definitiva.
Pero por idiota, me callé todo, no tuve el valor de decirle nada de eso. Estaba esperando a quedar completamente libre, para poder hacerlo. Sin pensar que alguien más se me fuera adelantar. Y ese alguien fue mi exesposa.
No podía buscarla y pedirle perdón, ya el daño estaba hecho, tampoco tenía cara para hacerlo, yo era el culpable por haberme quedado callado en varias cosas. Lo mejor que podía hacer era hacerme la idea y aceptar lo que había pedido, alejarme de ella, dejarla hacer su vida sin mí. De igual manera, sabía que ella se merecía algo mejor, alguien mejor, aunque eso me doliera con solo pensarlo. No era el correcto para ella, no yo que guardaba muchos secretos, que cargaba conmigo mucho resentimiento, odio y que mi objetivo era dar con ese desgraciado y vengarme, con ese que acabo con la vida de mi padre.