Obligue a mi cuerpo a levantarse de la cama. Estos días Hannah se había esforzado por distraerme llevándome de compras, a una reunión con sus amigos, pidiéndome ayuda con tareas de la universidad y buscando actividades para no dejar que me deprimiera, pero cuando llegaba la noche los pensamientos me invadían. Mi vida se volvió una mierda y yo no había hecho nada para impedirlo. Mi mente se disparó hacia ese lugar oscuro del cual no había retorno. El dolor seguía ahí y ardía. Ardía como un fuego en mi interior, consumiendo todo a su paso. Pensé en Stephen. Recordé todos nuestros momentos juntos, cada expresión en su rostro. Cada tatuaje en su piel. Parpadee varias veces al proyectarse la imagen de sus cautivantes ojos azules en mi memoria. Había caído en el mismo patrón de siempre,