No tenía idea hacia donde nos dirigíamos, pero tampoco me importaba. Mientras más lejos estuviera de Lara Simmons, mejor me encontraría anímicamente. No comprendía que había hecho mal para que me detestara tanto, pero me juré alejar todos los pensamientos negativos que inundaban mi cabeza. Stephen observaba la carretera concentrado y pensativo. Me causaba mucha curiosidad su expresión, más que nada porque había mencionado que hacía mucho no visitaba aquel lugar al que íbamos. Observé su GPS y noté que estábamos a mitad de camino en dirección a Boston. Mi estómago se contrajo, hacía bastante no me dirigía hacia allí, prácticamente desde el accidente. La vergüenza y la culpa no me lo permitían. Cuando giro en una curva, adentrándose a un camino boscoso, respire nuevamente. La nieve cayend