Se aproximaba la navidad y como siempre, mi grinch interior hacía su aparición. Odiaba a las personas que iban de aquí hacia allá haciendo compras con emoción, buscando el alimento que servirían en su mesa para esas fechas y saludándose enérgicamente con buenos deseos. Lo peor de llegar a estas fechas era la maldita nieve que cubría de blanco la ciudad entera. Las bajas temperaturas me daban pesar, no permitían que tuviese deseos de salir de la cama y mucho menos me agradaban las capas y capas de ropa que debía usar para apaciguar el frío. Terminé una videoconferencia con total éxito y comencé a prepararme para volver a casa y disfrutar de las vacaciones de invierno cuando la presencia de Stephen apareció en mi campo de visión. Con el ceño fruncido y ese magnetismo que desprendía con s