Al despertar esta mañana y proyectar el resto de mi día, había planeado una intensa charla con Vittorio donde recalcaría la necesidad de dejar este empleo que no me agradaba e intentar hacerlo razonar sobre lo que ello significaba para mí. No pertenecía aquí, no era lo que deseaba para mi vida. La sola idea de convertirme en lo que mi madre esperaba que fuera me erizaba cada vello del cuerpo. No lo aceptaba. Me prepare para los gritos, las amenazas, la supuesta decepción que sería para él. Nada importaba, Stephen me había dado su apoyo y parte de mi estaba decidida a dimitir. Lo que sin duda no estaba en mis planes era que un hombre que jamás había visto en mi vida me dijera que había venido a Nueva York y a esta empresa solo por mí. No quería demostrarle cuanto me inquietaba, no e