"NINGÚN REENCUENTRO ES COINCIDENCIA" JESSICA Estaba desorientada. Podía notarlo. Había leído y releído el expediente en mi mano varias veces pero no lograba enfocar mi atención en el. Quizá el shock por la muerte de mi padre se disuadía, dándole paso a la tristeza. Desde niños, estábamos programados para querer y aceptar a nuestros padres a pesar de sus errores, y yo no estaba exenta de esa regla. Justifique muchas veces lo injustificable, acepte maltratos psicológicos de parte de ellos, así como también la falta de afecto a medida que crecía. Siempre perdone, o intente perdonar, pero esta vez no podía. Se oyeron unos suaves golpes en la puerta, y Christian ingresó a mi despacho con una carpeta en una mano, y un papel en la otra. —Te ha llegado el citatorio para la lectura del test