Faby Jones Él se levanta y está a punto de irse, pero, no puedo permitirlo, tengo que hablar con él, siempre he tenido curiosidad por mis padres. Ahora que encuentro a alguien que puede ayudarme a saber más de ellos, tengo que comportarme mejor aunque me duela el hígado y no soporte a este imbécil. —Lo siento, Uriel, no suelo ser grosera pero, entiéndeme cuando nos conocimos me hiciste una pregunta extraña y me ofendí. —Ves que no es difícil ser amable. «Tranquila Fabiana, no le prestes atención, no lo asesines». —Entonces, me hablaras sobre mis padres. —Sí aceptas mi propuesta lo hago, no te preocupes, te daré tiempo para pensar además, tengo que ayudarte económicamente por esa razón quiero que vivas conmigo. —No necesito tu dinero, solo quiero