Hermanos [+18]

Capítulo 5 Una mamada perfecta.

Capítulo 5

Una mamada perfecta.

Con manos rápidas y expertas, Lola comenzó a desabrochar los pantalones de Tonio. Él solo podía observarla, inmóvil, mientras la dejaba hacer lo que quisiera con él. La escena era excitante; después de todo, en más de una ocasión había fantaseado con que Lola tomara su pene entre sus labios, llevándolo a la profundidad de su boca. Sin embargo, aunque en ese momento estaba más que dispuesto a dejarla continuar, por un instante su conciencia irrumpió de manera inoportuna, haciendo que se pregunte si debía permitirle seguir o si era hora de detener aquella locura que apenas comenzaba entre ambos.

—No tienes que hacerlo si no quieres, Lola. Sabes que yo no te obligaría.

Para ella fue fácil el percatarse de lo que sucedía. Sabía que él quería que continuara, pero su mente le estaba haciendo plantearse si era correcto o no lo que estaba sucediendo allí. Debido a este razonamiento fue que ella, con voz calma y sumamente sensual, le dijo:

—Sé que no me obligarías, Tonio… —se detuvo por un segundo dejando un silencio expectante—. Pero me muero de ganas de tomarte en mi boca y hacer que te corras en el fondo de mi garganta.

Cuando terminó de hablar, Tonio tenía los ojos enormes. Estaba más que dispuesto a que ella le hiciera eso, pero tenía que estar seguro antes de continuar. No podía simplemente mandarlo todo a la mierda para que luego ella se arrepintiera y que debido a una calentura rompieran la relación que tenían.

—Lola… ¿Estás segura? —preguntó. Su voz casi un susurro lejano y lastimero. Su m*****o dolía mucho, casi suplicaba para que ella lo chupara.

—¡Completamente! —aseguró Lola, metiendo la mano dentro de los pantalones de él y sujetando su m*****o dentro de su puño para liberarlo. Su pene era grande y estaba duro a más no poder, parecía que en cualquier segundo explotaría, liberando lo que ella más ansiaba dentro de su boca. Unas cuantas gotas de líquido pre seminal ya salían de la pequeña ranura en la punta de su pene y todo su tamaño parecía estar latiendo por ella.

Lola se tomó su tiempo para admirarlo, mientras se pasaba la lengua por sus labios un tanto resecos, saboreando el momento previo a meterlo en su interior. Recordó por un segundo las ganas que había tenido de metérselo a la boca cuando lo vio entrar y salir de la intimidad de esa mujer desconocida, a la que Tonio hizo explotar como si no hubiera un mañana en su habitación. Al pensar en esa hermosa y placentera imagen, Lola ya no pudo contenerse más, por lo que movió la mano ligeramente de arriba hacia abajo, masturbándolo con sumo cuidado.

—Mmm… Pequeña, así… Mueve la mano así… De arriba hacia abajo —le indicaba él, como podía tratando de no cerrar los ojos y perderse, aunque sea por un segundo, esa escena tan sensual que su pequeña Lola le estaba dando, acariciándolo con fascinación en sus ojos, entretanto lo observaba con atención, tratando de leer si le gustaba o no lo que ella le hacía.

Tonio en su mente creía que ella era una jovencita inexperta que no sabía muy bien lo que hacía, cosa que cualquiera podría pensar en su situación, por eso trataba de guiar sus movimientos, pero poco sabía él de que ella era muy buena a la hora de hacer un oral. Había dejado a varios hombres tan secos y con los ojos en blanco que no podían procesar lo que los golpeo luego de que ella terminara con ellos y, esta mañana, el pobre Tonio sería una perfecta víctima que aprendería a no subestimar las habilidades sexuales de esta jovencita.

Al ver otra gota salir por la pequeña ranura en la punta de su m*****o, ella rápidamente la lamió, no queriendo que se desperdiciara ni una sola gota de ese néctar, ligeramente salado. Posteriormente, volvió a lamer la cabeza como si de un helado se tratara. Fue rápida y un poco brusca, pero a él le gustó de sobre manera esta acción, tanto que un gemido desde el fondo de su garganta lo abandonó, instándola a seguir a delante, mientras tiraba la cabeza hacia atrás con placer. No quería perderse ni un segundo de nada, por lo que se obligó a volver a mirarla.

Ella envolvió la cabeza con su lengua, lamiéndolo como si de un chupetín se tratara, provocando que los ojos de él se pusieran en blanco y luego se la introdujo en la boca, donde rozó cada centímetro de su v***a con la lengua, mientras empezaba a mover la cabeza en un vaivén que la hacía atragantar por momentos. No obstante, ese hecho, en vez de detenerla, la hacía esforzarse un poco más para llevarlo al orgasmo.

Tonio no podía apartar su vista, parecía que estaba hipnotizado, mientras observaba a Lola quien lo devoraba dentro de su boca. Solo podía pensar en que ella era más que magnifica.

Lola sujetó su m*****o por la base, mientras que con la otra, empezó a acariciar sus testículos, todo esto sin dejar de mover la cabeza. De pronto, solo para tratar de recuperar un poco la respiración, ella se permitió soltarlo haciendo un sonido muy sexy de "pop". No obstante, no se quedó quieta, pasó la lengua de arriba para abajo por todo el tronco, repitiendo esta acción en varias ocasiones, antes de llegar a la punta, para introducirlo de nuevo en su cálido interior.

Un momento después, cuando Lola se volvió a alejar, Tonio quedó en shock al ver como ella, acercaba sus pechos a su entrepierna solo para acariciar esas hermosas montañas con su m*****o, el cual estaba húmedo por la saliva que ella había dejado, mojando así su piel en el proceso. Sin embargo, eso al parecer no fue suficiente para ella, quien con una hermosa sonrisa, mojó su mano escupiendo un poco saliva allí, para después untársela en el valle entre sus senos, lubricando muy bien la zona.

Como si su acción no fuera lo suficientemente esclarecedora para él, Lola pudo escuchar como este gemía audiblemente al verla colocar su m*****o entre sus senos, apretándolo con ellos, empezando así una masturbación diferente, pero igual de placentera. Esta nueva posición le permitía a Lola, gracias al gran tamaño de la v***a de Tonio, el succionar la cabeza de esta, por lo que sin ningún miedo al éxito, ella así hizo.

—¡Oh, Dios, Lola! Sí, sigue así, pequeña. Chúpame más… ¡Más duro! —gemía mientras la alentaba, perdido en el placer.

—¿Te gusta, Tonio? —preguntó ella, liberándolo por un momento para hablar, sin dejar de mover sus pechos arriba y abajo, acariciando su m*****o con ellos.

—Sí, Lola. Succióname un poco más… fuerte. Ya casi llego, pequeña —pidió Tonio con los dientes apretados, mientras ella lo masturbaba.

—Mmm… —gimió ella cuando volvió a succionar la cabeza dentro de su boca, probando un ligero sabor salado que salía de él. Al ver que estaba a nada de correrse, lo succionó con más fuerza aún, provocando que él gimiera audiblemente, corriéndose por fin en su boca.

—¡Aaaah…! ¡Lola! Oh, sí… ¡Trágatela toda! —ordenó con voz áspera, aunque en sus ojos se veía la vulnerabilidad de él, haciendo que pareciera más un ruego que una orden, por lo que ella obviamente que se tomó toda la lechita calentita que él le estaba proporcionando. Cuando se la iba a tragar, levantó la mirada a sus ojos, para que él la vea hacerlo en ese instante, cosa que a Tonio le pareció lo más sexy que alguna vez haya visto.

—Mierda, eso fue caliente… —expresó Tonio cuando ella lo liberó al fin después de unas cuantas sacudidas más. Su m*****o aún estaba algo duro, por lo que cayó sobre su abdomen; sin embargo, él estaba más que satisfecho con la liberación que ella le había dado. Respiraba con un poco de dificultad y ahora estaba casi acostado sobre el sofá, con los ojos cerrados, tratando de recuperarse un poco.

Lola, por su lado, lo miraba aún arrodillada sobre el suelo, mirándolo con atención. Estaba más que feliz consigo misma por como de fuerte había logrado que él se corriera.

—Me alegro de que te haya gustado —le dijo, mientras se levantaba, solo para ver como él volvía a poner sus ojos sobre ella.

—Me encantó lo que hiciste con tu boca. Fue una espectacular mamada. Lo hiciste increíble —la alabó enormemente, mientras guardaba su m*****o y estiraba una mano para sujetar la de ella, haciéndola sentarse en su regazo, teniendo mucho cuidado de no apretar a su pene debajo de ella, pues estaba bastante sensible todavía.

Ni bien ella estuvo sobre él a ahorcajadas, Tonio la sorprendió cuando comenzó a besarla en la boca, saboreándose a sí mismo en el proceso, cosa que a él no le desagradó en lo más mínimo. Pensaba que era bastante caliente, el besarla, sabiendo que ella había estado chupándosela hace solo unos segundos, aunque esto jamás lo haya hecho con ninguna otra mujer. Tal vez era diferente con ella, porque era su pequeña Lola.

—Mmm… —gimieron los dos a la vez, besándose con verdadera pasión. Las manos de ellos estaban enroscadas en el cabello del otro, estirando y sujetando con fuerza, todo a la vez. Ninguno de ellos, se había imaginado antes que llegarían a esto, pero ahora, con todo lo que estaban sintiendo el uno por el otro, no lo podían dejar pasar. Necesitaban explorar sus cuerpos y alimentar este fuego que los consumía.

Tonio sujetó a Lola por las nalgas y se levantó del sofá llevándosela arriba con él. Empezó a caminar en dirección a su habitación, mientras continuaba con el beso, sin detenerse ni un solo segundo. Justo cuando llegaron a la puerta de él, Tonio recordó que ella lo había visto allí cogiendo con otra, por lo que no le pareció correcto el llevarla allí. Su habitación, en su mente, ahora parecía estar sucia, manchada con su acto.

Con esa idea en la mente, Tonio caminó en dirección a la habitación de ella. Entró con Lola todavía con las piernas envueltas en sus caderas y la llevó hasta el borde de la cama, donde la depositó con sumo cuidado.

Él permaneció parado al lado de la cama, mirándola de frente, acostada con las piernas abiertas, solo cubierta de la cintura para abajo, con la respiración agitada, mirándolo detenidamente.

—Quiero hundir mi cara entre tus piernas, con unas ganas, que ni para qué te cuento… —le dijo él, viendo como ella sonreía astutamente, abriendo y cerrando las piernas, imaginándose perfectamente cuál era el deseo de él antes de que hablara, porque también era el suyo propio.

—¿Y quién te está deteniendo, Tonio? ¡Porque yo no!