Las puertas del ascensor se abrieron, dentro de el estaba Afrodita con sus guardaespaldas. Llevaba unas gafas sobre sus ojos, un enorme abrigo de piel color café que cubría gran parte de su cuerpo, un vestido rojo y tacones negros. Caminó hacia Perséfone y le dijo. - Busco a mi novio. - Claro ¿Me dice el nombre de su pareja? – respondió ella algo asombrada. - Hades. – respondió de inmediato Afrodita, dejando liberar una débil sonrisa. El corazón de Perséfone dejó de latir por unos segundos, sintió una gran presión que la atormentaba con cada respiración que tomaba. Quería correr, quería esconderse. Contuvo aquella emoción que amenazaba con arrebatarle ciertas lágrimas de dolor. Era muy poco el tiempo que estaba con él, pero se sentía como si lo hubiera conocido de toda la vida, como