Capitulo veintitrés. Paris. Empezamos a surcar el atlántico de noche, puedo ver con claridad el cielo salpicados de estrellas, para luego irnos a la habitación, la cama es bastante pequeña y algo incomoda, pero aun así nos acomodamos los dos, nos quitamos los zapatos quedando cómodos. Y para mi sorpresa no se abalanza sobre mí con ganas de sexo, sino, todo lo contrario, abre el libro y se acomoda para leerlo, pasándome el control del televisor. - Pensé que haríamos el amor sobrevolando el mar… - Yo también, pero no puedo – susurra apenado , siempre he tenido cierta aberración a volar, así que prefiero pensar en otras cosas, no me puedo concentrar en ti mientras peleo con lo que me asusta. - Quería recrear una escena de un libro – susurro hablándole sexy al oído.