Temblaba, voltee a mirar atrás y no había nadie, como si todo lo que pasó hace un momento lo hubiera imaginado, sé que debí quedarme en lugares concurridos, pero me distraje y eso casi me cuesta la vida o me habría dejado una marca permanente.
Cuando sentí que no había nadie detrás de mí, me desplome, no sabía dónde o cómo, pero caí de rodillas, respire y me eché a llorar, ha sido el susto más grande que he tenido, me dolía todo y a la vez nada no se que sentir solo se que mis lágrimas corrían por mi cara y que mi llanto fue silencioso, pero debí estar en un lugar donde muchas personas pudieron verme porque escuché sus susurros.
No sé cuánto tiempo pasó o como paso, solo se que un hombre joven, con aspecto casi colegial se acercó a mí con una botella de agua y me ayudó a levantarme, mientras yo tomaba el agua una mujer también se acercó y entre los dos me llevaron a una silla no lejos de ahí, la mujer tenía unos 35 o 40 alta de cabello n***o, y el chico tenía unos 20 y se parecían mucho; pacientemente se quedaron mirando hasta que mis lágrimas dejaron de correr, entonces el chico hablo.
— hola, ¿te encuentras bien?.— yo solo asentí, no me sentía con la capacidad de hablar. — eso está bien, pero no pareces estar bien , si quieres puedes contarnos lo que pasó, mi nombre es Carlo, mi madre es Verónica, tenemos el puesto de allí, vendemos pizza . — Carlo se presentó de manera muy gentil, se sentía la tranquilidad que quería transmitir logró darme un poco de ella y respire y le contesté como en un susurró.
— gracias por ayudarme, estoy un poco asustada, estaba caminando por dónde no había mucha gente, me siguieron unos hombres, me dió mucho miedo— la última frase salió quebrada estaba a punto de llorar, la reacción de Verónica me alteró un poco, se levantó de un salto y miró a varios lados cuando no lo encontró , soltó un suspiro cansado y me dijo
— tranquila cariño, es bueno que llegaras aquí, no te va a pasar nada más, estás en una zona segura, dame un momento y le habló a los policías del parque. — se fue sin dejarme decirle algo o apenas formular un simple gracias, al parecer Carlo se dió cuenta de mi intención.
— tranquila, siempre ha dicho que si podemos ayudar de alguna manera a la gente es nuestro deber ayudar, no importa la situación en la que nos veamos envueltos — dijo soltando un suspiro cansado — a veces eso nos ha traído problemas pero es simplemente que no podemos negarnos, nos nace del corazón y eso no podemos evitarlo, tal vez sea parte de nuestro destino.
A pesar de ser de la misma edad este chico tenía una actitud muy tranquila, no sé en qué momento me ha tomado las manos pero este gesto me ha dado un poco de la fuerza que perdí durante la persecución, sus palabras están cargadas calma y sabiduría, pero no pude pensar más a fondo lo que decía, porque alguien detrás de nosotros se aclaró la garganta, se veía un Samuel con cara de pocos amigos, con los brazos cruzados frente a nosotros.
— Se puede saber qué pasa aquí Malena — el rastro de enojo en su voz es evidente, no entiendo ¿ahora que hice?, por qué se molesta con cualquier acción que tenga. — te das cuenta que te estoy esperando hace 10 minutos, pensé que te había pasado algo, pero no, estás aquí tranquila charlando con el. ¿Enserio? — ja, se molestó por esto, al menos intentará preguntar ¿si me pasó algo? o mínimo ¿Que te paso? O un ¿Qué pasa aquí? Hubiera Sido más adecuado, pero no el señor saltó a la conclusión más equivocada que pudo, pensaba perdonarlo, pero ni madres, no soy de las personas que va a rogar amor, me encanta y todo pero si esto va ha ser así todo el tiempo puede irse muy a la mierda.
No le prestó atención, me volteo y veo a Carlo rojo de la vergüenza, como si fuera culpable de algo tiene levantadas las manos como en señal de rendición, que vergüenza, el me acaba de ayudar, no pudo ser más lindo conmigo y este idiota transforma una acción loable en algo diferente, no puedo con esto así que decido agradecer a Carlo y a su madre quien no está.
— Carlo gracias por tu ayuda, enserio me sentí fatal, pero gracias a las acciones de tu mamá y tuyas puedo irme tranquila a casa. — miro de reojo a Samuel y puedo ver qué su enojo sigue ahí pero su confusión también — me disculpo por cualquier malentendido que pudiste pasar, porfavor me dices que días están aquí para poder agradecerte como se debe.
— No te preocupes, ya te decía yo sobre las situaciones que traen problemas — mira de reojo a mi acompañante — no tienes que disculparte por eso, me agrada que pases por aquí de nuevo y comas algo de nuestro lugar, así que te puedo decir que todos los miércoles y viernes estamos aquí. — me levanto con ánimo de despedirme y él lo hace antes de que diga algo más — ten buena noche, Malena ¿Verdad? — no me había dado cuenta que no les había dicho mi nombre así que asiento y doy un paso para irme no sin antes despedirme de nuevo y pedirle que le exprese mis gracias a su madre.
Camino de nuevo a la salida del parque, ya no tiene objeto que me quedé aquí, la persona por la que vine resultó un completo patán, no quería ni verlo, pero aun así siento que me sigue, cuando me despedí de Carlo se quedó viendo nuestra interacción un poco más calmado, pero también se le veía frustrado, pero al diablo, debió preguntar de otra manera lo ocurrido.
Ya en la salida, veo un taxi y antes de poder llamarlo un enojado Samuel me toma fuertemente de la muñeca, estoy segura que esto va a dejar moratón mañana, trato de soltarme pero aprieta más fuerte.
— no te vas, hasta que hablemos, a eso hemos venido aquí.— este hombre es insufrible, que le pasá, me hace pasar vergüenza y antes está enojado, a la mierda.
— me importa un carajo a lo que vine, no te quiero ver, no me interesa ya lo que vinimos a hablar, después de la escena que acabas de montar allí crees que me quedan ganas de tener algo con alguien tan patán, ni en tus sueños. — sus ojos se abren, creo que no esperaba que le respondiera así, muy pocas personas me han visto de malas, pero las pocas que han visto este lado de mi dan fe que no soy fácil de tratar — mira Samuel antes quería hacer ellas pases y estar contigo, diablos, si hasta casi me disculpo, pero no más, porfavor ve por tu lado y yo por el mío y a la próxima que quieras hacer show, monta una tarima.
me suelta, supongo que por la impresión, llamo al taxi que está cerca, me subo y lo dejo allí parado mirándome con una expresión que no fui capaz de comprender.