El estar viendo cómo se divertían o hablando tonterías no hacía más que cabrear a Amber. Ella decidió que lo mejor era irse, así que le dijo a Arun:
__ Hermano, me siento cansada. Me gustaría poder regresar a casa, ¿podrías decirles a nuestros padres que quiero irme?
__ Y yo por qué tengo qué... Amber no dejó que Arun terminara de hablar y le dio un pisotón en el pie, le sonrió y dijo:
__ Por favor, hermano.
Arun sabía que si no hacía lo que Amber le estaba pidiendo ella terminaría golpeándolo con más fuerza y como él también quería irse le dijo que sí.
Amber interrumpió a Helio y al príncipe y dijo:
__ Me retiro ahora. Sir Helio, espero que cumpla su promesa de tomar el té mañana conmigo. Lo estaré esperando.
Helio besó la mano de Amber y le dijo:
__ Ha sido un placer conocerla, mi lady. No se preocupe, ahí estaré y esperaré ansioso nuestro próximo encuentro.
Las mejillas de Amber se pusieron un poco coloradas cuando los labios de Helio rozaron su mano. El príncipe, al ver a Amber siendo tímida por el beso que Helio le acababa de dar, se enfadó mucho y cuando ella se fue le preguntó a Helio:
__ ¿Te gusta Amber?
Él un poco avergonzado contestó:
__ Sí, ella es una joven hermosa y delicada, desde que la vi no pude apartar mi vista de ella.
__ Sí, es bonita, pero ten cuidado. Su padre es el duque de Forest, quién es muy sobre protector. No sé si alguna vez has escuchado hablar de él, ya que has estado estudiando fuera, pero tiene fama de ser un hombre cruel y sanguinario, así que pueda que tu vida esté en riesgo si te acercas a ella.
__ Ya lo sé, incluso en el reino de Letter se habla sobre las hazañas del duque, pero ella en verdad me interesa, así pienso que vale la pena arriesgarme por alguien tan maravillosa.
__ Ya veo.
Normalmente el príncipe siempre lograba alejar a los pretendientes de Amber cuando mencionaba al duque, pero Helio parecía estar tan encantado con Amber que eso no lo asustaba. Cailed pensó que sería un rival duro de vencer, así que se puso a pensar en qué haría para alejar a ese hombre de Amber.
Al llegar a la mansión, Amber se fue a buscar al mayordomo y le dijo que al día siguiente tendría un invitado y que quería que el chef preparar deliciosos bocadillos para ellos. Después se fue a dormir a su habitación.
Amber parecía tan contenta que una de las sirvientas le preguntó:
__ Mi lady, ¿pasó algo bueno en el baile?
__ Sí, Mari. Hoy conocí a un joven muy apuesto. He quedó con él mañana para tomar el té.
__ Espero que las cosas le vayan bien, mi lady.
Cuando las sirvientas terminaron de ponerle el camisón, Amber se tiró en la cama y dijo:
__ Eso espero. Normalmente tengo mala suerte con los hombres, ya que por alguna razón todos se alejan de mí. Espero que esta vez sea diferente.
__Le deseamos mucha suerte, mi lady.
__ Muchas gracias, chicas. Ya pueden retirarse. Nos vemos mañana.
__Qué duerma bien, mi lady.
Cuando Amber quedó completamente sola recordó como Cailed había bailado con Loretta. Se sintió molesta y dijo:
__ ¡Maldito idiota!, De entre todas las mujeres tenías que haberte fijado en ella.
Amber tomó uno de los cojines de la cama, se lo puso en la boca y dio un fuerte grito para sacar todo el enojo que tenía. El grito quedó ahogado por el cojín, así que al final nadie la escuchó. A ella le gustaba el príncipe, sin embargo, él era un idiota y un mujeriego que coqueteaba con cualquier mujer que tuviera enfrente excepto ella. Siempre era frío y le hablaba de manera brusca, por esa razón, aunque le gustara, ella le trataba de la misma manera en la que él lo hacía y pensó que si encontraba a un hombre maravilloso se olvidaría de él.
Ella se quedó dando vueltas en la cama durante un rato hasta que se sintió más tranquila y se quedó dormida.
A la mañana siguiente, Amber se levantó muy temprano, ya que estaba un poco nerviosa porque no sabía si Helio acudiría a su cita.
Normalmente siempre que ella hacía planes con algún pretendiente ellos nunca acudían. Siempre le enviaban una carta diciéndole que no podían asistir ya que les había salido algún imprevisto y al final no los volvía a ver.
Ella quiso salir a montar a caballo para despejar su mente, pero como no quería ir sola fue a la habitación de Arun para pedirle que la acompañara.
Arun estaba profundamente dormido, ella le movió el hombro y le dijo:
__ Arun despierta. Él se dio la vuelta ignorando la molesta voz de su hermana y se envolvió en las sabanas.
Arun tenía el sueño pesado al igual que su madre, Amber siempre había envidiado eso de ellos, ya ella tenía el sueño ligero y se despertaba con cualquier ruido al igual que su padre, era como si siempre estuviera alerta, ella tomó un vaso con agua, lo llenó hasta la mitad y se lo tiró a Arun en la cara.
Él se despertó desorientado y al ver a Amber al lado de su cama le dijo:
__ Amber, ¿Qué quieres? ¿por qué me despiertas así?
__ Quiero que me acompañes a montar a caballo.
Arun miró hacia fuera a través de la ventana y al ver que el sol apenas había comenzado a salir le dijo:
__ ¿A esta hora?
__ Sí, no puedo dormir. Tengo tanta energía que si no hago algo me volveré loca.
Arun tiró al suelo su almohada mojada, cogió otra, se acomodó nuevamente en la cama y le dijo:
__ Ya es tarde, hermana. Ya estás loca, ahora déjame dormir que aún tengo sueño.
__ Te ayudaré con Reís si me acompañas.
Arun odiaba pedirle ayuda a su hermana, sin embargo, si lo que le había dicho sobre el compromiso de Reís era verdad, no podía seguir perdiendo el tiempo así que pensó que su ayuda no le vendría mal. Se sentó en la cama y dijo.
__ Está bien. Te acompañaré, pero ahora sal. Tengo que cambiarme.
Amber se apresuró a la puerta y dijo:
__ Entonces te espero abajo. Date prisa, no me hagas esperar.