Charlas aterradoras

1593 Words
Un poco más tarde, Echo trajo una bandeja con dos batidos. Uno era casi n***o, probablemente el mío, el otro era rosa. Puso el oscuro frente a mí con una cuchara y se sentó en la silla al otro lado del escritorio con el otro. —Pensé en tomar un descanso. Nunca pude tomar uno de estos, pero los hacía todo el tiempo —Sonrió. —¿Qué sabor elegiste? —pregunté. —Fresa —me dijo y comenzó a comer el postre. Probé el mío. Mi sire disfrutaba de alimentos a base de sangre, pero nunca lo probé yo mismo. En realidad, estaba muy bueno. Echo se rio mientras bebía, lo que me hizo levantar la mirada. —Me alegra que te guste. Estaba preocupada de no mezclarlo bien. El señor Springer me habló de esto. Dijo que cada tipo de sangre tiene un sabor que combina bien. El tipo O es chocolate, el B es caramelo, el A es avellana y el AB es almendra tostada. El tipo O es salado, el B es dulce, el A es ácido y el AB es una combinación de los tres. O algo así —Encogió los hombros. Lo pensé mientras comía mi postre. Springer fue la razón por la que ella sabía esto, no Drew. Olvidé lo íntima que puede ser la alimentación cuando tienes el mismo donante con frecuencia. Ella habría sido su amiga, de alguna manera extraña, pero él me dijo que intentó morderle el muslo. Eso no era algo que se hace con un amigo. Eso era juego previo. Ni siquiera sabía en qué se estaba alimentando, simplemente se sentía atraído naturalmente por eso. —Pareces mucho más relajada de lo que esperaba en tan poco tiempo —observé. —Cuando dijiste que no te alimentarías; no parecía una mentira. Parecía más verdad que cualquier cosa que alguien me hubiera dicho. Confío en ti y no sé por qué—respondió. Lo sabía. Los dhampirs, al igual que los vampiros, se sienten cómodos en compañía de otros vampiros y dhampirs. Echo sabía que no mentiría por cómo actuaba. Su actitud relajada se debía a que no había amenaza allí y podía disfrutar de la sensación de estar con su propia especie. —Necesito hablar contigo sobre toda esta situación —le dije. —Está bien —se sentó más recta y me miró directamente. —Me di cuenta de que fui bastante vago sobre lo que está sucediendo. Estaba enojado con tus padres y con el estado de las cosas en general. Así que voy a presentarme de nuevo y decirte todo lo que necesitas saber —dije. —Lo aprecio. Es bastante confuso para mí —Echo sonrió suavemente. —Mi nombre es Victor Nightshade. Soy m*****o del Consejo de Vampiros, un cuerpo de gobierno que regula nuestras actividades por la seguridad tanto de los humanos como de los vampiros. Acabo de ser nombrado amo de este territorio. La región en la que vives —expliqué. Asintió, absorbiendo todo sin preguntas. —Estaba cazando a uno de los vampiros que hice. Me robó mucho dinero hace unos años. Cuando lo encontré, me habló de ti. Como m*****o del consejo en años anteriores, creé las reglas que tenemos contra alimentarnos de niños. Ya era una regla de mi linaje. Fue condenado a muerte junto con cada vampiro que se alimentó de ti o estaba en lista de espera para hacerlo. —Así que, ¿el señor Springer está muerto? —preguntó Echo. —Sí. Fue el último en morir. ¿Estás bien? —Él era el más amable, pero les tenía miedo a todos. Gracias —dijo. —Es mi trabajo, pero después de conocerte, me alegro de haber podido hacerlo. Cacé a todos los vampiros y reuní información. Había un hombre vigilando tu casa, para ver si había algo más de lo que preocuparse. Me habló de tus hermanos, padres y actividades. Los tres últimos vampiros que maté me dieron mucha información. Uno ofreció setecientos mil dólares por ti. Conocía tu valor, pero hizo una oferta baja apostando a que tus padres no notarían la diferencia —le dije. —¿Mi valor? —Ella chilló. —El vampiro me dijo que eras una dhampir. Tu olor lo confirmó. Un dhampir es un híbrido entre un humano y un vampiro. Además, el vampiro dijo que tu padre era humano y tu madre solo era un cuarto vampiro. Te presentas como alguien más cercano a la mitad —la informé. —¿Soy un vampiro? No, eso no puede ser cierto. ¿Por qué sería especial? —preguntó. —Tienes razón, no eres un vampiro. Eres más fuerte, más rápida, más saludable, y más persuasiva que un humano. Puedes caminar al sol como ellos. Puedes curarte como nosotros. No envejecerás tan rápidamente una vez que alcances los veinticinco años. Dadas las condiciones adecuadas, podrías vivir varios cientos de años. Eres más difícil de matar que un humano o un vampiro. Cuando mueras, renacerás como un vampiro completamente funcional y comenzarás tu propia línea de sangre. Sin embargo, mientras estés viva, eres la única que puede procrear fácilmente con un vampiro. Es difícil tener hijos como vampiro. Hay muchas condiciones que se deben cumplir. Si la persona con la que procreas es dhampir, es tan simple como para los humanos —expliqué. —Suena como si hubieras hecho un buen trato —La voz de Echo era susurrante y entrecortada. —Si alguien más te hubiera encontrado, podrían haberte vendido por cientos de millones de dólares. Los vampiros más antiguos pagarían cualquier cosa para poder tener un verdadero hijo. Para la mitad de la próxima semana, llevarás mi nombre. Ningún otro vampiro puede tomarte entonces, excepto tu progenitor, si todavía vive —dije. —Entonces, ¿planeas tener un bebé conmigo? —preguntó ella. Echo temblaba. Olía aterrorizada. Nunca me había gustado ese olor. Especialmente de mujeres o niños, y ella era ambas cosas. —No, Echo. Planeo mantenerte a salvo hasta que cumplas los dieciocho y puedas elegir la vida que quieres. Mantendrás mi nombre, incluso si no quieres quedarte conmigo. Si te casas, no cambies tu nombre. Sin mi nombre, estarás declarando que no estás protegida. El martes, llegará otro representante del consejo. Ella y yo te examinaremos para descubrir quién es tu progenitor. Espero poder argumentarle el hecho de que ya te he comprado a tu madre. Con suerte, no sentirá la necesidad de desafiar mi reclamo. —No quiero irme. Quiero quedarme aquí. Quiero estar cerca de mi familia. Por favor, no dejes que me lleve, Victor. Por favor —suplicó llorando. —Haré todo lo que esté a mi alcance para mantenerte, Echo. Te lo prometo. Confía en mí —dije. —Si intenta reclamarme. Quiero que me consumas. No permitas que sea una fábrica de bebés de alguien. Eso es lo que harían, ¿no es así? Me mantendrían encerrada, embarazada la mayor parte del tiempo. Me obligarían a hacerlo, aunque no quisiera —lloró Echo. —Probablemente. Ha sido el destino de las dhampirs femeninas en el pasado, que fueron utilizadas para saldar deudas teniendo hijos para cualquier vampiro que su amo debiera. No puedo prometer que te consumiré. Terminaría mal para mí si deciden que les estoy robando —le dije. —Entonces me mataré. Pero es difícil matarme... ¿cómo haría eso? ¿Puedes decírmelo? ¿Cómo? No puedo vivir así, Victor, ¡no puedo! —estaba histérica. Esto se estaba saliendo de control. Ni siquiera sabíamos si intentaría llevársela. Manejé esto mal. Parecía mucho más fuerte de lo que era. Aunque en realidad no podría luchar, así que era prácticamente la única opción. —Déjame investigarlo. Por ahora, deberíamos continuar como lo hemos estado haciendo. Quizás ni siquiera esté vivo. Hay muchos vampiros que hacen cosas estúpidas y mueren jóvenes. Hay vampiros más antiguos que se vuelven descuidados o arrogantes y terminan muertos. Hay otros que se cansan de vivir y deciden saludar al sol. Si es necesario, puedo pagar bastante dinero. Es posible que tengas que comer fideos ramen durante un siglo o dos, pero podemos arreglárnoslas —dije. Ella rio y sollozó. —Mejor que algunas de las cosas que he tenido que comer. Confiaré en ti, Victor. Dijiste que no te alimentarías y no lo has hecho. Confías en que no intentaré matarte mientras duermes. Me diste tu tarjeta de crédito. Y pagaste mucho dinero por mí cuando pensaba que no valía nada. —¿Por qué no te vas a la cama? Drew estará aquí por la mañana. Mantenemos lo de ser dhampir en secreto. No se lo digas. Aún no tienes mi nombre. Él es el siervo de Silence. En este momento, ella solo tiene lealtad a sí misma. Rosy llegará el martes. Quiero que su caja sea trasladada a un lugar seguro en el interior. Cuando probemos tu sangre, se tomará con una aguja y un tubo. Nadie te morderá sin tu consentimiento mientras estés en mi casa. ¿De acuerdo? —pregunté. Echo asintió. Tomó las tazas y se dirigió hacia la puerta. Antes de cerrarla detrás de ella, me miró y sonrió un poco. —Si me salvas, puedes alimentarte de mí siempre que quieras —murmuró y cerró la puerta. Sacudí la cabeza. Aunque ella me había tenido miedo apenas la noche anterior, ahora me ofrecía alimentarme de ella. Me mostraba cuánto no quería ese destino. Hablar de la muerte es abstracto. Ella había experimentado alimentar a un vampiro y lo odiaba.
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