CAPÍTULO CATORCE Aidan se sostenía mientras el carro lo sacudía en el camino lleno de baches. Blanco finalmente estaba dormido descansando con su cabeza en su regazo, y Motley estaba frente a él observando el paisaje con asombro. La caravana de carros con sus malabaristas, acróbatas, actores, músicos, y toda clase de artistas estaba llena de vida, con todos bromeando, riendo, tocando instrumentos, cantando canciones y algunos hasta bailando. Aidan nunca había visto a un grupo de personas tan relajado, tan diferentes a los serios guerreros con los que había crecido en el fuerte de su padre. De donde era, los hombres se mantenían callados a menos que tuvieran algo que decir. No sabía muy bien qué pensar de estas personas. El ver todo esto se sentía como quitar un velo del lado relajado de