Capítulo 20: Confusión II

1246 Words
Cuando vuelvo a abrir los ojos, todo está en silencio y no hay señales de Gia, me he quedado dormido y ella se ha ido, miro la hora, las siete y treinta, tengo poco tiempo para preparar a los chicos. Me levanto y corro a prepararme para llevar a los chicos a la escuela y comenzar mi nuevo día. — ¿Qué sucede? — Los últimos días han sido especiales, los niños intentan estar conmigo todo el tiempo posible, lo que me indica hasta qué punto los herí al partir de casa. — Me duele la garganta, siento como si me hubiese comido una cucharada de arena — Levanto una ceja y me cruzo de brazos. — ¿De qué tipo de arena? — Él baja la mirada. — ¿Arena, arena? — Lo miro, fijamente. Hoy es jueves y como sabe que el fin de semana se acerca, empieza a buscar excusas para no ir a clases. — Levántate, vas a llegar tarde a la escuela — Me alejo de su cama. — Papá, la arena es solo arena, no hay clasificaciones, y la siento en mi garganta, además creo que tengo fiebre, si mamá estuviera aquí lo sabría y me dejaría descansando en mi camita — Gime apesadumbrado. — ¿Me estás queriendo decir que con esa actuación tan mediocre convences a tu madre? Porque si es así, acabo de desilusionarme de los dos — Él me mira como si estuviera enloqueciéndome — Me desilusionaría de ti, por hacer las cosas tan mal, una actuación como esta se prepara, no creas que, por fingir un dolor en la garganta, vas a convencerme — Cierra sus ojitos y deja que una lágrima descienda por su mejilla ¡Mucho mejor! — Pero, si es verdad — Acota apesadumbrado. — Y me desilusionaría de tu madre, por creerte — Sigo mi monólogo sin prestar atención a su comentario — Vamos, tienes que desayunar — Salgo de la habitación y escucho a Jérémie hablándole. — ¡Te dije que no te creería! — Dice su vocecita. Sus habitaciones están conectadas por una sala de juegos y una sala de baño en común, como una especie de suite; así puede cada uno tener su espacio privado y compartir un espacio en común cuando lo deseen. — Mamá tampoco me cree, pero al menos ella si nos deja quedarnos en casa — Responde Jean. — Tienes que mejorar tus dotes actorales — La voz de Jérémie es ronca. — Sabes que no sirvo para esto, deberías hacerlo tú, eres mejor actor que yo — No puedo creerlo, estos dos niños juntos son un desastre. — Ni modo, al menos nos queda la señorita Durand, he descubierto que es bastante fácil de convencer — Estoy realmente impresionado. — ¡Chicos, el desayuno se enfría! — Sonrío, mientras bajó las escaleras, tengo la sensación, de que estos niños serán tremendos y que nos enfrentaremos a varios problemas en su adolescencia. Afortunadamente, logré llegar a tiempo con los niños a la escuela, lo que no me sucedió con mi trabajo, entre el denso tráfico y lo que sucede con mi familia, no he tenido mucho tiempo para trabajar. — ¿Has hablado con Gia? — Mis pensamientos vuelven a esta mañana — Deja la cara de imbécil, ¿imagino que no sabes que hoy se ha visto con el científico? — Mi cara cambia de inmediato, pero intento tranquilizarme, le había pedido a Gia que se alejara de ese tipo y conociéndola, estoy seguro de que no quiso hacerlo por teléfono. — ¿Qué sucede? — Estoy esperando el resultado de la prueba de ADN, es tarde, ha anochecido, pero los chicos están con su nana, así que no tengo de que preocuparme. — El diseñador está metido en cosas raras y engaña a Ariana, sabes que no me interesa meterme en su vida — Levanto una ceja, está claro que le interesa — Pero no puedo dejar que la madre de mi hija cometa el error de casarse con él, de una forma u otra va a afectar a Mia — Eso lo entiendo. — ¿Y necesitas que Gia te ayude a desenmascararlo? — Le pregunto. — Sabes que, si lo hago yo, no va a creerme — ¿En serio? — Trabajas en seguridad, puedes presentarle pruebas — Me mira como si acabara de decir una tontería. — Creerá que las he implantado ¡Que estamos hablando de Ariana! — En realidad Rozo tiene razón. — Le escribiré y le diré que te llame — Ya he intentado llamarla, pero tengo muy claro que cuando está estudiando, no responde a menos que sea del colegio o una de las nanas. Escucho el sonido de la bandeja de mi correo electrónico personal, respiro con fuerza y cierro los ojos. — Ha llegado el resultado de la prueba de ADN — Le digo a Rozo, que se sienta frente a mí. Se supone que, si Jean es el hijo de mi padre, tendríamos que tener al menos un veinticinco porciento de relación de consanguinidad, todo es muy confuso. Me quedo mirando el resultado y lo leo en varias ocasiones. — ¿Qué diablos quiere decir esto? — El mismo gen "Y" se encuentra en Jean y en mí, lo que confirma nuestro parentesco, solo que este es un gen masculino, transmitido por los hombres y Jean es hijo de mi hermana, por lo que la sospecha de que mi padre es su padre podría ser factible, lo extraño es que el porcentaje de consanguinidad no es lo que esperaba. — ¿Qué sucede? — Me pregunta Rozo. — Jean y yo compartimos el mismo gen masculino — Le digo impresionado. — ¿Entonces es tu hermano? — Levanto la mirada. — No lo sé, la prueba no aclara nada, me lo advirtieron cuando la hicieron, al ser Danna mi media hermana es complicado tener resultados exactos — Le digo. — Pero comparten el mismo gen — ¡Mierda! ¿Será posible que esté criando a mi propio hermano? — Esto es una mierda, ese niño es tu sobrino y tu hermano, por eso el resultado es tan extraño — Acota Rozo y esa es la única razón que se me ocurre. Le envío un mensaje a Gia, contándole sobre los resultados y pidiéndole que se comunique de urgencia con Rozo. Él y yo continuamos durante un momento analizando el resultado de la prueba, Gia no me ha respondido y empieza a dolerme la cabeza, será mejor volver a casa. — ¡Luka! — Thomas entra en mi oficina, un poco alterado. No entiendo que hacen todo el tiempo aquí, como si no tuvieran su propia oficina. — ¿Qué sucede? — Pregunto preocupado por su expresión. — Un hombre ha atacado a Gia — Rozo y yo nos ponemos de pie — Está inconsciente, los escoltas están llevándola al hospital. — ¿Cómo sucedió esto? — Pregunto inquieto. — El hombre la esperó en el baño de mujeres — Nos informa Thomas rápidamente. — ¿El hombre? ¿De qué hombre estás hablando? — Pregunta Rozo. — De Philipho Makris — ¡Mierda! — Mi padre — Susurro. Estoy confuso, no comprendo por qué ha atacado a Gia. — Lo siento Luka, Gia sigue inconsciente — Corro fuera de mi oficina con el corazón latiendo a mil por hora y no puedo dejar de ver la imagen de Gia riéndose esta mañana.
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