No me atrevo a bajar de mi auto, Joseph mi conductor, espera estacionado frente a la escuela, desde hace meses dejé de conducir y ahora que las cosas han mejorado todavía no me siento seguro de hacerlo y menos si estoy con los chicos, es extraño sentirme tan inseguro sobre algunas cosas, cuando nunca lo fui, siempre fui egoísta, autoritario y decidido, pero el sentir como mi cuerpo se rendía día a día afecto profundamente mi estado anímico y a penas empiezo a recuperarme, me encantaría que el señor Perverso volviera, pero para eso, mi cuerpo tendría que permitírmelo.
Observo a Gia bajarse de un auto, sonríe y mis ojos brillan, está más hermosa que nunca y pronto se convertirá en una excelente pediatra como siempre quiso; frunzo el ceño cuando veo al científico descender del auto ¿En serio? ¿Es que viven juntos y el tipo no hace nada en la vida? Tendré que hablar con Thomas y pedirle la información completa de este fulano, no voy a pedírsela a Rozo porque me mandaría al carajo.
— ¡Gia! — Observo como Rita se acerca a ella y besa sus dos mejillas, para luego saludar un poco cohibida al científico.
Es extraño como Bastien y Rita pasaron de ser nuestros enemigos a convertirse en dos personas tan importantes para nosotros, descubrimos que Rita había escapado de una poderosa familia árabe que deseaba casarla con un jeque veinte años mayor que ella, por eso se escondía.
A Bastien le costó muchísimo convencerla de volver con él, pero el temor de perder a la mujer que amaba y a sus hijos, aparte del tiempo que pasó en la cárcel, hicieron que reconsiderara su vida y yo le ayudé a deshacerse de sus deudas, algo que todavía me agradece y ahora están tranquilos con sus tres hijos.
Observo mi reloj, en dos minutos mis hijos van a salir por esa puerta, me ajusto las gafas de sol y abro la puerta del auto.
— ¿Necesita ayuda, señor? — En ocasiones llegué a necesitar de la ayuda de Joseph para moverme, pero desde hace algunas semanas, todo está mejor afortunadamente.
— Gracias Joseph, podré hacerlo solo — Él asiente y me acerco a la mujer que amo sobre todas las cosas, mi corazón late con fuerza y mi boca se reseca.
— Buenas tardes — Saludo en general, sin dejar de mirar a Gia, a quien el científico está abrazando.
Aprieto los dientes, ella todavía es mi mujer, no debería estar tocándola.
— ¡Luka! ¡Oh Dios mío! Hace mucho tiempo no te veía, haces falta en el barrio — Me dice Rita abrazándome, la abrazo sin dejar de mirar a Gia — No puedes firmar, tienes que recuperarla — Me susurra Rita rápidamente al oído.
— Lo siento Rita, ella está mejor sin mí — Levanto la mirada y observo a Gia mirándome, no nos hemos vuelto a ver desde hace un poco más de seis meses, cuando celebramos los cumpleaños de los niños y las cosas se salieron de control.
— Luka ¿Cómo estás? — Me saluda de lejos con un remedo de sonrisa y yo solo pienso en arrancarla de los brazos del imbécil del científico y besarla hasta que recuerde todo lo que fuimos.
— Hola Gia, estoy bien, gracias ¿y tú? ¿Cómo estás? — Rita nos observa y el idiota del científico sonríe, la puerta de la escuela se abre y vemos a los niños salir emocionados después de su primer día de clases.
— ¡Papi! ¡Papi! — Jérémie corre hacia mis brazos, seguido de Jean, me arrodillo igual que Gia lo hizo en mis sueños y los abrazo.
— Has venido, ¡qué cool! — He notado que últimamente esa es la palabra favorita de Jean — La escuela es genial y estamos en la misma clase que Lyan, súper cool — Sonrío y alboroto su cabello rubio.
— ¿Entonces todo ha sido súper cool, chicos? — Jérémie sonríe y vuelve a abrazarme.
— Es súper cool verte, papá. Eso es de verdad genial — Me dice mientras su ceño igual al mío, se frunce.
— Deberías volver a vivir con nosotros – Jean habla fuerte mirando de mala manera a Damián, Gia parece incómoda y trata de tomarlo de la mano, pero él la rechaza — No quiero ir contigo, quiero ir con papá, te dijimos que él vendría está tarde ¿por qué has traído al idiota de tu novio? — Cierro los ojos, no quiero que mis hijos se encuentren en medio de esta situación, Gia ha querido rehacer su vida y aunque sea difícil de aceptar, no puedo hacer nada para cambiarlo.
— Jean, ya hemos hablado sobre este tema, pídele por favor disculpas a Damien — Me pongo de pie y tomo la mano de mi hijo.
— Voy a llevarlos al parque y a tomar un helado para celebrar su primer día de clases, si no te molesta — Miro a Gia, no ha sido mi intención, pero hasta ahora he ignorado al imbécil de su novio — Lyan puede venir con nosotros — Le digo a Rita que observa un poco apenada lo que sucede, ella asiente con una sonrisa y los niños se abrazan.
— Jean no irá hasta que no le pida disculpas a Damien, no después de lo grosero que ha sido — Aprieto mis puños.
— Ya habíamos planificado esta salida, no era necesario que vinieras con tu amigo — Le digo suavemente, no quiero que los niños se inquieten.
—¿Cómo diablos iba a saber que vendrías o no? ¡Ni siquiera me hablas! — Gia levanta la voz y algunos padres nos miran.
— ¡Gia! — Rita y yo hablamos a la vez.
— Tienes que disculparte — Repite Gia a Jean
— No lo haré, no quiero ir contigo, quiero ir con mi padre, ¡Tú no eres mi madre! — Jean grita y algunas personas nos miran.
— Yo tampoco quiero ir contigo, quiero irme con papá — Jérémie habla con calma. Esta situación se está saliendo de control.
— Gia, yo hablaré con ellos ¿Vale? — Tomo la mano de los chicos y empiezo a alejarme con ellos hacia el auto — Lyan ¿Vamos? —
Su madre le ayuda a pasar la calle y cuando hemos acomodado a los tres en el auto, escuchamos el ruido de otro auto que toma el giro a una velocidad que sobrepasa la autorizada, frenando en seco a nuestro lado.
Un hombre joven desciende y atraviesa la calle corriendo, para luego volver y perderse en el auto que se aleja de nuevo a toda velocidad.
La gente grita asustada, los padres protegen a sus hijos y yo concentro mi mirada en la cara de Gia que tiene un sobre azul en sus manos.
— ¿Gia? — Corro hacia donde ella se encuentra, está pálida y sus manos tiemblan — ¿Gia? ¿Qué sucede? — Miro hacia mi auto, Rita está de pie y Joseph ha bajado del auto y habla intentando distraer a los niños.
— Es para nosotros, quieren a Jean — Tomo el sobre en mis manos y leo rápidamente la nota.
《 No voy a dejar que me roben seis años más de la vida de mi hijo. Pronto vendré a por él, Jean me pertenece. T. 》
¿Quién diablos es "T"? Observo a Rita y a los niños, vuelvo la mirada a una Gia aterrada que está siendo consolada por el idiota del científico.
Siento como las palpitaciones en mi cabeza empiezan de nuevo y ruego no tener una crisis en este momento,
Escribo rápidamente a Thomas y a Rozo.
LUKA: Alguien quiere quitarnos a Jean
Observo mis manos e intento pensar con rapidez, tendré que volver a ser el señor perverso, así la presión acabe conmigo, prefiero morir a dejar que un desconocido se lleve a mi hijo.