Iván estaba ya en su habitación pensando, ideando estrategias y detallando el plan porque, de cualquier manera, no pensaba perder tiempo y al día siguiente consultaría un abogado especialista en la corte de lo familiar. Jonathan Deveraux podía ser el padre biológico de Gabriel, pero él era su padre por convicción, lo amaba y no dejaría que se lo arrebataran. No estaba dispuesto a perder a su hijo, no frente a un británico imbécil que seguramente no lo amaría tanto como él, o, ¿no era verdad que preferían mandar a sus hijos al internado, desde el sexto grado, o incluso antes y hasta después de la preparatoria, cuando ya estaban prácticamente listos para ir a la universidad? Esas personas no tenían hijos, no, ellos fabricaban herederos para sus empresas. Eran educados, aleccionados y prepa