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Jonathan estaba en la sala de espera de un hospital privado en Atenas, trasladar a Denise desde las islas fue muy complicado, la mayoría de las islas pequeñas cuentan con un doctor y las más grandes con un pequeño hospital y por lo mismo, la atención rápida fue un problema. Su esposa perdió al bebé que esperaban, un embarazo de poco más de tres meses y no sabía si Denise le había dicho la verdad o lo había engañado, cuando le pregunto si había acudido al médico para asegurarse de que era un embarazo sano y sin complicaciones para poder viajar, ella le aseguro que sí, pero tenía sus dudas. Aunque eso no lo eximia de la culpa. Tuvieron una discusión bastante acalorada cuando ella lo confronto exigiéndole una explicación, ya que había encontrado un arete en la americana de su traje, uno que él estúpidamente olvido guardar en un lugar seguro, en un lugar donde ella jamás lo encontrara.
Su esposa le exigió saber el nombre de la mujer que era dueña de ese arete y aunque no era para menos, si le sorprendió mucho la manera obsesiva con que se lo había preguntado. El trato de calmarla e intento por todos los medios convencerla de que no fue nada importante ya que, alterarse no le convenía para nada a su estado, pero ella continúo hostigándolo, así que terminó confesando que había tenido una última aventura antes de casarse y mintió flagrantemente al asegurarle que, realmente, la mujer no había sido para nada relevante para él y sin embargo, comprendería si ella quisiera anular el matrimonio, debido a la ofensa.
De lo cual se arrepentiría toda la vida porque, al escuchar eso, Denise prácticamente enloqueció, se le fue encima golpeándole el pecho con los puños, gritando histérica hasta que de pronto se dobló en dos, grito que le dolía mucho y entonces Jonathan pudo ver la sangre manar por sus piernas. Y como estaban en la calle, Jonathan grito pidiendo ayuda, los lugareños corrieron para llamar al doctor y cuando este llego, le dijo que era necesario llevarla al hospital. Los trasportaron en lancha de motor a la siguiente isla que contaba con un hospital, pero estaban algo saturados y no había ningún ginecobstetra. Solicito asistencia médica y un helicóptero los recogió para llevarlos al hospital de especialidades más cercano, pero… ya no había nada que hacer y, de hecho, el especialista le confirmo que desde el momento en que se presentó la emergencia, no se habría podido hacer nada para salvar al producto. Lo único que resulto positivo, fue que Denise podría embarazarse en el futuro, sin ninguna complicación.
En cuanto su esposa se enteró de la pérdida del bebe, lo culpo a él, fue una escena demasiado dura de presenciar, sin embargo, había soportado estoicamente todo cuanto su esposa tenía por decir. Mientras ella se quedó bajo observación médica en el hospital, Jonathan arreglo todo para regresar a Londres en cuanto la dieran de alta. Tuvieron otra discusión cuando él le informo que cancelo el viaje de bodas y que regresarían al día siguiente a Londres. Denise se comportaba intransigente y Jonathan no comprendía como es que pretendía continuar con el viaje de luna de miel si acababan de sufrir una perdida semejante, pero la absurda idea que se le había metido en la cabeza a su esposa era que, tenían que volver a embarazarse de nuevo, de inmediato.
Jonathan tuvo que salir de la habitación antes de que dijera algo de lo que seguramente se arrepentiría después. Necesitaba calmarse y recuperar el control, las últimas semanas estuvieron llenas de tensión, porque, además de sentirse obligado a casarse por el embarazo de Denise y el haber perdido a su alma gemela, la única mujer a la que, estaba seguro, amaría por siempre. También lo carcomía por dentro, el hecho de que, se fue de Londres odiándolo y creyendo que la había engañado, que se había aprovechado y se había burlado de ella. Y ahora, por si fuera poco, perdió a su hijo y su esposa se volvió loca.
A pesar de todos sus gritos, insultos, exigencias y berrinches, regresaron a Londres y lo primero que Jonathan hizo, fue programar una cita con el ginecólogo de su esposa, quería que le hicieran todos los exámenes y análisis o estudios necesarios para cerciorarse que se encontraba en perfecto estado de salud. Y se negó a tocarla de nuevo hasta que no se cumpliera el plazo indicado por el médico para que pudieran reanudar la actividad s****l. Iban de regresado a casa y discutieron durante todo el trayecto. En ese momento, Denise se encontraba al pie de la escalera, porque le había sugerido que subiera a descansar, pero ella no estaba tan dispuesta a dejarlo en paz y pretendía continuar con la discusión hasta que estuviera totalmente satisfecha su necesidad de verlo sufrir tanto como ella.
—Te dije que era un embarazo sano, John, pero no confiaste en mí. ¿Acaso pretendías culparme a mí por lo que tu provocaste?
—Yo jamás he dicho tal cosa, Denise. Lo único que me preocupaba era tu salud y quería estar seguro de que estabas bien.
—Pues ahora ya lo sabes, todo iba de maravilla, hasta que tu…
—¿Qué tan factible crees que sea el éxito de este matrimonio si seguimos así? —la interrumpió porque se había hartado de la situación.
Denise palideció al escuchar sus palabras y se lo pensó bien antes de abrir de nuevo la boca y contestar a su pregunta con otra acusación sin sentido. ¿Y si eso era justo lo que John quería? Deshacerse de ella para correr a México en busca de Diana. No, ella no permitiría jamás que esos dos volvieran a estar juntos. Su matrimonio no iba a fracasar, así que tendría que ser mas inteligente.
—¿Sabes? Tienes razón, yo te he culpado injustamente, pero la verdad es que, nada de lo que te dije lo pienso de verdad. Es solo que, el dolor me hizo decir cosas sin pensar. Lamento mucho lo que dije.
Se acerco a él y le rodeo el torso con los brazos mientras escondía el rostro bajo su cuello, el también la abrazo y deposito un suave beso sobre su cabello.
—Está bien, Querida. No te preocupes.
—Te juro que no quiero seguir peleando por eso, pero el dolor era insoportable y me estaba volviendo loca. Sin embargo, con el paso de los días, comienzo a sentirme mejor y voy a poner todo de mi parte para recuperarme, solo… no digas que vas a dejarme o no podre soportarlo, Jonathan. Sería incapaz de sobrellevar otra perdida, primero a mi hijo y luego el hombre de mi vida, a quien amo con todo mi ser.
—¡Tranquila! Todo estará bien.
—Si, lo sé, si tu estás conmigo, soy tan fuerte que podre esperar lo necesario para poder embarazarnos otra vez. Quiero tener un hijo tuyo, John, es lo que más deseaba en el mundo.
—Por supuesto, y yo también, pero no debemos apresurarnos, recuerda lo que dijo el especialista. Si no esperamos el tiempo necesario, las cosas con el segundo embarazo podrían ser, incluso, mucho más complicadas para ti y pondríamos en riesgo la vida de los dos. No estoy dispuesto a poner en riesgo tu vida y tampoco quiero perder otro hijo.
—Lo sé. Yo tampoco quiero pasar por la misma experiencia otra vez. Fue terrible.
Denise se aferró a su esposo para demostrarle que lo amaba y que estaba dispuesta a todo por conservar su matrimonio, porque era verdad, solo que la motivaban sentimientos muy diferentes.