La chica del taller

1758 Words
— ¡Dios! — Mi voz ronca se escucha un poco descontrolada, siento como Alexandro me embiste con potencia, salvajemente, mis senos se aprietan contra la ventana, su boca se desliza contra el inicio de mi columna vertebral y su brazo atraviesa mi pecho y se cierra contra uno de mis senos, mientras su otra mano se encuentra rodeando mi cintura. Mueve mi cuerpo a su antojo, me siento como arcilla en sus manos, esto es una locura, nunca en mi vida había disfrutado del sexo de esta manera, he pasado toda la noche en su cama, me ha poseído de la forma y las veces que ha querido y a pesar de la falta de sueño y del cansancio, mi cuerpo grita cada vez que lo pierdo y se estremece recorrido por el placer, en cada ocasión que crece y se desborda en mi interior. — ¡Córrete! — Me ordena y sin dudarlo, siento como el orgasmo se apodera de todo mi ser, grito de nuevo cuanto toma mi cabello con fuerza y tira de mi cara y pecho hacia atrás, creando un ángulo perfecto para sus ojos y su boca. Mi orgasmo se ralentiza y su boca se apodera de la mía de la misma manera en que lo ha hecho toda la noche, con posesión, hambre, delirio. El sonido emitido por mi orgasmo y el suyo se unen en el intercambio de nuestras bocas, siento como la vibración de su gruñido desciende por su garganta, mientras que su m*****o crece en mi interior, llenándome por completo. Respiramos agitados contra la ventana, mi frente se posa contra esta y siento el frescor que me ayuda a calmar el fuego que se ha apoderado de mi cuerpo. — Quisiera seguir enterrado en tu interior durante horas — Me dice y yo gimo ante el movimiento de su pene, que siento en mi interior — Pero debo prepararme — Me besa con calma, dejando pequeños mordiscos por mis hombros. — ¿Crees que alguien podría vernos? — Siento que mis piernas tiemblan, estoy cansada, pero también estoy completamente alucinada, acabo de pasar la noche en la cama del príncipe ¡Increíble! — Debes irte — Me dice Alexandro sacado si m*****o de mi interior, se dirige hasta un diván en donde se encuentra extendida una bata de noche, azul oscuro, muy masculina — ¿Es que no he sido claro contigo? ¡Lárgate! — Salto por la impresión de su grito ¿Qué ha pasado? Me ha cogido como loco durante toda la noche y luego, hace un momento, cuando me vestía para irme, utilizando una de sus camisas, volvió a tomarme contra la ventana, con los jardines de su castillo como paisaje, mientras en medio de cada embestida, me preguntaba si alguien nos habías visto - y ahora me grita de esta manera. — ¡No vuelvas a gritarme! — le digo buscando de nuevo mi ropa y empezando a vestirme. — Nunca vuelvas a prohibirme algo — Me dice tomando mi mentón y frunciendo el ceño— Ahora, vete — No le digo nada, me termino de vestirme en silencio y salgo de la habitación, nunca había hecho el paseo de la vergüenza, lo había escuchado, pero no sabía que la sensación de vergüenza era tan fuerte. Llevo un uniforme, por lo que absolutamente nadie se fija en mí, hago el mismo recorrido de anoche para encontrarme en la habitación adjunta a la cocina desde donde distribuíamos las bebidas anoche, paso de largo por la cocina y salgo por la puerta de los empleados. Durante todo este recorrido, llevabas las mejillas sonrosadas, a pesar de que no encontré mucha gente o los que saludo, pero estaban muy concentrados. He venido en bicicleta, así que me dirijo hacia donde la dejé estacionada y mi corazón se acelera de inmediato, al ver un rubio, alto y masculino. — Príncipe Nilo — Sé que se llama así, porque dijo su nombre en el taller, contengo la respiración, mi corazón late a mil por hora y salta de la felicidad al verlo y empiezo a creer que lo que Serena me dice en sus sueños es verdad, señalándome a Nilo como el hombre que me espera o debía esperarme, porque después de todo lo que ha pasado con su hermano, dudo que esté interesado en mí. Esto es una locura, acabo de cogerme a su hermano durante toda la noche, follamos como si fuésemos conejos y, yo de ilusa, estoy pensando en tener una relación con él ¡En realidad estoy de psicólogo! — Tú eres la chica del taller de autos ¿Qué haces aquí? Espera — se acerca a mí y mi cuerpo vuelve a estremecerse, pero en esta ocasión es diferente, como si me hubiese acariciado suavemente, como si tuviera frío — Estabas con los del catering anoche — Mira hacia los lados, como si buscara a alguien — ¿Por qué sigues aquí? — En realidad es muy temprano y no entiendo qué hace él a esta hora despierto. No sé qué contestarle, seguro va a descubrirme, no sé mentir, mi aunque mi vida dependiera de ello. Mis ojos se humedecen y una lágrima perdida se escapa y rueda por mi mejilla, de un momento a otro, pierdo el control y empiezo a llorar desconsoladamente. — Tranquila, tranquila — Me abraza y sentir su cuerpo tan cerca al mío es algo increíble, Serena tenía razón, es él, es el único hombre que podría amar con tanta fuerza e intensidad. Es gentil y al parecer, adora a su hermana— Ven, te voy a mostrar algo — Dudo durante algunos segundos — Te prometo que no te haré nada malo, no voy a abusar de ti — Toma mi mano y se siente extraño, porque anoche era el príncipe Alexandro que tomaba mi mano y la sensación que me transmitía era diferente, algo profundo, casi posesivo. El príncipe Nilo atraviesa parte del jardín y yo miro furtivamente hacia el lugar donde supongo que se encuentra la ventana en la que el Príncipe Alexandro me folló hace algunos minutos, sin embargo, no logro verlo. Al final del jardín se encuentra un frondoso bosque, el príncipe Nilo sigue por un camino estrecho y recupera una flor silvestre, me la entrega y me guiña el ojo, estoy realmente encantada. — ¿Por qué sigues aquí a esta hora? —Vuelve a preguntarme con mucha calma. — Me he quedado dormida en mi descanso en una habitación al lado de la cocina e imagino que no me echaron en falta — Voy a atragantarme con mi propia mentira. No sé de donde saqué esa información, pero la habitación sí la vi cuando llegamos. — Observa — Se detiene en medio de un claro, donde se puede ver un pequeño riachuelo, claro, cristalino, el verde de las algas se alcanza a observar sin ningún problema, Verde musgo, como el color de ojos del príncipe Alexandro. — ¡Es hermoso! — Exclamo un poco incómoda por el pensamiento que acabo de tener. — ¡Cómo tú! — Me responde y mi corazón se salta un latido — Ven, sentémonos aquí — Nos sentamos a la orilla del río y de un momento a otro salta y empieza a quitarse la camiseta y yo trago con dificultad — ¿Quieres bañarte? ¡Ven! — Me dice y lo miro con tristeza y desilusión. — No sé nadar — Se queda mirándome intensamente y luego continúa hablando — Te enseñaré, tal vez no ahora, pero lo haré ¿Recuerdas ese día en el taller? — Me pregunta y asiento, recuerdo que no me eligió para trabajar con él — No te elegí, porque sabía que tendría problemas para concentrarme teniéndote cerca y además estaba Serena — Recuerdo el motivo por el que quería estar en este lugar y me pongo de pie. No sé si está diciéndome la verdad, ¿pero hasta qué punto dos hermanos, que además son príncipes, de la nada se pueden sentir atraídos por mí? — Con su respeto, príncipe, usted tiene novia— No quiero meterme en ninguna relación por más que mi corazón se muera por hacerlo. — Hemos terminado, ella me ha engañado, ¿Te das cuenta? Hasta a los príncipes nos engañan — Pienso inmediatamente en Jess ¿Los habrá encontrado juntos? Se acerca a mí y toma mi cara entre sus manos — Cuando te vi en el taller, solo pensé en tenerte para mí, en mi cama, completamente desnuda — Me besa con calma, para luego hacerlo de manera más profunda ¡Oh por Dios! En que lío me estoy metiendo, acabo de pasar la noche con su hermano, no puedo dejarme besar. Me retiro y respiro con fuerza y siento el olor de él en mi cuerpo, el olor de Alexandro mezclado con el mío y me siento la peor de las traidoras. — Lo siento, alteza, debo irme — Me giro para tomar el camino de vuelta y toma mi mano suavemente acercando mi cuerpo de nuevo al suyo. — No, no tienes que irte, pero voy a dejar que lo hagas — Vuelve a besarme y muerde mis labios, suelto su mano y vuelvo a alejarme ¡Sus besos son tan diferentes! — ¡Quiero que estés conmigo! Piénsalo — Me dice antes de soltar mi mano — Y llámame Nilo, o cariño o como tú quieras. Me quedo sin palabras ¿Qué está pasando? En menos de veinticuatro horas, tengo a los dos príncipes declarándome que quieren tenerme en su cama y a uno de ellos, follándome hasta desfallecer del cansancio ¡Mi cabeza va a explotar! Camino rápidamente hasta salir del bosque, estoy concentrada en no caerme, levanto la mirada y en una terraza, observo al príncipe Alexandro, su mirada se desplaza más allá de mí y giro mi cara para ver salir detrás de mí, con una sonrisa en su cara al príncipe Nilo ¡Mierda! Mi teléfono suena, tengo varias llamadas perdidas y mensajes, pero el que llama mi atención es el de un número desconocido. NÚMERO DESCONOCIDO: Aléjate de él Levanto la mirada y el príncipe Alexandro ya no se encuentra en el lugar, corro hacia donde he dejado mi bicicleta, la que desencadeno con las manos temblando de la angustia y salgo del castillo, suspiro con fuerza, no tengo la menor idea de en que momento me metí en este problema y lo peor de todo, es que al final no averigüe nada sobre Serena.
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