¡Corre!.

2115 Words
Una semana después — ¡Despierta, Keira!— abro los ojos y todo es blanco en este lugar, veo a Jess observándome, con el hombre que amo y, sin embargo, me cuesta hablarle, decirle todo lo que siento, el dolor y la angustia que me apremian al saber que no estaremos juntos, que no soy suficiente para hacerlo feliz. Estoy cansada de que piensen que estoy loca, he llegado a pensar que hasta Jess lo cree. Soy consciente de que me lancé al río sin importarme que él estuviese intentando detenerme y sin pensar en sus sentimientos, en su dolor al ver a su novia lanzándose desde el puente por el que debe pasar todos los días. Toda la gente a mi alrededor, nuestros amigos y vecinos piensan que he intentado suicidarme y estoy segura de que nadie va a creer lo contrario, aunque intente explicar a gritos que estaba soñando, aunque Jess les diga una y otra vez que se trataba de un episodio de sonambulismo. Nadie va a creerme, soy la chica extraña que vive con su novio en una vieja casa heredada por los padres de este. Soy la chica que desde pequeña pasaba horas en el puente observando el río, así que para la gente del pueblo, es fácil de aceptar, que finalmente, esa chica rara, decidiera entregarse a las profundidades del río. Para todos es tan lógico, que algunos dicen que el río me reclamó. — Estoy despierta — Respondo de manera automata y vuelvo mi mirada al techo, donde no tengo que tener miedo de expresar mis sentimientos. Cuando me lance al río, durante un momento pensé estar consciente, despierta, le dije a Jess que lo sentía y lo decía de verdad, hablaba del sentimiento de desesperanza que me embargaba ante nuestro futuro ¿Se puede estar consciente en medio de un sueño? ¿En realidad intenté suicidarme como todo el pueblo dice? Durante esta semana, he tenido momentos en los que pienso que me estoy enloqueciendo ¿Cómo puedo saber que las cosas con Jess no van a funcionar? No puedo decir que la chica sea real porque solo estaba en mi sueño, no la conozco, nunca he escuchado hablar de ella. Entonces, ¿Cómo puedo confiar en que lo que me dijo es cierto? Jess es mi realidad, está a mi lado, hemos estado juntos durante años, desde chicos y nunca me he fijado en otro hombre, no me he sentido atraída por alguien diferente a él. Así que tal vez, la gente tiene razón y solo estoy loca y escucho voces. — Keira, no puedes continuar así, princesa, tienes la baja por enfermedad, pero el jefe ha dicho que no puede esperarte más, hay mucho trabajo, yo quiero que descanses, pero debes hacer un esfuerzo por mejorar — Jess y yo trabajamos en un taller mecánico de coches de lujo, cuando Jess estaba pequeño, su padre que también era mecánico le enseñaba en su tiempo libre y le decía que lo tomara como un pasatiempo, porque quería que Jess saliera del pueblo, que fuera a la Universidad y fuera un profesional. Como mi madre trabajaba, yo pasaba la mayor parte de mi tiempo libre en casa de los Lenin y empecé a interesarme por los coches y la mecánica, hasta el punto que se convirtió en mi profesión. — Volveré mañana — Le digo y me vuelvo a ver la televisión que estaba encendida. Jess se lanzó detrás de mí cuando caí al río, no sé nadar, por eso pienso que lo que siempre me atrajo del puente y del río, era el hecho de que no supiese nadar, el puente era mi protección, pero esa noche hubiese muerto de manera inminente; gracias a él estoy viva, él siempre ha estado conmigo, protegiéndome y de solo pensar que puede existir alguien que puede ser más importante que él en mi vida, me duele el alma, no quiero romperle el corazón. — Tienes que cuidarte, si le digo al jefe que irás en tres días, estará más tranquilo y podrás descansar, aunque estoy seguro de que estaría contentísimo, si volvieras mañana, nos han llevado el Camaro de uno de los príncipes, han venido al castillo y al parecer piensan quedarse durante un largo tiempo, están preparando una temporada de fiestas y vendrán muchas personas de la ciudad —Jess y yo vivimos en un pueblo no muy lejano de la ciudad, en nuestro país la monarquía todavía existe y los reyes tienen cuatro hijos, tres príncipes y una princesa, pero solo el heredero al trono se muestra con frecuencia y es hermoso, majestuoso, todas las mujeres lo admiran, podría reconocerlo de inmediato, contrario a sus hermanos, que casi nadie conoce. — Tengo que ir a verlos, me encantan esos autos, tú lo sabes — Jess en ocasiones participa en carreras ilegales, yo he sido su copiloto en algunas de ellas, pero el ambiente pesado de las drogas y bebidas alcohólicas me cansó y no he vuelto, además, de que siento que ya no tengo edad para esas cosas; Sin embargo, todavía me encanta salir a probar los coches en carreteras abandonadas y apostar con Jess, por lo general, termino ganándole y él debe satisfacer mis deseos carnales durante días, lo hacemos como yo quiera y donde yo quiera, esa parte de la apuesta es la más divertida. — ¿Y no te interesa conocer a los príncipes? — Vuelvo mi mirada a Jess, él me conoce, no soy una persona interesada en los famosos y ricos, ni siquiera veo noticias de celebridades. — ¿Qué dices? Como si me interesaran ese tipo de personas, está decidido, iré mañana a trabajar y así podré ver ese Cámaro — Digo emocionada, trabajar en un coche de esos sería lo mejor que podría pasarme en este momento. — Tienes que recuperarte y demostrarle a esos loqueros que no tienes nada, que solo tuviste una muy fea pesadilla — Se supone que debo ir a varias secciones con el psiquiatra, para controlar mis tendencias suicidas — Debo irme, princesa ¡Piénsatelo! — Jess me besa y sale de la habitación, al volver a quedarme sola, cierro los ojos y vuelvo a pensar en la chica y la sensación de urgencia me estremece ¡Corre! Logré que me dejaran salir del hospital dos días después, así que mis ilusiones de ir a ver el Cámaro tuvieron que esperar y solo hoy, el día siguiente de mi salida, he podido ir al taller. Al entrar, mis compañeros dejan de trabajar y me observan, sabía que pasaría esto, la mirada de lástima, todos pensando que me he intentado suicidar, que me estoy enloqueciendo. — ¿Se les ha perdido algo? Porque si quieren puedo enviarlos al río a buscarlo — Les hablo duro, eso es lo que aprendes cuando eres la única chica mecánica en un lugar donde predominan los hombres. Mara se acerca corriendo y me abraza, es mi única amiga aquí y es la hija del patrón, se encarga de los clientes, porque la pobre no sabe ni siquiera revisar el aceite del motor de un coche. — Que bueno que has vuelto, te he extrañado un montón — Ella es linda, pero vive perdida en su mundo, me ha extrañado un montón, pero no fue a verme ni una sola vez al hospital, sé que ha tenido mucho trabajo, pero también sé que no quería ser asociada con la chica rara que intentó suicidarse. — ¡Salid todo el mundo! — Escuchamos el grito del padre de Mara, que se considera de mejor posición que todos nosotros y siempre está intentando hacer sentir menos a los demás, es más snob, que los propios príncipes y estoy segura de que esto es decir poco — El príncipe Nilo y su novia, han venido a revisar los increíbles automóviles que tenemos en el taller, venid todos a presentar vuestros respetos — Mara y yo nos reímos por la forma en la que nos habla ¿Presentar vuestros respetos? ¡Dios! Ya se cree de la realeza. — ¿Desde cuándo tu padre habla de esa manera tan elaborada? — Le pregunto a Mara, mientras nos dirigimos a la recepción del taller, yo llevo el poto de trabajo, que por lo general está lleno de grasa, mi cabello castaño y largo y ondulado está recogido en un moño alto, como hago siempre para que no me estorbe cuando trabajo, no llevo maquillaje, no pienso que sea importante en este lugar, contrario a lo que piensa Mara que siempre va vestida como si fuera para una fiesta. Deshago y vuelvo a hacer mi moño del cabello y entro algo distraída a la recepción. — Desde que le han traído el Camaro del príncipe y le han dicho que se encargue de la colección de coches que tienen en el castillo — Me responde Mara, volviéndome al presente, ¡Madre mía! ¡La colección privada de los príncipes! ¡Qué locura! Quiero trabajar en esa colección, espero que el jefe me tenga en cuenta y que no vaya a excusarse en mi baja por enfermedad, para eso es para lo que he trabajado todo este tiempo, para poder tener en mis manos una colección como esa. Siento como Jess posa su mano en mi cintura y me besa en la mejilla, sonrío y voy a responderle, pero algo me detiene y no le devuelvo el gesto. Me siento observada por una mirada intensa, penetrante; ¿Cómo puedo saberlo? Mi cuerpo se estremece, mis manos empiezan a temblar y mi corazón se salta un latido, es como si, de un momento a otro, se hubiesen desarrollado en mí, instintos animales, ni siquiera he visto al dueño de esa mirada y ya me siento completamente perdida. Levanto la vista y lo observo; está frente a mí, alto, delgado, con un abundante y brillante cabello n***o. Sus ojos verdes penetrantes y su cara increíblemente atractiva, me dejan sin respiración, nunca he sido alguien que se deje llevar por el físico, pero en esta ocasión, mi cuerpo lo reconoce y es como si mi alma supiera de inmediato que nos pertenecemos, nos observamos durante un momento, en nuestra burbuja particular. — Como le decía príncipe, estos son los trabajadores de nuestro taller, todos son excelentes y recomendables, usted puede escoger a los que desee para que se ocupen de vuestra colección — Deja de mirarme y yo aprovecho para observar a su novia y mi respiración se entrecorta, frente a mí, al lado del hombre al que estoy segura, estoy destinada, aunque no sé por qué o como puedo saberlo; también se encuentra la mujer que ha perturbado mis noches y a la que sé, que debo salvar, frente a mí se encuentra ella, la mujer con la que sueño, la mujer por la que me lancé a río. — ¡Serena! ¡Corre! — Exclamo sin poder evitarlo y observo como el príncipe me mira con frialdad. — ¿Qué ha dicho? — El príncipe se acerca a donde estoy, su porte elegante y su mirada fría y penetrante hacen que mi corazón se acelere. Jess cierra su mano en mi cintura, y yo dejo de respirar por completo ¿Qué hago? — Lo siento, su alteza, no quise faltarle al respeto a usted o a su novia — Él me mira detenidamente. — Prometida — Levanto la mirada y por un momento tengo la impresión de que su expresión se dulcifica— ¿Por qué has dicho eso? — Me habla con calma y yo no veo la hora de que se vaya. Siento la tensión en el taller, todos me observan y estoy segura de que mi jefe va a cobrármelas muy caro. — Solo hablé en voz alta — Susurro. — Y, sin embargo, ha dicho el nombre de mi prometida, nombre que nadie conoce, porque hasta ahora ella no hemos publicado nuestra relación¿De dónde la conoce? — Observo a la chica, está de pie, sin decir nada, solo observando la escena. Siento el cuerpo de Jess a mi lado, quisiera que me sacara este lugar. — No la conozco, fue una casualidad, pensaba en otra persona, alteza — Él me mira por unos segundos más y mi corazón late tan acelerado que tengo la sensación de que él y Jess pueden escucharlo. — De acuerdo — Se vuelve y se dirige hasta donde está mi jefe pálido y tenso, acompañando a su prometida y luego procede a escoger a las personas que van a trabajar en el Castillo, durante la selección, me mira fijamente, pero contrario a lo que esperaba, no me elige.
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