—Hola — contesto Valentina confundida. —Esta noche a las ocho pasare por ti, mi amigo llegó de América y quiere conocerte. Iremos a cenar con el —Nathan dijo sin calidez. —Está bien, ehhh.... ¿Debo vestirme de alguna manera específica? Preguntó decidida a mantener un trato profesional con él, cumpliría con el contrato y sería la esposa adecuada por la que pagó. Nathan sintió opresión en su corazón, sabía que las palabras de Valentina se limitaban a cumplir con lo establecido en el papel, a veces, aunque no lo asumiera, extrañaba la complicidad que tenían cuando viajaron a los Ángeles. —Solo.... solo vístete como mi esposa — dijo cortante. —No sé preocupe, mi actuación será impecable. —dijo mientras colgaba la llamada. Nathan miró un rato el teléfono, sintiendo como si hubiera perdido