Constantin
Los bocetos están terminados, tengo los trece vestidos y mañana iré a comprar la tela. Voy al balcón de mi estudio y saco un cigarro, veo a Calia en el jardín, ella y Adalet se llevan muy bien al parecer. El viento hace qué su vestido azul se ondee con su cabello suelto, su risa tan dulce hace qué mi vida tenga luz. Dos semanas llevamos aquí, el sexo ha sido tan fascinante y cada día veo una nueva Calia, un ángel menos inocente y más pervertido.
La puerta de mi estudio se abre y quitó la vista de mi esposa para ver a la pelinegra de ojos rojos qué entra, Abadon.
— Estaba creyendo qué realmente estabas muerto – dijo dejando sus cosas sobre el sofá. – ¿Ya tienes los bocetos?
— Así es, mañana iré a comprar la tela.
— Bien, entonces te veré en el estudio ¿no? – dijo sin apar
