Mis tres razones

Capítulo 2

Sus ojos podían leer el cartel de la entrada:

"Instituto de Robótica y Biología Cassey"

El mismo se encontraba en lo alto de la entrada con claras letras doradas. Atravesó las dos pilastras de ladrillo que sostenían en lo alto dicho cartel para encontrar un gran edificio de igual material donde podía apreciar unas escaleras que ocupaban todo el frente. Dedujo que allí estaría la sala de recepción y por lo tanto caminó en esa dirección mientras arrastraba sus maletas tras de sí. Al llegar a lo alto de la escalera pasó su mano por su cabeza sintiendo su pelo entre los dedos. Nunca lo había llevado tan corto, pero no le molestaba, realmente era cómodo y práctico, había elegido un corte casi al raz en los costados y más largo sobre la cabeza.

Tomó aire y empujó la puerta para poder acceder a una sala con un gran escritorio en el centro y un cartel sobre él que indicaba "Recepción".

- Buen día - saludó la mujer detrás del mueble mientras observaba aún su computadora.

- Buen día - Su voz era extraña lo que le causó algo de risa pero pudo contenerla -. Mi nombre es Alex Scott y me inscribí para comenzar a cursar aquí - explicó.

La mujer dejó de mirar la computadora y comenzó a escanear a la pequeña persona que se encontraba frente a ella, hizo una mueca extraña.

- ¿Estás bien? Digo... Tu voz se oye... Rara...

- Oh sí - respondió mientras hacía un gesto con las manos -, solo es un pequeño resfrío - rogó porque su excusa fuera creíble.

- Está bien joven... Scott - volvió a teclear algo en su computadora -. Aquí tiene su llave y su número de habitación. Buen año y espero no verlo por este lugar - se despidió con una sonrisa.

El último comentario se debía a que en ese edificio se encontraba la oficina del director y quiénes veía a menudo eran aquellos que se metían constantemente en problemas. Alex sonrió y comenzó a caminar hacia el edificio donde se encontraban los dormitorios.

Detrás del edificio de recepción se apreciaban dos más, a la derecha estaban los dormitorios y el comedor mientras que el de la izquierda era donde estaban las aulas. Detrás de todo se podía llegar a ver los distintos campos de deportes. La extensión del lugar era enorme y todo estaba pulcramente cuidado.

Lentamente Alex ingresó al edificio correspondiente y subió hasta el segundo piso para luego buscar su habitación. Una vez que la encontró se paró en la puerta para inhalar profundo y se dijo a sí misma "vamos Alex, vos podés hacerlo". Acto seguido abrió la puerta para encontrar una salita, frente a la puerta había un sector con unos sillones y una televisión, a su izquierda, y muy pegado al acceso, una pequeña mesa redonda para cuatro personas con sus respectivas sillas, a la derecha una pequeña cocina con una barra.

La habitación estaba vacía, al parecer sus compañeros aún no llegaban. Ingresó despacio para encontrar un pasillo entre la zona donde estaba la mesa y la de los sillones. En el pasillo había dos puertas a cada lado y una al final.

- La primera habitación a la derecha es mía - le dijo una voz a su espalda. Al girarse se encontró con un chico de su edad que la miraba con una sonrisa burlesca en su rostro.

- Ujum... - se aclaró la garganta Alex - ¡Casi muero del susto! - dijo con algo de enojo en su voz, por suerte no era de las que gritaba cuando se asustaba.

- Ok no te enojes - dijo el muchacho entre risas -. Solo quería aclarar que esa habitación estaba ocupada - El chico, de pelo rubio muy claro, seguía riendo divertido -. Mi nombre es William, pero podés decirme Will - le tendió la mano en señal de saludo.

- Alex, Alex Scott - dijo mientras tomaba su mano y la apretaba con fuerza -. Entonces si esa está ocupada voy a tomar la del final a la izquierda, ¿puedo? - dijo señalando con el dedo la puerta.

- Perfecto - sonrió el muchacho -. Tu voz, ¿está bien? - preguntó.

- Sí, solo es un resfriado - se disculpó y comenzó a caminar hacia su habitación.

Al ingresar notó una cama de una plaza con la cabecera hacia una ventana que se hallaba en la pared contraria a la de la puerta, a la derecha un pequeño escritorio y sobre éste un estante. Al lado del escritorio había dos puertas que eran el armario y nada más, eso era todo, ahí viviría los tres años que le quedaban de secundaria.

- Ok, a acomodar... - dijo para sí mientras dejaba una de sus maletas en la cama.

Se dispuso a abrir la valija y notó que debía ir luego al centro comercial para comprar más ropa, la que tenía no iba a ser suficiente. Se dedicó a acomodar todo prolijamente en su armario hasta que sintió la puerta abrirse y unas voces en la salita. Asomó su cabeza al pasillo y notó que dos chicos que hablaban con William, o Will, le incomodaba usar apodos con gente que recién conocía.

- ¡Hola! - saludó de lejos un pelirrojo mientras alzaba su mano.

- Hola - respondió ella acercándose para presentarse -. Soy Alex - Y le tendió la mano.

- Zack, mucho gusto - dijo aceptando el saludo

Alex miró al otro muchacho que estaba allí parado, sin decir nada, por lo que decidió ser cortés y presentarse.

- Alex - le dijo tendiendo su mano.

- ¿Algo le pasa a tu voz? - preguntó el chico sin demasiados ánimos de devolver el saludo.

- Un resfriado - interrumpió Will -. Supongo que ya pasará, ¿no? - se dirigió a Alex.

- Sí, sí. Es cosa de unos días y ya se arregla - dijo un poco nerviosa.

- Cameron - respondió de repente el muchacho que tenía un color de pelo similar a Alex, aunque sin esos destellos pelirrojos de la muchacha. Cameron la analizaba con intensidad. Él intentaba comprender porqué esos enormes ojos verdes se le hacían tan conocidos.

- Un gusto - dijo ella volviendo a estirar su mano que está vez sí estrechó su compañero -. Bueno, voy a seguir desempacando - giró para volver a su dormitorio.

- Vamos a pedir pizza, ¿querés? - preguntó Will.

- Oh, genial - dijo ella mientras seguía caminando a su cuarto dándole la espalda a sus compañeros -. Me sumo, pidan la que quieran salvo esas con ananá, arruina todo - aclaró haciendo un gesto de desagrado.

- Camina un tanto... Raro, ¿no? - preguntó Zack mientras se apoyaba en los hombros de sus compañeros que también notaron aquello.