Eilé Shower Lombertti llegaba a La Rossé sonriendo con falsedad a cuantos la reconocían en el camino, es decir, a todos.
Ella limpió su impecable traje de dos piezas blancos justo antes de bajar y meciendo su larga coleta de caballo de color platinado entró a su oficina.
-Señora, qué bueno que ha llegado- frunció el ceño al ver a Nivia, la asistente africana que llevaba un año y medio a su lado, con una expresión de desconcierto.
-¿Qué pasa un viernes tan temprano, Nivia?- dijo con buen humor. Micaela fue felicitada por su profesor de Idiomas y había hecho todo un alboroto en casa por eso. Ella estaba en La Rossé como Superior puesto que había superado todo el proceso de Inferior y aunque Eilé no lo quisiera, esa fue su decisión.
-Tenemos una visita para hoy- la miró sin entender a qué se debía su actitud preocupada si en las instalaciones entraban y salían Superiores-Amas y Señores- como si nada desde cualquier parte del mundo.
-No entiendo tu drama- justo cuando iba a continuar tocaron a la puerta y Nivia corrió a verificar quién era.
-Señora, es Ama Lili- avisó y ella asintió sentándose en su silla presidencial.
-Mi queridísima Presidenta- sonrió la vieja Ama. Usaba su flequillo perfecto y el cabello borgoña estaba en una dona sobre su cabeza. Vestía ropa deportiva sin discreción alguna remarcando cada parte de su cuerpo porque la mujer tenía dinero suficiente como para operarse una y mil veces.
-¿A qué debo el honor de tu visita, Lilibeth?- dijo Eilé con un tono irónico. La Ama sonrió con suficiencia.
-¿Puedo sentarme?- Eilé hizo una seña- Gracias- luego de acomodarse la miró a los ojos, era calculadora y lista. Una víbora- No sé si estás al tanto pero hay una… Epidemia de Inferiores embarazadas- Eilé alzó una ceja. No sabía nada al respecto.
-¿Quiénes son?
-Joann Roberts, Lia King y Sheyla Mcdonald- dijo con seguridad. Eilé marcó la línea directa a Nivia.
-¿Presidenta?
-Quiero ahora mismo pruebas de embarazos para todas las Inferiores- dijo con seguridad.
-Sí, señora.
Colgó.
-Lo que me preocupa no son los embarazos, Eilé.
-¿Ah no?¿Te parece poco?- se levantó molesta- ¿Cómo es que no estaba al tanto de esto?
-Eilé, algo está pasando entre los Señores y eso sí que me preocupa- la miró con interés- Piensa bien, ninguna de nosotras pudo embarazarlas- hizo una mueca ante la obviedad- Tuvieron que ser ellos. Los he visto reunirse a altas horas de la noche, riendo bullicioso, creo que se traen algo.
-No puedo acusarlos sin hablar con las chicas antes- aseguró Eilé con diplomacia- Primero tengo que saber con quiénes tuvieron sexo y de ahí en más podré proceder.
-De acuerdo, tú eres la Presidenta y creí que merecías saberlo- se puso de pie y Eilé asintió.
-Y lo agradezco. Tengo una hija aquí.
-Lo sé, y Micaela es ya una Superior así que no debes preocuparte- le guiñó el ojo, la Ama tenía 31 años y se veía igual de hermosa que desde que llegó a La Rossé como una asustadiza niña de dieciocho años.
Eilé acompañó a Lili hacia fuera, hasta el comedor de hecho. Sentía ansías de un café cargado y…
Ambas dejaron de caminar e incluso de hablar cuando fijaron la vista en la puerta principal.
Dos inferiores llevaban las maletas de una mujer hermosa que les daba la espalda. Eilé sintió el impulso de caminar hacia ella pero fue detenida cuando escuchó la voz de Lilibeth.
-No puede ser… Xandría Hill, eres tú- no. Era imposible.
O no…
Ella se dio la vuelta, Eilé vio los ojos violetas que hacía mucho no veía. No supo cómo reaccionar. Realmente estaba paralizada.
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Xandría vio la amplia estructura de La Rossé y de inmediato recordó todos los momentos que pasó dentro. La humillación, la vergüenza, también el placer, y el aprendizaje.
-Ama Xandría, bienvenida- Una mujer de tez oscura abrió la puerta del auto que la había trasladado. Ella bajó sonriendo- Soy Nivia, la secretaria de la Presidenta.
-¿Eilé está aquí?- preguntó de inmediato.
-Sí, por favor, permita que las inferiores trasladen sus pertenencias.
-Adelante- hizo una seña a las dos jóvenes delgadas que estaban justo detrás de Nivia.
Caminó dentro de la fachada y atravesó las puertas principales de vidrio. Todo seguía exactamente igual, con algunas mejoras tecnológicas nada más, como pantallas LCD en varios puntos con el logo de La Rossé y dando una vuelta sobre sí misma se maravilló de la posición que tenía ahora. No era una inferior sino una Superior poderosa, casada y millonaria. Como lo eran la mayoría de ellas.
-No puede ser- se giró de inmediato al reconocer esa voz- Xandría Hill, eres tú.
Sonrió al reconocer a la Ama Lili, quien una vez fue tan… Abierta con ella. Pero su sonrisa falló un microsegundo al ver quien la acompañaba.
La Presidenta.
Eilé estaba más hermosa que antes. Era mayor, eso estaba claro. Todas lo eran, más maduras, más elegantes. Los años le habían sentado de maravilla y su platinado cabello era ahora largo como el suyo. Vio en su cara que no esperaba para nada encontrarsela y eso no se lo creyó. Xandría sabía que Eilé vigilaba todo dentro de La Rossé.
-Ama Lili- sonrió hacia ella con cariño mientras caminaba en su dirección y le sonrió a la Presidenta con un brillo particular en los ojos-Presidenta.
-Xandría Hill- Lili la abrazó con toda confianza, chocando sus plásticos y duros senos con los suyos- Qué bueno verte, estás más bella que nunca.
Se rió.
Eilé miraba todo como si fuese un fantasma. Cuando la pelirroja la soltó Xandría la miró pero no supo cómo saludarla.
-No esperabamos tu visita, Xandría- se atrevió a decir y ella parpadeó con sorpresa de su tono de voz tan seco- Sin embargo, eres bienvenida a La Rossé, como todos y cada uno de los Superiores- abrió los brazos con una falsa sonrisa en los labios rosados pálidos- Espero que tu estadía sea de lo mejor y podamos reunirnos en otra ocasión. Si me disculpan, debo irme- se dio la vuelta y se marchó como la cobarde que sólo ella sabía que era.
-Cariño, ¿Qué te trae aquí?- Por suerte, Lili no acostumbraba a respetar los momentos incómodos-¿Cómo está Kamal?
Xandría tragó.
-¿Nos tomamos un café?- preguntó ignorando a la Ama mayor que ella.
-¡Pero claro!
-Bueno, sobre tu pregunta- Ahora sí, con un capuccino en las manos y la llave electromagnética de su habitación donde habían sido guardadas sus pertenencias, podía hablar con un poco más de tranquilidad aún con las intensas miradas de curiosos desconocidos sobre ella- Kamal y yo estamos separados.
-¿Qué? Leí algo de eso el año pasado pero no creí que fuese real… Se veían tan bien juntos.
-¿A quién quieres engañar? Estás feliz de que esté soltera- Xandría no se andaba con rodeos y Lili rió viéndola alza sus cejas.
-¡Okey, okey, lo admito!- sonrió maliciosa- Hay deliciosas inferiores y con los nuevos recursos que Eilé ha incluido en el menú unos chicos que están para morirse.
-¿Ahora hay esclavos disponibles?- preguntó Xandría sorprendida mientras a su lado pasaba casualmente un grupo de tres esclavos sin camisa con pantalones negros y dos novatas increíblemente lindas.
Mmm… Dios bendiga a la Presidenta por sus decisiones.