Eilé recorría La Rossé aquella mañana, el equipo de limpieza se encargaba de las áreas afectadas por el evento de la noche previa, su cabeza dolía y usaba gafas oscuras, llevaba un expresso doble en su mano izquierda e intentaba no hablar más de dos palabras con nadie. La noche fue un desastre después de la discusión de Xandría y Micaela, Eilé tomó a sus sumisas y las llevó a su habitación para una intensa sesión sadomasoquista que la ayudara a liberar su tensión, una botella de whisky fue su invitada y no fue hasta el amanecer que se arrepintió de haber ingerido tanto alcohol, su cabeza taladraba. -Eilé- escuchó a Lili y suspiró. -Ahora no, no quiero saber con cuántos cogiste anoche- dijo sin más y la Señora arqueó una ceja. -No te iba a decir eso- replicó- Quería preguntarte si sabías
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