Capítulo 2

2508 Words
Arrastrando los pies fuera de su habitación, Maison era más sueño que persona. Lo cual, era lo que se suponía que debía de pasar cuando una persona se acostaba en la madrugada tras unas largas horas de... Investigación. Lamentablemente, la investigación, que supuestamente era para su próximo examen, terminó siendo una búsqueda de Roniel y Ciara. No había sido intención de Maison buscar al respecto, ya que realmente no creía en los rumores del cual hablaba la gente, pero cuando había entrado en internet desde su computadora, un anuncio de un artículo al respecto llamó su atención y tan pronto como le dio el click, se perdió lo que fueron horas. Era impresionante la capacidad de los fans por crear teorías, reunir información y mostrar pruebas que comprobaban sus palabras. Tan convincente habían sido, que Maison más de una vez terminó dudando, lo cual le hizo sentir estúpido y mala persona por desconfiar de su novio, y luego leía otro artículo y volvía al mismo círculo vicioso. Al final, cansado de dudar y regañarse a sí mismo, Maison apagó su computadora y se acostó en su cama, donde por supuesto que las palabras de los fans rondaron en su cabeza, junto con... Lo que había presenciado en su trabajo. Supuestamente, todo había resultado en ser un encuentro casual, pero aun así, Ciara se quedó sentada en la misma mesa que Roniel y... Este prácticamente se olvidó de su presencia por hablar con ella. La parte racional de su cerebro decía que era normal, que Roniel no podía mostrarse cariñoso con él en público y que Ciara no estaba al tanto de su relación, por lo que tampoco podía hacer comentarios al respecto. Pero otra parte, que iba más relacionada con el corazón, le decía que Roniel de todas formas debió de prestarle atención y haberle buscado, después de todo, si había ido a su trabajo a verlo, eso debió de haber hecho, aun si estaba con otra famosa. Luego de un largo debate interno, Maison simplemente había dejado las cosas como estaban, sin desear pensar más al respecto, o después más dudas llegarían su cabeza que terminarían arruinando su relación. Y la clave que había logrado esos cuatro años de relación con Roniel, no era otra más que la confianza. Una vez que esta se perdía, todo se arruinaba. Bostezando largamente, Maison observó en el comedor a su compañero de piso sentado en el sofá, gritándole a la televisión por un programa de deporte que se encontraba observando. —Buenos días —saludó, restregando sus ojos. —Buenas tardes, quieres decir —le sonrió Said, con su ondulado cabello castaño claro tan revoltoso como siempre. —¿Qué hora es? —preguntó, dirigiéndose a la cocina por algo de café. —Es pasado medio día, mi querido Maison —respondió su amigo, volviendo su atención a la televisión. —Mierda, pensé que era más temprano —suspiró. —Bueno, cuando uno se acuesta pasado las tres de la madrugada, tiende a despertar tarde —comentó Said, y le gritó algo más a la televisión. —Tú también haces lo mismo —le recordó Maison, preparándose un café. —Sí, pero a diferencia de ti, lo que hago a esa hora es más entretenido porque involucra a otra persona —indicó y festejó. —No estarás pensando en traer alguien, ¿cierto? Nunca puedo dormir cuando lo haces —se quejó. Girando, Maison observó la espalda de su compañero gracias al concepto abierto de su pequeño piso departamental perfecto para dos universitarios. —No lo sé, depende de que tan estresado esté con los exámenes —contestó desinteresado. Fruncido sus labios, Maison empujó sus lentes más arriba y se acercó al comedor para tomar asiento en uno de los sofás. No es que no entendiera a Said, cada uno lidiaba de diferente manera con el estrés que provocaba la universidad, y no era su culpa que las paredes de su departamento fueran tan delgadas. —No es la primera vez que ves las peleas de este tipo, ¿no? —preguntó Maison, reconociendo al boxeador de cabello oscuro y ojos azules que mostraban en la televisión. —Se llama Wolf, y soy su nuevo fan —anunció animadamente—. ¿Lo has visto luchar? Es genial, acaba a todos con unos golpes y sabe cómo jugar con ellos para entretener al público, es un maldito con talento —describió Said—. Y también es sexy como la mierda. Riendo suave, Maison negó y sopló sobre su taza antes de beber un trago. —¿Eres fan por sus peleas o porque quieres meterte a su cama? —pregunto divertido. —Las dos —le sonrió—. ¿Qué vas a hacer este fin de semana? ¿Vas a salir? —Tendremos examen pronto —le recordó Maison. —¿Y eso qué? Salir no hará que se cancele el examen o que el profesor se enferme ni nada por el estilo —indicó su amigo. —No, solo significa que ocuparé mi fin de semana para estudiar y así me va bien en este examen y no me preocupo como otros por reprobar la materia y rogarle al profesor para que me ayude —expresó. —Sentiría que me estás tirando una indirecta si no fuera porque realmente, nunca me ha pasado —pronunció Said. —Lo cual sigo encontrando sorprendente, considerando todo lo que sales —comentó Maison. —No es que salga demasiado, solo que tú nunca lo haces —corrigió—. Habrá una fiesta este viernes... —Trabajo —rechazó. —Pero no será durante todo el día —indicó—. Además, puedes cambiar de turno con un compañero, como yo —sonrió. —No le pediré a un compañero que me reemplace solo por irme a una fiesta —expresó negando—. De ser el caso, lo haría y utilizaría todo el día para estudiar. —Pero estudias mucho —se quejó su amigo. —Por eso me va bien en la universidad y conseguí esa beca que paga la mitad de mis estudios —le recordó sonriente. —Enfermarás de tanto estudiar, hombre —resopló—. De vez en cuando debes de relajarte un poco —indicó—. El sábado también habrá una fiesta. —Gracias, pero estudiaré —rechazó otra vez. —Amigo, al menos deberías de hacerle algo de tiempo a tu pareja si no quieres salir de fiesta —indicó Said, observándole con seriedad—. ¿Hace cuanto que no te encuentras con Roniel? —preguntó. La mirada de Maison de desvío hacia la televisión un momento, intentando pensar al respecto. —Ayer... —Me refiero a realmente un encuentro donde no tienen que fingir que no se conocen y pueden actuar como una verdadera pareja —indicó. Los labios de Maison se arquearon hacia abajo al pensar en ello, ya que... Llevaba meses sin encontrarse con Roniel de esa manera. —Ambos hemos estado ocupados —anunció finalmente—. Él con su trabajo y yo con el mío y mis estudios —argumentó y Said le observó con duda. En sí, la única razón por la cual Said sabía de su relación con Roniel, era porque su pareja se quedó una noche y este los descubrió al volver sin aviso a la mañana siguiente. Afortunadamente, ya había estado viviendo con Said sus buenos meses y se hicieron amigos cercanos tras coincidir en varias clases, por lo que este prometió mantener oculta su relación. —Eso... Suena triste —comentó. Y como por obras del destino, tan pronto como el programa que transmitía la pelea de boxeo terminó, otro saltó en la pantalla hablando con emoción sobre Roniel y Ciara, junto a las sospechas de que ambos famosos estaban saliendo. Al igual que todas las páginas y foros en los cuales Maison había visitado durante la noche, mostraban fotografías para respaldar sus palabras sobre citas secretas y encuentros fuera del trabajo. —No vas a creer en todo lo que dicen estos buitres, ¿cierto? —preguntó Said al ver lo concentrado que se encontraba observando la televisión—. Este es el trabajo de ellos, inventar mierda interesante para atraer a las personas y así mantener su alta posición —argumentó. —Lo sé —asintió Maison—. La mayoría de esas fotos las sacaron de sus cuentas sociales y otras están retocadas —comentó. —¿Cómo lo sabes? —Tal vez no me he encontrado con Roniel, pero eso no significa que no he mantenido en contacto con él, y sé de dónde vienen esas fotos porque me las ha mostrado —contestó—. Su mánager no estará feliz de que fotografías del video se hayan filtrado —comentó, pero sus ojos prestaron atención a un par de fotos en especial. Una la reconoció como el encuentro casual que ambos habían tenido en su trabajo, mientras que la otra... En ella se veían los dos intentando ocultar su rostro, en un lugar diferente al set de grabación que le había mostrado Roniel. —Ves, te dije que este tipo de programas siempre inventan mierda —resopló, cambiando el canal—. Espera, ¿dijiste un video? Sonriendo, Maison se bebió el resto de su café y se levantó del sofá para dirigirse a la cocina. —Oh, vamos, dame más información al respecto, soy tu mejor amigo —exclamó su compañero. —Precisamente porque eres un amigo que no te arruinaré la sorpresa —indicó con una risa, lavando su taza en el lavavajillas para luego ir a su habitación. Observando su computadora, Maison debatió mentalmente en encenderla y buscar aquella foto que mostró el programa, o simplemente dejarlo y confiar en su pareja. Con la tentación golpeando en él, Maison alzó la mano y luego negó. Dirigiéndose a su cama, se dejó caer. —¿Por qué hay tantas dudas en mi cabeza ahora? —se quejó, observando el techo de su habitación—. ¿Será el estrés? —pensó. La melodía de su celular llenó la habitación, y Maison se enderezó y lo tomó de la pequeña mesita de noche al lado de su cama. Al comprobar que se trataba de Roniel, una pequeña sonrisa creció entre sus labios. —Hey, pensé que hoy estarías ocupado —saludó. —Nunca estaré demasiado ocupado para ti, bebé —expresó su novio—. Llamé para disculparme por lo de ayer —anunció. —¿Disculparte? —preguntó. —Sí, sé que entiendes que mi encuentro con Ciara ayer no fue planeado, pero supuestamente fui para verte a ti, y aun así me tuve que quedar con ella en la misma mesa hablando y fingiendo que no estabas ahí —dijo y se quejó—. j***r, que mal suena ahora que lo digo en voz alta, ¿estás enojado conmigo? Porque realmente lo entendería de ser el caso, fui un asno contigo, bebé. —Está bien, no lo hiciste a propósito, era algo que necesitabas hacer —calmó con una suave sonrisa. —Aun así... —suspiró—. Cada vez estoy odiando más esto de que no estemos juntos. Te mereces algo mejor que estar ocultando nuestra relación —expresó y el corazón de Maison se aceleró. —¿Podrías hablarlo con tu mánager, no? —Le comenté la posibilidad y me dijo que sería mejor que estuviera bromeando, que no podía salirle con un chiste como ese en este instante que estamos sacando publicidad para un nuevo álbum —explicó—. Le dije que era una broma. —Oh... —musitó simplemente Maison, sin más palabras para decir. —Solo tenemos que esperar un poco más, bebé, y pronto podremos estar juntos como queremos —prometió—. Solo deja que mi popularidad sea algo seguro y entonces lo intentaré. Pero Maison no dijo nada, sintiéndose... Decepcionado en cierta forma. —¿Maison? —Está bien —pronunció y suspiro—. ¿Llamabas para eso? —¿Te enojaste? —No —respondió con tono suave. —... No te oyes muy feliz —indicó preocupado—. Puedo intentar hablar con mi mánager otra vez si me lo pides —aseguró. —No, está bien —respondió—. Solo... Me distraje viendo un programa que hablaban de ti y tus supuestas citas con Ciara —mintió. —No crees en esa mierda, ¿cierto? Todo lo que dicen esos estúpidos es basura inventada. —Lo sé, Roniel, la mayoría de las pruebas que mostraron eran fotos que no decían nada realmente y que ya las había visto porque me las habías mostrado —expresó y dudó. —Por supuesto que te las mostré, quería compartir con alguien especial el resultado de mi trabajo —dijo con emoción. —Si... Pero, hay una foto que no reconocí —comentó y cerró sus ojos—. En ella, no estaban en el set e intentaban ocultar sus rostros de las cámaras, pero aun así era visible —indicó. —Debe de ser cuando nos trasladamos al lugar donde grabaríamos. Supuestamente era secreto, pero algunos fans lograron enterarse y tuvimos que ocultarnos y fingir ser otros para que no nos descubrieran —explicó. —Oh —pronunció, después de todo, tenía sentido. —Dudaste un poco al verla, ¿no? —preguntó Roniel. —No, solo... Me dio curiosidad —respondió culpable. —Está bien dudar, bebé, ya llevamos meses sin encontrarnos y apenas nos comunicamos por el teléfono —suspiro—. Te extraño. —Y yo —respondió. —¿Nos encontramos ahora? Tengo algo de tiempo —anunció. —No puedo, comenzaré un turno dentro de una hora y utilizaré el fin de semana para estudiar —explicó con una mueca. —Pero puedes cambiar de turno y yo puedo trabajar desde casa para que puedas venir a estudiar a mi departamento y así estar juntos —solucionó. —Realmente necesito estudiar, Roniel —expresó observando sus libros. —Y yo necesito verte —se quejó—. Vamos, bebé, prometo no hacer nada, solo necesito verte y abrazarte —expresó—. Incluso me conformaré con unos besitos, ¿sí? —¿Realmente me dejarás estudiar? —dudó, tentado con la idea. —Durante el día, pero no prometo nada una vez estemos en la cama —anunció con un tono sensual y Maison rió. —Por eso quieres que cambie de turno, de esa forma estudio en el día y tengo libre en la noche —acusó. —Me declaro culpable —se carcajeó su pareja—. ¿Qué dices? ¿Vienes? —Yo... Hablaré con unos compañeros y te diré —decidió. —Eso es, informaré que trabajaré desde casa y te esperaré —anunció felizmente—. Si necesitas transporte solo dime y le diré a uno de los guardias que vaya por ti —prometió. —Está bien, te avisaré —prometió.
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