Capítulo 4

2441 Words
Tan pronto como la puerta fue abierta, los sentidos de Theron despertaron, alertándole de que alguien había entrado en la habitación del hotel. Pero tan pronto como reconoció aquel caminar, su lobo bostezó y volvió a acomodarse para dormir en su mente, lo que llevó a Theron a hacer lo mismo, acurrucándose contra uno de los cuerpos desnudos que tenía a cada costado. Lamentablemente, su misión se volvió imposible de hacer cuando un molesto rayo de luz impactó directamente en su rostro por las estúpidas cortinas que fueron corridas de golpe, logrando que el sol se viera reflejado en esos grandes ventanales. El hombre lobo gruñó realmente con molestia, reflejando el mal humor de su animal ante ese molesto movimiento. Los cuerpos humanos que rodeaban a Theron se quejaron igualmente y giraron lejos de él, intentando huir de los rayos del sol para seguir durmiendo. —Oh, no, no intenten seguir durmiendo —reprochó una conocida voz molesta, tirando de las mantas con la cual los dos humanos cubrieron su rostro y de la almohada que Theron movió sobre su cabeza para ocultarse del sol. Frunciendo sus cejas con molestias, Theron abrió uno de sus ojos y contempló al asistente de su entrenador parado al costado de la cama. —¿Por qué estás molestando desde tan temprano? —se quejó, cerrando su ojo. —¿Temprano? ¡Es más de medio día! —gruñó, y las otras dos personas en la cama se quejaron cubriendo sus oídos—. Los sacas tú o lo hago yo, pero de que se irán, lo harán —declaró—. El entrenador quiere hablar contigo, ahora. Soltando un suspiro, Theron pasó sus manos por su rostro y quitó cualquier rastro de sueño de este antes de mirar bien a Gabriel. —¿Está aquí? —preguntó. —Te espera en la otra habitación, no quería que viera esto —expresó con una mueca de total desagrado. —¿Crees que ese viejo no ha visto ya el cuerpo de un hombre y una mujer desnudos? —preguntó con una sonrisa burlesca, abriendo sus brazos a los costados para señalar a ambos humanos a su costado. —No seas molesto, él no tiene por qué presenciar esta mierda —gruñó. —¿Por qué te molestas tanto? —expresó sentándose en la cama—. Tal vez deberías de desnudarte y meterte aquí en la cama y reemplazarme —sonrió—. Tal vez polvo ponga de buen humor a tu animal interior —comentó casualmente, satisfecho de ver como el rostro del otro hombre lobo cambiaba del enojo a la furia absoluta. Ah... Como disfrutaba de molestar a Gabriel. —Corta la mierda y levántense todos ahora —exclamó alzando la voz, logrando finalmente despertar a los dos humanos en la cama con un pequeño sobresalto. —¿Q-quién eres tú? —preguntó la mujer, buscando las sábanas para cubrir su desnudo cuerpo. El otro humano resopló al ver aquello. —De nada te sirve la modestia ahora cuando ya mostraste todo anoche —indicó el hombre con linda apariencia de twink. —Tal vez a ustedes dos se lo mostré, pero no a este —chilló, lanzándole una mirada a Gabriel—. Ni siquiera conozco su nombre —se quejó, echándole ojitos tras comprobar su apariencia. —Es Gabriel —informó Theron, levantándose de la cama. —Bueno, hola, Gabriel —sonrió la pelirroja mujer. —No me acuesto con putas —expresó el otro hombre lobo, arrugando totalmente su rostro en disgusto. —¿Me dijiste puta? —exclamó totalmente indignada. —¿Tal vez bateas para el otro lado? —preguntó interesado el joven hombre, sentándose en la cama. —Está en la misma categoría de ella —indicó Gabriel, señalando a la pelirroja. Soltando una gran carcajada, Theron entró en el baño, escuchando a la perfección como ambos humanos insultaban a Gabriel indignados porque le hubiera llamado putas en sus caras. Y como su audición era perfectamente buena, a un nivel muy diferente al de los humanos gracias a su lobo, Theron pudo escuchar los insultos de ambos humanos aun con la caída del agua sobre su cuerpo mientras se bañaba. Para cuando salió del baño con solo un bóxer y una bata blanca que proporcionaba el hotel, Theron se sentía más despierto y mejor. Su lobo no se sentía tan irritable tras una buena maratón de sexo que le ayudó a eliminar esa energía en exceso, la cual supuestamente le había prometido gastar con una corrida en su forma de lobo y que no pudo cumplir cuando su lugar secreto para correr fue descubierto por humanos. El solo pensar como había descubierto a unos universitarios utilizando su escondite como un lugar para follar, hacer de sus fiestas y jugarretas se volvía a irritar. "Muérdelos" Gruñó su lobo en su mente, enviando una señal muy sangrienta de lo que deseaba hacer con aquellos humanos que habían invadido su espacio. "No podemos hacer eso o luego los policías humanos nos estarían buscando" Le respondió en su mente. "O peor aún, Caden nos daría caza y nos castigaría con sus propias manos" Indicó. Afortunadamente, ese pensamiento fue suficiente para calmar ese creciente enojo en su lobo otra vez. Ambos podrían ser fuertes al ser un lobo alfa, a diferencia de Gabriel, que era un beta, pero su hermano Caden era aún más fuerte que él. "Encontraremos otro lugar, mientras tanto follemos" Indicó y su lobo le dio una lobuna sonrisa. Observando como la habitación ya había sido desalojada por los dos humanos, Theron salió de esta y encontró al entrenador Chang sentado en la mesa, la cual estaba repleta de comida. —¿Gabriel? —preguntó hacia el hombre mayor. —Terminando de deshacerse de esos dos jóvenes —respondió, lanzándole una mirada reprobatoria. —¿Qué? —preguntó, corriendo una silla para sentarse a comer. —Lo sabes —anunció. —Y sabes mi respuesta —indicó, comenzando a comer los huevos con tocino por el delicioso aroma que emitía. —Este comportamiento tuyo no puede seguir así, Theron —suspiró el entrenador Chang. —¿Por qué? —preguntó, observándole—. No le estoy haciendo mal a nadie. —¿Crees que es muy agradable para mí despertar en la mañana y que lo primero que vea en mi periódico sean fotos tuyas en fiestas descontroladas rodeado de mujeres y hombres? —expresó con su entrecejo fruncido—. Cada vez que estoy en mi teléfono me asalta un artículo sobre ti en una fiesta, bebiendo, fumando quien sabe qué, en una posición comprometedora con una chica, corriendo en tu motocicleta con un chico, no me sorprendería que la próxima fuera teniendo relaciones en un lugar público. —No sería tan estúpido como para dejar que me atraparan en ello —comentó casualmente. —Tú... —pronunció y negó, dejando escapar un muy cansado suspiro—. ¿Qué no entiendes que al hacer todo esto como si fuera parte de tu vida diaria te hará mal? —cuestionó. —¿Cómo se supone que esto me hace mal? —preguntó alzando una ceja, recargándose contra el respaldar de su silla—. Sabes lo que soy, Tadashi, lo reconociste inmediatamente, sabes que beber o fumar no me harán nada porque no soy como tú, un ser humano normal —expresó con una sonrisa ladina. —No seas idiota —regañó su entrenador—. Cada acto tiene su consecuencia —anunció—. Tal vez estas acciones no te hacen un real daño debido a tu naturaleza... —Hombre lobo —interrumpió Theron, observándole con una sonrisa divertida—. Puedes decirlo como tal, no te morderé —prometió. —No seas un idiota —gruñó observándole molesto—. No puedes hablar descuidadamente de ello en un lugar que ni siquiera conoces —reprochó. —Solo es una habitación de hotel cualquiera —resopló. —Exacto, solo es una habitación de un hotel cualquiera que elegiste en medio de tu borrachera para poder acostarte con esos dos jóvenes, no es un lugar seguro para hablar ese tipo de cosas tan importantes —indicó—. Debes de aprender a pensar con tu cabeza de arriba y no la de abajo. —Déjame corregirte —expresó, acercando otro plato una vez termino con el segundo—. Yo si pienso con la cabeza de arriba, además de que cuento con otra voz coherente en mi cabeza perteneciente a mi lobo, sin importar que sean en su mayoría monosílabos —anunció—. Y porque puedo ser racional, es que anoche preferí ir a una fiesta y distraer mi animal en vez de perseguir a esos estúpidos universitarios que encontraron mi lugar secreto para estirar mis patas y lo transformaron en un estúpido lugar para follar, festejar y hacer de sus payasadas —contó—. Y créeme cuando te digo que las intenciones de mi animal no eran para nada puras ni inocentes si nos encontrábamos con uno de esos tipos, mucha sangre iba a estar involucrada —reveló. Tadashi le observó un largo momento y luego bajó sus hombros, obviamente sin intención ya de regañarle al respecto. —Entonces, ¿por qué no volviste al gimnasio para ayudarte a liberar toda esa energía? —preguntó más calmado. —Debido a que golpear un saco o unos guantes tal vez iba a disminuir la energía acumulada en mi interior, pero no me iba a distraer de mi deseo de perseguir a esos tontos universitarios —explicó—. Por eso preferí irme a una fiesta y divertirme con otros cuerpos, bebiendo y fumando, distrayendo a mi lobo de su enojo. Cuando Tadashi no pudo decirle nada más al respecto, Theron sonrió y tomó su vaso de zumo. —Sé que no es bueno que niegues los deseos de tu animal, pero... Estaría bien si te comienzas a preocupar un poco más por la imagen que muestras ante los demás —comentó, comenzando a comer con él—. Ante los ojos de los demás, solo eres un hijo de puta que te gusta divertirte y es bueno peleando, nada más —indicó y le observó—. Sé que tienes tu propio genio y personalidad, pero realmente no eres un mal chico como tratan de hacerte ver en los artículos. —No entiendo por qué debería de preocuparme por lo que dicen los demás —anunció encogiéndose de hombros—. Además, por qué estamos con cuentos, tengo una personalidad de mierda la mayor parte del tiempo, si yo lo admito, entonces tú también, Tadashi. —Como dije, puedes tener tu genio, pero no eres realmente una mala persona —expresó—. Y quiero que los demás vean eso —anunció. —No le quitaré algo a mi lobo y a mí mismo cuando nos hace sentir bien —declaró. —Pero... —Es eso o salir a morder a humanos, y no exactamente en un buen término —dijo como si nada. —Al menos deberías de cuidar un poco más tu imagen, ¿no? —pidió su entrenador—. Si sigues de la misma forma, acostándote con cualquier persona y luego deshaciéndote de ellos como si no fueran nada, el karma podría golpearte. —El karma no me golpeará, yo lo haré —aseguró con una gran sonrisa arrogante—. Además, esas personas que aceptan pasar una noche conmigo saben lo que quiero de ellos y aun así me siguen —argumentó y su entrenador negó. —Los sobrenombres que te han puesto no son agradables —comentó. —Y aun así, todo el mundo sigue yendo a mis peleas —sonrió Theron, una sonrisa muy parecida a la de su lobo. —Eres un caso perdido —suspiro finalmente Tadashi y Theron se carcajeó alegremente—. Esta noche, al menos estos días no vayas de fiesta —pidió. —¿Por qué? —preguntó, observándole curioso—. El entrenamiento y correr me mantenía bien, con mi lobo tranquilo, ahora que no podré cambiar para estirar mis patas, esa energía extra que se va acumulando necesito liberarla de otra forma o sabes lo que pasa —le recordó. —¿Y si te animo diciendo que te he conseguido una pelea? —preguntó, alzando una ceja. —¿Una pelea? —preguntó, alzando una ceja de forma interesada. —La que necesitas para subir a las grandes ligas y comenzar a pelear con personas realmente fuertes —respondió. —Sabes que nadie es más fuerte que yo, mi naturaleza no deja que ningún humano me gane —expresó arrogantemente con una sonrisa satisfecha. —¿Y acaso crees que eres el único hombre lobo que sabe boxear? —preguntó con una expresión divertida—. Así como tú, otros pensaron en hacer de su vida el boxeo, y en este momento se encuentran en lo alto de la montaña, esperando ser desafiados para seguir escalando —expresó. Y j***r, la promesa de una pelea digna que realmente si le hiciera sudar, llamó la atención tanto de Theron como la de su lobo. —Pero claro, para llegar hasta ellos primero tienes que subir este pequeño peldaño, y para ello debes de cuidarte, entrenar y no distraerte —indicó su entrenador. Recargándose en el respaldar de su silla nuevamente, el hombre lobo contempló largamente a Tadashi en silencio. —Bueno, obviamente sabes cómo convencer a la gente —expresó, tomando una servilleta para limpiar sus labios—. ¿Cuándo es la pelea? —preguntó. —Domingo —respondió y Theron alzó una ceja. —Eso es en dos días —indicó—. Pensé que sería como en un mes o dos. —Ya tenías una pelea programada con un boxeador de este gimnasio, la cual cancelaron y retomaron ahora que consiguieron a un tipo más fuerte —explicó—. Me preguntaron si estaba bien con el cambio y que se mantuviera el día establecido y dije que sí —se encogió de hombros—. Te conozco lo suficiente como para saber que lo lograrás fácilmente. —Correcto —sonrió—. Entonces, supongo que debería de ir a entrenar y asegurarme de que estoy en el peso correcto, ¿no? —Tienes que patear esos culos creídos —sonrió su entrenador. —Hecho, pero no quiero a Gabriel dándome joda por lo de hoy —ordenó, cogiendo otro plato. —Termina de comer y ve al gimnasio, te estaré esperando —ordenó, levantándose de la mesa.
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