Rechino los dientes apenas le oigo gesticular aquello. Una oración que carga altanería, cinismo, autoridad y absoluta soberbia. Detengo la vista en el ventanal y observando un punto fijo en aquel cristal, lo ignoro. No quiero reparar en sus ojos, reflejarme en ellos y multiplicar el desdén que le profeso. Mientras menos contacto tenga con ese tipo, mejor. Mientras más tiempo obtenga para pensar qué demonios hacer, mejor también. —Rashid... —Escucho murmurar a Meredith, obedeciendo la orden del individuo cuya voz se mantiene en un tono sereno. Uno que no demuestra ninguna emoción. Si está furioso, o eufórico, pues difícil es saberlo al oírle hablar. —Tú no eres así. —Musita de forma tal que la frase escape del alcance de mi entendimiento. ¡Error de Meredith! Una de las pocas v