Capítulo Uno: Flashes.

3349 Words
Mamá Siempre lo supiste y me advertiste. Aún así, le creí. Te desobedecí. Me engañó y yo solo pude creerle como la estúpida niña que he sido toda la vida. Me detesto por ser así, patética. Para ser sincera no sé cómo llegué a estos extremos. Lo único que sé es que nunca quise ser así. Lo siento mamá, sé que deseabas tener una hija ejemplar, alguien que nunca te dejara en vergüenza como yo lo he hecho, y en serio lo lamento. Lamento que tu imagen se viera afectada por mis tontos impulsos y seguidos de estos mis actos quejumbrosos e inapropiados de todo el tiempo. Mi paradero, por ahora, debe seguir incierto para ti. Te quiero. Atte.: Bell ------ Derick... ¿A ti qué puedo decirte? Sé que también te decepcioné, de hecho a todas las personas que me rodean, pero solo tú me dueles más que cualquier otro ser, y compréndeme cuando te digo que nunca quise herirte, ni mucho menos, sino que las circunstancias se pusieron en mi contra, mi padre apareció de repente y no supe cómo mantener mi autocontrol, sabes que cuando se trata de ese señor es imposible no permanecer nerviosa hasta que aparezca y vuelva a irse como alma que lleva el diablo. La noche que escapé quise explicártelo todo, pero las palabras no salieron de mi boca, sabes que soy una cobarde de primera y ese "pequeño" defecto salió a la luz una vez más con esta situación. De corazón, te extraño y espero volvamos a ser los de antes algún día. Atte.: Bell ------- Marynet Contigo nunca sé cómo empezar, eres mi hermana de otra madre, me has acompañado en cada momento de mi vida, me has visto caer y contadas veces levantarme, conoces mi cobardía, mi inusual altanería y mi bipolaridad como ninguna otra persona (ni siquiera mi madre). La última vez que nos vimos no te dije lo que quería decirte con exactitud y agradezco al cielo que no hayas preguntado más allá, porque de ser así me habrías odiado aún más que ahora. Te pido por favor que me contestes en cuanto puedas, necesito tu ayuda urgente. Como también necesito tu perdón. Te quiero. Atte.: Bell Esos fueron los últimos mensajes que pude escribir en mi móvil antes de que este se apagara. Genial. Ahora tenía que buscar un lugar para recargar la batería. En momentos como este, detestaba no tener un cargador para autos.  Era de noche, y definitivamente no había ningún centro comercial abierto del cual pudiera "robar" electricidad de una estación de carga, así que decidí ir por lo más básico. Un restaurante de comida rápida.  Conduje lo más rápido que pude hasta Crazy Bug, estacioné y luego entré al establecimiento, celular y cargador en mano. Al estar dentro, me dirigí al aseo de damas, donde logré acceder, y lo conecté a uno de los tomacorrientes. Caí en la cuenta de que cargaba conmigo bastante dinero en efectivo, por lo que podría comprarme una hamburguesa de tocino con miel, mi debilidad más grande. Por cierto, mi nombre es Hanibell Laurenti. Gusto en conocerte. ... 2013 —Espera, ¡no te muevas!— Mi hermano mayor, Jayce, se encontraba frente a mí sosteniendo su tan preciada cámara profesional, la cual utilizaba para la universidad y para las cosas que según él eran importantes. Así es, se dejaba llevar por ese dicho de "una imagen vale más que mil palabras" —Eso es... Perfecto... ¿Sabes? adoro tu estilo, por eso he aquí...— sacó la fotografía instantánea de la cámara y la puso justo a mi vista —Tu estilo enigmático plasmado en papel para mi collage de esta semana, ¿Qué tal? Me ayudas aunque no lo creas, Belly...— dijo lo último soltando una risa pícara, pues sabe que odio que me diga así, sin embargo me lo dice desde que tengo memoria, es algo normal, ya he empezado a acostumbrarme un poco, que quede claro, solo un poco. —Sí, eso seguro, Jizzy. Siempre te he sido útil —hablé con burla hacia el pelinegro —Me vuelves a usar para uno de tus proyectos, se repite la historia por los siglos de los siglos... — exageré. —Ay, ¡Por favor! no seas dramática, unas cuantas fotos no dañan a nadie y lo sabes... además ¿Qué haría yo sin mi modelo más preciada?— dijo envolviéndome en un abrazo de oso —Sabes que te quiero ¿Verdad?— habló hundido en mi cabello para ese entonces largo y n***o como el de mamá. —Eres todo un cursi, Laurenti, no exagero. Pero sí, lo tengo muy presente— hablé suave mirándolo a los ojos —Después de todo, eres el adoptado y tengo que aceptarte tal y como eres— estallé en carcajadas y corrí mientras pude, sabiendo que me perseguiría hasta atraparme y convencerme de que yo era la adoptada, típica pelea de hermanos. ... Al recordar a mi hermano se me forma un nudo tremendo en la garganta, un ardor en los ojos me recuerda que aún tengo sentimientos y entonces lo sé, quiero llorar, estoy desesperada. Me encuentro en un sanitario algo arruinado de un restaurante de carretera... Al ver mi figura en el sucio espejo, el reflejo que me devuelve la mirada es tan solo una jugarreta del destino, recordándome a mi padre, por lo cual tomo el tinte y unas tijeras que compré de camino para lograr mi cometido. Echaré de menos el tono azabache. Salgo del servicio totalmente diferente, cabello corto con reflejos en amarillo, jeans, franela, vans y gafas negras. Mi bolso y mi chaqueta de cuero conmigo. Salgo del no tan reluciente lugar y tomo rumbo hacia uno de los autos de mi madre, el cual está estacionado a un lado del camino de tierra. Lo tomé para huir. El calor es hostigador, sin embargo, dejo las ventanillas del auto abiertas mientras sigo conduciendo hacia el horizonte ahora rojizo y crepuscular, como si este me diera esperanzas de un nuevo comienzo; pero muy dentro de mí, sabía que eso no era posible. Nunca pensé vivir lo que quedaba de mi adolescencia sufriendo, escapando, escondiéndome, en vez de en fiestas, con un novio o bebiendo hasta perder el control. ... Días atrás... —¡Hey, tú! ¡Quieta! He dicho que no puedes entrar sin una invitación— habló el gran hombre fornido de color que me miraba despectivamente el conjunto corto con lentejuelas plateadas y los tacones que llevaba puestos en este momento —Ni lo intentes, nenita, no te dejaré pasar—. Rendida por completo ante tal situación, decidí dejar las cosas como estaban. Caminé por la grava haciendo resonar mi calzado por toda la calle. Había dejado el auto a tres calles más abajo del club nocturno "Sexy Sunset" al cual hace unos momentos intentaba entrar, tenía algo importante que comunicarle a Marcus, el socio más cercano de mi padre. Este tenía las peores intenciones, lo mataría esta noche, sin piedad... Justo como aquella tarde había secuestrado a mi hermano en su cumpleaños, frente a decenas de personas. Por supuesto, quería impedirlo. Marcus, de ya sus cuarenta y siete años, fue como un padre para mí y Jayce. Él pasaba con nosotros muchas de las tardes, vigilando  nuestra casa por órdenes de Renedit... o debo decir, mi progenitor, el cual no le hacía justicia a su papel de padre, nunca lo hizo, en cambio Marcus demostró ser una buena persona, y de hecho, un buen ejemplo para nosotros, nos ayudó demasiado, por lo cual me siento en verdadera deuda con su persona. No puedo dejarlo ahí... tengo que hacer algo. Piensa, piensa... Sigo caminando y paso por un callejón algo oscuro, siento un escalofrío recorrer mi espalda de arriba a abajo, pero sigo de largo. Dos pasos más  y alguien me acorrala, apuntándome en la sien con un arma. —¡¿Cómo se te ocurre pasar por aquí a estas horas?! ¿Acaso estás loca, Bell? ¿No recuerdas que alguien de tu misma sangre me quiere matar y a ti te anda buscando? ¿Acaso se te olvida?— Marcus baja el arma y entonces lo envuelvo con un caluroso abrazo. —¡Estás bien, no puedo creerlo! Espera ¿Cómo sabes que quiere matarte? y más aún ¡Que me persigue!— pregunté sin aliento mirando al castaño. —Escucha, Laurenti, yo lo sé todo, y espero que por tu bien solo hayas venido a saludar y no a hacer una escenita de superhéroe— dijo, reprendiéndome con su mirada azabache —Recuerda que la clave de la supervivencia está en no andar en grupitos ¿Queda claro? Ya sé que viene por mí justo ahora y espero entiendas mi decisión, pero aquí lo esperaré hasta tenerlo cara a cara, y si ha de matarme después de eso, pues adelante, que lo haga, ya le he servido de mucho, desde luego. Será el destino quien elija por mí— habló fríamente con ojos cansados, tratando de comunicarme el cómo se sentía en ese momento —Te quiero ¿Sí? Recuérdalo, estoy muy orgulloso de ti y lo que has logrado tú sola escapando de ese desgraciado, ahora quiero que te vayas sin mirar atrás, ¿Bien? Hazlo por mí, Bell—. —¿Q-Qué? ¡No! ¡Nunca! no te dejaré a merced de esa bestia que tengo por padre. Tú eres mi verdadero padre, el único que se preocupó por mí, el que me crio y dio su ejemplo.... no quiero dejarte— hablé mientras las lágrimas surcaban mis mejillas —Eres parte de mi familia, no como ese ogro falso de Renedit...— desesperada miré su rostro sabiendo que no tenía opción  —Pero si eso es lo que quieres, lo cumpliré por ti, porque te respeto y te aprecio demasiado... Creo que estoy en el deber de hacerlo, de dejarte... pero quiero que sepas que para mí el único al que le debo de verdad decirle papá es a ti. Te quiero, Marcus— con eso dicho, me acerqué y le besé la mejilla a modo de despedida. Lo siguiente que hice fue sacar mis tacones y correr calle abajo hasta mi camioneta antes de arrepentirme de lo que acababa de hacer, desplomándome al estar dentro y llorar como nunca lo había hecho. Por suerte, Marcus siempre tenía un plan B. Nunca se dejaría atrapar así de fácil. Lo supe cuando horas después recibí un texto de su parte, diciendo que me esperaba cerca del arcade, en un área en la que no había estado. Conduje hasta allí rápidamente, y cuando por fin divisé la silueta de Marcus, me emocioné en demasía. Este me llevó hasta un búnker, donde dijo que podía y debía quedarme. Sinceramente, no fue tan buena idea rentar un apartamento cuando estoy escondiéndome de mi propio padre, así que le debo la inteligencia una vez más al querido Marcus. ...                                Mamá            23/07/ 2015           08:33pm ¡Nena! por fin sé algo de ti, estoy demasiado feliz de que hayas escrito. Debes entender que hagas lo que hagas siempre serás mi pequeña, no importa cuán mal te sientas, siempre voy a estar ahí para ti, prometo apoyarte en todo, pero por favor, regresa aquí... ¿Por qué te has ido? Te quiero mucho, cariñito mío, regresa junto a mí. ----                                          Derick      23/07/2015           02:36pm ¡Bell! ¿De verdad estás bien? ¡Dime por qué escapaste así! Hemos estado muy preocupados por ti, espero que lo sepas. Por supuesto que te perdono, eres mi mejor amiga, pero así como te digo esto, también te pregunto: ¿Por qué demonios no me dijiste que tu padre había vuelto? Sabes muy bien que siempre trato de entenderte lo mejor que puedo... solo esperaba que tuvieras esa misma confianza de contarme lo que te ocurría. Te quiere, Der. ----                     Marynet       22/07/2015      07:39pm Mi Dios ¡Estás viva! ¡Pensé que te había tragado la tierra! ¡Espero que traigas tu blanco trasero de vuelta en cuanto leas esto!...  Sabes que siempre te ayudaré, Laurenti ¿Qué necesitas? Mejor dicho ¿Desde cuándo Hanibell pide ayuda? Debe ser algo muy importante para huir así. Kisses, Net. ----- Actualidad No podía creer que me habían respondido, sin embargo, una duda me asaltaba con respecto a mi madre, pues ella siempre me llama Hani y, sobretodo, sí que sabía lo de Renedit, pues ella misma me había advertido sobre él días antes de esa tarde. Y de una cosa estaba segura, esa no era mi mamá. ... 16/07/2015 —¡Hani!  ¡Ven rápido!  Necesito ayuda con esto — habló mi progenitora desde la cocina, donde se encontraba cocinando a base de su libro de recetas, debo aclarar que mi madre no es muy buena en la cocina, por lo cual yo siempre le brindo ayuda en ese aspecto, ella es única, por eso la amo. —¡En un momento me tienes allá, Ginna!— grité desde mi habitación en donde me encontraba finalizando un proyecto de física que tenía pendiente para el inicio de clases. Al bajar las escaleras color caoba, me dirigí directamente hacia la cocina, en donde me encontré con mi madre en la isla de granito intentando hacer "carne asiática"  que se basa en pedazos de carne y tiras de vegetales al vapor. —Wow, calma, fiera. Ya te ayudo- me acerqué a ella y tomé el mango de la sartén de acero, la paleta de madera y probé un poco —Bueno, al menos no olvidaste la sal esta vez — le dije a punto de reírme  —Mentira, está perfecto, solo le falta un toque dulce y está listo— al parecer mi broma no le afectó ni un poco, estaba completamente seria. —Hani... Tengo que decirte algo importante— mi madre me miró con sus ojos zafiros intensos y ahora preocupados —Comamos primero—. —Claro...— hablé alargando la "o" un poco dudosa, ya que mi madre no suele ser muy seria como lo estaba en ese instante. Serví dos platos (ya que Jayce se encontraba con su novia) y nos sentamos en el comedor. Luego de unos minutos en completo silencio, la ojiazul por fin hizo amago de hablar. —Hani... Lo que tengo que contarte es con respecto a tu padre, Renedit. Lo que ocurre es que... no sé cómo realmente decírtelo sin que suene completamente trillado de mi parte... tu padre... es una persona mala, ¿Está bien?  Él...- . —Ginna, ya no soy una niña, lo que tengas que decirme, solo dilo—. —Bien... tu padre es el jefe de la trata de droga más grande la ciudad... y... temo por ustedes, mis niños, ya que me amenazó, diciendo que quería que tú fueras su sucesora y que iba a conseguirlo como fuera— habló con la voz entrecortada y con una mirada de total desespero —Sinceramente no sé qué más hacer que advertirte, lo siento mucho, soy la peor madre...- no pudo seguir hablando, pues de sus orbes zafiros habían derramado ya varias lágrimas. —Hey, no... no llores... por favor, después de todo estoy aquí, ¿no es así? estoy bien... tranquila— le susurré mientras le daba un abrazo para tranquilizarla- Aún me cuesta creerlo por parte de Renedit... Gracias por decirme, trataré de tenerlo en cuenta—. Luego de que se tranquilizara un poco, pude subir de nuevo a mi habitación a darle los toques finales al circuito eléctrico de física y mi madre fue como todas las tardes a sus clases de spinning, despidiéndose desde la planta baja. Dos horas después llamaron a la puerta y me dirigí hacia esta. Al llegar , miré por el ojo mágico, encontrándome con el rostro de mi progenitor y el rostro cansado de Marcus a su lado. Abrí y antes de que pudiera siquiera gesticular  alguna palabra, mi "padre" ya me estaba abrazando y en el mismo abrazo me llevó con él hasta la cocina y le dijo a Marcus que se retirara. —¡Bebé! ¿Cómo estás? tanto tiempo sin darte un abrazo, estás muy grande, toda una mujer— empleó su sonrisa más ancha, cual gato Cheshire y me dio un beso en la mejilla —Bueno, como te habrá comunicado tu madre, quisiera hablar contigo sobre un asunto muy delicado— habló ya más frío y calculador —Y como sabes, a mí me desagradan por completo las personas que se meten en lo que no les incumbe... como cierta hija mía lo hizo unas semanas atrás, y, te propongo un trato, yo me olvido por completo de que me encontraste in fraganti con este chico... ¿Owen, era su nombre? de todos modos no importa ya, sólo puedes saber que aún vive... y , a cambio de eso, serás sucesora y aprendiz de mi gran negocio— preguntó, o mejor dicho ordenó — Después de todo no quisiera hacerles daño... serías una gran líder ... piénsalo— y luego de eso se marchó, dejándome con una gran duda y sobre todo, temor. ¿Y ahora qué? pensé aterrada. ... El recuerdo todavía me revuelve el estómago, luego de eso, lo único que pude hacer fue una maleta para después huir en el auto de mi madre, sin tener el valor, siquiera de decirle que me iría, a nadie dije ni una sola palabra, aún así, sabía que mi vida corría peligro. Y de tantos errores que pude cometer en mi vida, solo uno se me vino a la mente pensé ser? ¿estará bien?... espero que sí> Todavía recuerdo el día que lo conocí, tan centrado en un libro con sus gafas hípsters, me pregunto cómo pudo meterse en las redes de mi padre, es decir si no era por inteligencia, aunque suene cruel no creo que tuviera otro motivo. Ahora me encuentro recostada en el techo del auto, mirando la estrellas con una cobija a mi lado. Estacioné justo a un lado de una carretera desierta, donde alguna vez Jayce, Marcus y yo vinimos de campamento cuando yo tenía diez años, fueron momentos muy felices, a decir verdad. Cómo quisiera regresar el tiempo. Aunque, después de todo, si lo hiciera no sabría con exactitud la clase de persona que es mi padre y le creería todo de nuevo, cosa que ni en sueños pienso hacer otra vez. No, nunca más. ... Nunca me había detenido a pensar en que extrañaría tanto a Ginna, mi madre, esa que de tan solo verla me hacía sonreír. Una de las razones por las cuales huyo, no quiero que le hagan ningún daño, tal vez y así me persiga solo a mí y no se le acerque a esa mujer maravillosa, a la que por ningún motivo pienso perder. Con ella tengo recuerdos increíbles, al igual que con Jayce. ... 04-07-2003 —¡Chicos! ¡Vengan a ver!— nos encontrábamos en Dynapark, un complejo de campamentos y remolques cerca de uno de los miradores  más grandes de todo el país, era ya de noche y mi hermano y yo salimos del remolque al llamado de Ginna. Apenas al llegar a su lado no cabíamos del asombro, ya que justo estaba empezando una lluvia de fuegos artificiales celebrando el día de la independencia, girando de aquí para allá las chispas de colores y explosiones agradables a la vista, creando un ambiente alucinante en aquél mirador. Desde allí podía observarse por completo la ciudad combinada por naturaleza y luces alumbrando las casas, simplemente increíble. —Wow, mamá, gracias por traernos aquí ¡Eres la mejor!— hablé a mis cortos cuatro años totalmente asombrada de lo que mis ojos veían. Momentos como ese quedarían grabados en mi memoria por mucho tiempo más, siendo ese unos de los mejores recuerdos de mi infancia. Lástima que no volverían a repetirse.
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