Aidan. Detengo el auto frente a la casa de Araceli, nos desabrochamos el cinturón de seguridad y antes de que abra la puerta del lado del copiloto, tomo una de sus manos evitándolo, lo que hace que ella me mire con curiosidad. — ¿Qué pasa, Aidan? — No quiero que termine la noche. — ¿Cómo dices? — Araceli, me la paso muy bien contigo, me gusta tu compañía. Admito con una leve sonrisa, ella también sonríe achicando un poco sus ojos, creo que me estoy_idiotizando cada día más. Y yo puedo confirmarlo. Alan, no es momento. Aparentemente, nunca es mi momento, cada que hablo, siempre me mandas a callar, moco. Eres un exagerado. — A mí también me gusta. Dice Araceli tímidamente regresando mi atención al momento, suspiro, me acerco un poco más hasta poder estar a centímetros de su