Aidan. Sonrío feliz al escucharla decir esas palabras, no espero más para besarla mientras mis brazos se enroscan en su cintura, ella me corresponde en lo que sus manos se enredan en mis cabellos, jalándolos un poco hasta que me veo en la obligación de alejarme para que podamos respirar de nuevo. — No te vas a arrepentir, Araceli. Susurro pegando mi frente al de ella, logro ver su hermosa sonrisa mientras sigue tomando varias respiraciones, la abrazo dejando un beso en su cabeza donde puedo oler de nuevo ese delicioso olor a Almendras, seguro que es el aroma de su shampoo o acondicionador. O quizás sean ambos, moco. Ya vas a empezar. Nunca terminé, moco, eres solo tú quién me hace a un lado. — Aidan. — ¿Sí, mi amor? Pregunto sintiendo cómo se tensa levemente entre mis brazos, e