—Noah… —susurró Alessia, mientras sentía su corazón bombeando en sus oídos. —¿Trabajas con la gerencia? —insistió él, pues se sentía muy confundido al verla ahí. Levantó la mirada y recorrió la oficina, buscando a alguien más, pero solo estaba ella—. Lamento haber venido, tal vez estoy interrumpiendo —se excusó Noah. Se sentía perdido de encontrarla ahí, además, si ella no lo había llamado antes, era porque no pensaba volverlo a ver y ahí estaba él, en la puerta de la misma oficina. —Noah, espera —lo llamó Alessia, sintiendo la urgencia de aclarar las cosas antes de que él se marchara—. No estás interrumpiendo. Solo… ven, siéntate un momento. Alessia le señaló la silla frente a ella y le sonrió de forma tensa. Nada la había preparado para tenerlo ahí y, maldición, sí que era un hombre