El tráfico estaba un poco congestionado, en especial, llegando a la bien concurrida y tradicional zona de casinos y hoteles de Las Vegas. Si no fuera porque Noah le solicitó al conductor que le avisara en la parada indicada por Oscar, él y Charlie habrían seguido derecho, pues las calles eran algo abrumadoras, muy diferentes a las de Aurora, su ciudad en Colorado. Charlie se aferró con fuerza de la mano de su padre y así caminaron hacia el gran edificio que se erguía ante sus ojos, con un gran letrero en el que se leía la palabra “ORION”. —¿En qué puedo ayudarlos? —preguntó Silvia al ver a Noah con su hijo. —Buenas tardes, he venido a las entrevistas —respondió Noah, mirando a los lados, pues estaba un poco perdido. —Oh, el ingreso al casino es por la siguiente puerta, este es el i