Trozos de sesos impactan en la ventana. La sangre lo ha hecho de la pared con numerosos diplomas. Y la pantalla del televisor en frente del escritorio sigue pasando la grabación de una niña con rizos más grandes que su cabecita. Su hermosa risa inunda toda la oficina. … Abro los ojos. Otro sueño. Otro día. Pero no despierto en mi cama como acostumbro a hacerlo, estoy en mi escritorio de trabajo, en el departamento que dejará de ser mío en un mes y unas pocas semanas. Me quedé dormida en posición de descanso, y lamentablemente soy de esas personas que babean cuando duermen. Una muestra fehaciente está en los bocetos arruinados debajo de mi barbilla. Tratando de arreglar el desastre del papel mojado, me inclino del espaldar con molestia y una incomodidad extrema se apodera de mí. De pront