se solicita esposa

JUNIO, 2019 BERLÍN, ALEMANIA. (Tres meses antes de la boda) Voy en mi auto recorriendo las luminosas calles de Berlín intentando despejar mi mente antes de llegar a espectacular 91.6; es la estación de radio en donde conduzco un programa que se ha vuelto muy popular en la ciudad, y claro, también se ha convertido en un escape a mi estresante dia a dia, pero sobre todo, a las locuras de mi padre. La luz roja de un semáforo me obliga a detenerme; me recargo sobre mi asiento mientras espero a que la luz cambie a verde otra vez. En medio de la espera, mis ojos se van hacia la carpeta que deje en el asiento del copiloto mientras un suspiro cansado escapa de mi garganta. — ¿Y ahora qué se supone que debo hacer? ¿a quién podría proponerle que firme este contrato?... ¿y como lo voy a decir?... Hola, si firmas este contrato te convertirás en mi esposa por tres años —. Río — ¡Mierda! ¿por qué siempre tengo que seguirle el juego a mi padre? —musito al aire después de golpear el volante con mis manos — ¿Por qué papá no es capaz de entender que no quiero una relación estable?, y mucho menos quiero tener una esposa. ¡Estoy feliz como estoy! —suelto mis pensamientos en voz alta tras recordar la fuerte discusión que tuve con mi padre más temprano en su oficina. FLASHBACK: —Hijo, justo la persona que quería ver —fue lo que expresó mi padre con euforia al verme. Eso me pareció muy extraño, mi padre es un hombre que nunca, pero nunca, se muestra feliz. Así que el hecho de que me recibiera con una enorme sonrisa mientras sus ojos centelleaban de alegria era algo que me ponía la piel de gallina, sin embargo, no deje que mi temor a lo que se avecinaba me controlara. —¿Qué tramas, papá? —cuestione serio. —Relájate hijo —se acerca a mi y palmea mi espalda— te lo dire sin rodeos —lo mire atento— Decidí que Antonio le dé lectura a mi testamento. —¿Ah? — solte confundido. —Ay, Dom. Algunas veces eres tan lento para entender las cosas. Supongo que por eso Jerrica se fue y no supiste la razón hasta el final —comentó burlón antes de encogerse de hombros. —Papá... —llamé su atención con los dientes apretados y mis manos hechos puños a cada lado de mi cuerpo. —Bueno, bueno. No lo dije para pelear —. Rueda los ojos y se aleja de mi rumbo al sillón de descanso que tiene en su oficina— Antonio le dará lectura a mi testamento porque decidí repartir mi herencia en vida. —¿Para qué? —le sigo y me siento en la silla frente a él. —Porque es mejor así. No quiero que luego se estén peleando por dinero. Ah... y para que estés advertido, solo podrás tener acceso a la herencia una vez mis tres hijos estén casados. —¿Qué?. ¿Te has vuelto loco papá? —reclame molesto —¿eres consciente de que nada más falto yo por casarme? Y no es como si tuviera intención de hacerlo pronto. —Si, lo sé —. Responde como si no le importara. —¿Y entonces? ¿cómo quedo yo? —pregunte cruzando mis brazos en mi pecho y arqueando una de mi cejas. —Simple, si no te casas no tocarás tu parte herencia, ni siquiera después de mi muerte. —¡Maldición papá!. ¿Por qué siempre tienes que imponer tu voluntad?. Estudie economía por ti, estoy al frente de las compañías internacionales porque así lo quisiste... y ahora me tengo que casar solo por que es lo que quieres. —Si —. Contestó como si le divirtiera mi enojo. —Pues, lamento mucho decirte que está vez no obtendrás lo que quieres de mi —le aseguro con postura firme. —¿Seguro? —inquiere irónico—¿puedes vivir tu vida sin los lujos a los que tan acostumbrado estás? ¿perder tu cargo dentro de la corporación Snyder?.... o peor aún, ¿podrías vivir de lo que genere esa estación de quinta que compraste? —Si —respondo sin titubear. —Ya lo veremos —Se levanta del sillón y camino molesto hacia la puerta — Igual debes estar presente en la lectura del testamento, será dentro de dos dias. Ahora, necesito que me dejes solo, tengo mucho por hacer — expresa abriendo la puerta para que me vaya. —Bien. Hasta entonces, papá —le respondo antes de salir de la oficina dando fuertes zancadas. Después de salir de la oficina de mi papá me fui directo a la mia, una vez allí, me deje caer sobre mi silla, cerré mis ojos y sobe mis sienes con mis dedos índice y medio. Quería relajarme pero la verdad es que las palabras de mi padre resonaban en mi cabeza: " vivir una vida sin los lujos a los que estoy acostumbrado, perder mi cargo". No habían pasado ni quince minutos y ya estaba empezando a dudar de mi decisión... pero, ¿por qué abandonarlo todo?. Soy el vicepresidente de la corporación Snyder, mi padre aún ocupa la presidencia, pero como ya no quiere viajar, me delegó el mando de las empresas internacionales que forman parte de la corporación. ¿quiero dejarlo todo? —No. No puedo renunciar solo porque mi papá quiere que me case, he sacrificado mucho como para rendirme a estas alturas del partido —me digo a mi mismo mientras comienzo a redactar un documento en mi ordenador — él quiere que me case. Bien, lo haré. Pero será bajo mis términos. FIN DEL FLASHBACK. Y así fue como termine redactando un contrato para esposa... pero sin candidata. —Y si se lo propongo a aquella chica... a Summer —. Murmuro recordando a la joven hermosa que forma parte del personal docente de la academia de mi madre. Es la más joven del personal, y ciertamente muy talentosa, pero escuche que se lesionó la rodilla durante un ensayo... así que debe estar necesitando generar ingresos mientras está en recuperación. El sonido de un claxon llama mi atención y es cuando caigo en cuenta de que la luz del semáforo ya está en verde y debo avanzar. —Summer, Summer. Pronto te ganarás la loteria- pienso en voz alta sonriendo tanto que mis mejillas van a doler en cualquier momento.