el multimillonario 2

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Blurb

Secuestrada hace seis años en Rusia, Lily nunca ha logrado olvidar al hombre que la salvó, y que la acecha en las noches desde aquella noche oscura en la que con sus grandes manos acarició su rostro, obligándola a prometerle que nunca volvería.

Hoy, Lily sabe que se arriesga al ir a conocerlo.

Solo que ella no logra resistir este peligroso deseo de volver a ver a este hombre con la mirada diabólica.

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  22 de mayo de 2011 El crepúsculo se hizo más espeso a medida que pasaban los minutos. Los callejones se estaban volviendo oscuros. Con los ojos nublados, la visión borrosa, a Lily le costaba saber dónde estaba. Con miedo en el estómago, incapaz de controlar sus sollozos, Lily sintió que el coche se detenía. Volvió la cabeza temblorosa hacia el conductor y se puso el vestido arrugado. Atrapado en la oscuridad, el hombre se desabrochó el cinturón y se volvió hacia ella. A la tenue luz de las farolas, Lily vio que sus misteriosos ojos verdes se clavaban en los de ella. Ella sollozó, su corazón latía con tanta fuerza que le dolía. Una crueldad sin precedentes brilló en sus ojos. - Por favor… susurró cuando él aplastó su gran mano sobre su cabello empapado. Acarició su cabello, una sonrisa enojada en su boca. - Justo detrás de ti está la Embajada de Estados Unidos. Dijo con ese acento ruso que no dejaba de asustarlo. Le puso las manos a ambos lados de la cabeza para sujetarla con firmeza. Lily miró hacia abajo. - Les dirás lo que te pasó evitando ciertos detalles. Explicó, obligándola a mirarlo. - Vas a decirles que un coche te ha dejado aquí y que apenas tienes recuerdos de las últimas veinticuatro horas, sé vago, ¿se entiende bien? Sin saber si lo torturó haciéndole creer que la iba a dejar ir, Lily asintió valientemente, mientras las lágrimas continuaban cayendo por su rostro. La soltó y salió del vehículo. Lily aprovechó la oportunidad para tomar aire bruscamente. Su sombra se cierne al lado de su puerta. Con un brazo alrededor de su cintura, la sacó del coche y la puso en la acera descalza. Había perdido sus zapatos unas horas antes cuando otro hombre más joven se la quitó por la fuerza y la golpeó en la cara. Pero si su secuestrador la había petrificado de miedo, el que estaba frente a ella la aterrorizaba totalmente. Su complexión se destacaba a la sombra del callejón silencioso. Con los ojos bien abiertos, tropezó contra la pared de piedra cuando él reanudó la acariciación de su cabello. - Qué edad tienes ? Susurró, pasando la mano por su rostro, apoyando los dedos en sus párpados, obligándola a cerrar los ojos. - Dieciséis años hoy. Ella respondió, apretando los ojos con fuerza. Volvió a poner las manos en sus mejillas y echó la cabeza hacia atrás para que fuera ella quien lo mirara. - Una cosa tan pequeña ... Lily dejó de respirar y creyó que su muerte estaba cerca cuando él apretó con más fuerza sus mejillas. - No vuelvas nunca más aquí, ¿está claro? - O si. - Promételo. La garganta estaba tan adolorida que no podía emitir ningún sonido. Se tambaleó, sus piernas perdieron su última fuerza. - Lo prometo. Respirando bruscamente, cerró los ojos, incapaz de mirarlo por más tiempo. Cuente hasta veinte ahora. Ordenó con firmeza. Lily comenzó a contar con voz temblorosa mientras sus poderosas manos se alejaban gradualmente de ella. - Feliz cumpleaños Lily… escuchó en las profundidades, mientras seguía contando llorando. Cuando terminó, volvió a abrir los ojos y tuvo que frotárselos con los dientes castañeteadores para comprobar que estaba sola. El hombre había desaparecido. Lily se deslizó contra la pared, tratando de recuperar el aliento. Violentos sollozos la asaltaron, se levantó con los pies ensangrentados y logró llegar a las puertas de la embajada, luego una mujer corrió hacia ella, con el rostro pálido, desenvainando su arma. Sus oídos zumbaban tan fuerte que la voz de este agente lo alcanzó en cámara lenta. - ¡A todas las unidades creo que tengo secuestrada a la joven esta mañana! Lily cerró los ojos y se contuvo de la mujer antes de colapsar en el suelo. Seis años después: Como una pared infranqueable, como si una fuerza la obligara a no ir más lejos, levantó el pie y atravesó las puertas del aeropuerto con una respiración profunda. Levantó la cabeza, barrió el panorama, inhaló y reprimió un grito cuando un transeúnte la empujó. Pasándose un mechón detrás de la oreja, se entregó a la compostura en este momento al no insistir en este incidente. - ¡privyét señorita! Lily se volvió y asintió con la cabeza a la mujer que sostenía una cartera con una sonrisa en su rostro. - Buenos dias. - ¿Eres Lily Anderson? Bienvenido a Rusia, estoy encantado de conocerte. Ella dijo, extendiendo su mano hacia él. Espero que tengas un buen viaje ? ¿Espero que esté listo para su artículo? Lily respiró hondo e inclinó la cabeza. - Estoy listo... - ¿Espero que este pequeño estudio sirva? Por favor ? Carmen dijo una vez que llegó a su destino. En otra parte, Lily negó con la cabeza y escaneó el estudio, forzando una sonrisa. - Perfecto. Aseguró depositando su maleta cerca del sofá. Carmen sonrió. - Estoy realmente encantada de que Sandrine pensara en mí para darte la bienvenida, debo admitir que me sorprendió. Confió escribir en sus fichas. ¿Sería demasiado curioso preguntarse sobre qué va a escribir? - Bueno, todavía lo ignoro para ser completamente franco. Mientras miraba por la ventana que daba al centro de la ciudad, Lily sintió que su corazón se redoblaba en intensidad. - Bueno, espero que me lo digas pronto. Tengo que irme ahora. Necesitas algo más ? - No, gracias por patrocinarme para mi llegada Carmen, si hay algo, te llamo. Lily le ofreció un delicado apretón de manos y la acompañó hasta la puerta. Una vez sola, Lily respiró hondo y se quitó el abrigo. Sacó algunas cosas de su maleta y rápidamente se puso un pijama. Su primer gesto fue encender su computadora y releer este artículo que conocía a coro. Convencida de que su secuestro seis años atrás había alterado su percepción año tras año, Lily había llegado a reconocer lo impensable. No había pasado una noche en seis años sin que ella soñara con este hombre que técnicamente la había salvado. No pasaba ni un segundo sin que ella pensara en ese día grabado para siempre en su memoria. De este artículo publicado tres días después, informando a Rusia de la muerte de un hombre, y no cualquiera. Su secuestrador, asesinado en circunstancias espantosas. Pura coincidencia había pensado en el primer año después de su secuestro. Pero mucho después, su corazón casi había dejado de latir cuando vio el rostro de este hombre en la prensa, a quien había reconocido por sus penetrantes ojos verdes. Como en sus vagos recuerdos de esa noche oscura, exudaba un poder despiadado. Su rostro formidable, cincelado por los años, tuvo la fuerza para hacerla temblar a través de su pantalla. Sus pómulos altos y protuberantes, una mandíbula musculosa, diseñada para asustar a la gente, cabello tan n***o como el pelaje de un cuervo, un rizo deliberadamente sombreado por una barba creciente ... una estatura imponente, brazos mucho más vigorosos que la época. Lily tomó su taza de café y tomó un sorbo, exhalando trago a trago. "Vladimir Yankovsky: el multimillonario ruso compra una de las discotecas más grandes de la capital" Lily no pudo evitar hacer zoom en la foto. Ella tocó su mejilla, todavía recordando su gran mano en su cabello. Al darse cuenta de que se enfrentaba a un peligro enorme, Lily se pasó la mano por el pelo mientras escribía su nombre en la barra de búsqueda y aparecieron muchas fotos. ¿Por qué lo había salvado? En ese momento, Lily había tenido que afrontar, con los ojos vendados, un acalorado intercambio entre su carcelero y el que debería haberse convertido en uno. Un mafioso ... le dijo el hombre riendo diabólicamente. Luego recordó haber sido arrastrada por la fuerza hacia el hombre cuyo olor permaneció a su alrededor seis años después. Su psicólogo no había encontrado nada malo en ella. Por qué ? Porque había encerrado deliberadamente a este hombre en su cabeza sin siquiera describirlo a la policía. La curiosidad y el deseo lo habían traído de regreso a Rusia, impulsado por este artículo que estaba a punto de abrirle la última oportunidad para volver a verlo. Lily suspiró, suplicando locura. ¡Sí, eso fue todo! Ella estaba loca. Con un gesto nervioso, cerró la computadora para escapar de la mirada del hombre y le pasó una mano por la frente sudorosa. Se envolvió  y fue a la ventana. El crepúsculo le recordaba al de ella ... el que nunca olvidaría. Volvió la mirada hacia el sofá y observó desde lejos sus hojas esparcidas. Mañana se arriesgaría a volver a verlo, con la esperanza de que este encuentro pudiera extinguir para siempre la imagen que la perseguía cada noche, cada hora de su vida. Ya no era la adolescente aterrorizada, al menos eso esperaba ...

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