Luna Verdadera

4

Pareja

Miré mi reloj y vi que eran las 11 pm. ¿Quién estaba aquí tan tarde?

Quité las cubiertas y fui hacia la puerta de mi habitación. Las abrí a tiempo para escuchar la voz de mi hermano.

— ¿Logan?— dijo él. — ¿Qué haces aquí?

— ¿Dónde está ella? ¿Dónde está Emma?— preguntó Logan nervioso.

Su voz fue el sonido más increíble que he escuchado. Era como música para mis oídos. ¿Qué me pasaba? Nunca sonaba así antes. Debe haber sido porque estaba cansada.

Pero sonaba frío, apresurado. No sabía por qué me buscaba, pero tenía la sensación de que estaba en problemas. Pero no hice nada malo.

— ¿Emma?—, preguntó mi hermano. —Está durmiendo. ¿Por qué?

Podía escuchar sorpresa y confusión en su voz.

Comencé a caminar hacia las escaleras y de inmediato fui golpeado por el olor más increíble, agujas de pino y nieve. Olía como un bosque invernal.

'¡Pareja!' Eliza gritó en mi cabeza.

'¿Qué?' pregunté y me congelé.

'Es Logan, Emma. Él es nuestro compañero. Ve hacia él', dijo Eliza emocionada.

¿Logan? ¿El Alfa? ¿Él es mi compañero? ¿Soy una Luna?

Tenía un millón de preguntas en mi cabeza. Mis pies comenzaron a moverse en contra de mi voluntad. Era como si algo me estuviera atrayendo hacia abajo. Bueno, no algo. El vínculo de pareja.

—Despiértala—. Gruñó Logan. — ¡Ahora!

Sonaba enojado. ¿Por qué estaba enojado?

—Estoy despierta—, dije y comencé a bajar las escaleras.

Me detuve en medio para mirar a Logan.

Todo cambió cuando miré sus ojos. Ahora él era el centro de mi mundo. Era todo. Sentí una increíble necesidad de tocarlo, de estar en sus brazos.

Quería correr hacia él, pero me detuve cuando vi lo fría que estaba su mirada. ¿Qué estaba pasando?

— ¿Logan?—, lo llamó mi hermano.

—Ella es mi pareja—, dijo Logan entre dientes.

Mi hermano jadeó y me miró. Asentí y miré de nuevo a Logan. Estaba parado allí mirándome con una expresión fría en su rostro. Tenía los puños apretados y su postura era rígida.

No me quería. Por eso estaba tan enojado, no era lo suficientemente buena para ser su Luna.

—Emma—, llamó mi nombre Andrew. —Ve a tu habitación. Ahora.

Debía haber visto lo enojado que estaba Logan y quería hablar con él al respecto. Me di la vuelta y subí las escaleras de nuevo.

Pero no había forma de que volviera a entrar a mi habitación. Quería escuchar lo que diría Logan, aunque tenía la sensación de que sabía lo que diría.

Los escuché caminar hacia la cocina y me senté en la parte superior de las escaleras. Podría escucharlos hablar y, con suerte, estarían concentrados en su conversación y no podrían escucharme o detectarme. Solo tenía que estar muy quieta.

Abracé mis rodillas y esperé.

—Habla—, dijo mi hermano fríamente. — ¿Cómo lo supiste antes de verla siquiera?

—No sé—, suspiró Logan. —Pude sentirla y olerla. Sucedió hace aproximadamente una hora. Al principio pensé que me estaba volviendo loco, pero luego decidí seguir ese olor. Lo supe con certeza cuando me acerqué a tu casa. Leon comenzó a volverse loco.

—Eso es extraño—, dijo mi hermano. —Normalmente los compañeros se reconocen cuando se ven. No pueden sentirlo antes.

—Lo sé. Pero yo sí pude—, gruñó Logan.

Mi hermano suspiró.

— ¿Por qué estás enojado?

—Ella no puede ser mi Luna, Andrew—, dijo Logan.

Mi corazón se rompió. Abracé mis rodillas aún más fuerte. Sentí lágrimas cálidas correr por mis mejillas. Nada duele como el rechazo de tu pareja, tu compañero.

— ¿Qué? ¿Por qué?—, preguntó mi hermano enojado.

—Ella es una niña—, dijo Logan. —No es lo suficientemente fuerte para ser una Luna. Necesito a alguien más fuerte.

—Me estás tomando el pelo, ¿verdad?— gritó mi hermano. — ¿Vas a desechar el regalo de la Diosa porque no crees que ella sea lo suficientemente fuerte?

—Es por la manada—, dijo Logan con calma. —Sabes que nuestra manada necesita un liderazgo fuerte. Especialmente ahora que los renegados atacan con más frecuencia.

—El Alfa siempre es más fuerte cuando tiene a su Luna a su lado—, gruñó mi hermano.

—Lo es. Y yo tendré a mi Luna—, dijo Logan. —Estoy pensando en tomar a Sienna como mi compañera elegida.

Mi corazón dejó de latir. Estaba eligiendo a otra loba en lugar de mí. Y no cualquier loba. Sienna. Ella quería deshacerse de mí y lo hará. Se convertirá en una Luna y me exiliará de la manada. Tal vez incluso me mate cuando descubra que soy la verdadera compañera de Logan.

—¿Por qué no lo hiciste antes si crees que ella será una gran Luna?—, preguntó mi hermano enojado.

—Quería esperar a mi verdadera compañera—, respondió Logan. —Para ver si tenía una loba fuerte como regalo. Pero ahora que veo que no es el caso, puedo elegir libremente a otra persona.

—No puedo creer esto—, dijo mi hermano en voz baja.

—Sabes que tengo razón, Andrew—, dijo Logan. —Sabes que tú, yo y Sienna seremos grandes líderes, y la manada se beneficiará enormemente de nuestro liderazgo. No podemos hacer eso con tu hermana, solo tiene dieciocho años.

Mi hermano no dijo nada, y creo que estaba de acuerdo con Logan. Pensaba que no era lo suficientemente fuerte. No pensé que mi corazón pudiera romperse aún más. He oído suficiente. Me levanté y caminé hacia mi habitación.

Mi corazón se deshacía en un millón de pequeños pedazos. No creía que alguna vez pudiera volver a unirlo. Y él aún no me ha rechazado oficialmente. No sabía cómo sobreviviría cuando lo hiciera.

Los compañeros pueden rechazarse entre sí. Aunque no rompen el vínculo. Nada lo hace. Son solo palabras. Pero te hace saber que tu compañero no te quiere, y es horrible. El vínculo está vivo, pero no puedes hacer nada al respecto.

Ser exiliada por Sienna y convertirme en una renegada de repente no sonaba tan mal. Era mejor que quedarme aquí, viéndolos juntos. Eso me mataría lentamente.

‘Eliza’, llamé a mi loba. ‘¿Estás bien?’

‘No, Emma’, gimió ella. ‘Me duele.’

‘Lo sé’, dije. ‘Lo siento.’

‘Su lobo nos quiere’, gimoteó. ‘Leon nos quiere. Es Logan quien está luchando contra el vínculo.’

No respondí y sentí cómo se alejaba más en mi mente. No creía que volvería a oír de ella esta noche. Necesitaba sanar.

No podía quedarme aquí. No podía ver a mi hermano. No podía verlo a él.

Rápidamente me puse unas mallas, un buzo y zapatillas. Agarré una chaqueta de mi armario y abrí la ventana.

Mi habitación estaba en el segundo piso, pero debajo había un techo. Siempre salía por ahí de manera furtiva cuando mi hermano me prohibía salir con Amy. Nunca me descubrió. Esperaba que esta noche fuera igual.

Con cuidado, salí al techo y empecé a bajar. Tenía que ser muy cautelosa para no hacer ruido. Estaba en una casa con un hombre lobo Alfa y un Beta. Su oído era aún mejor que el de los demás hombres lobo. Solo esperaba que siguieran hablando y estuvieran concentrados en su conversación.

Bajé y empecé a caminar hacia el bosque. Había una cueva cerca a donde siempre íbamos Amy, Jake y yo cuando queríamos estar solos. Necesitaba ir allí y pensar.